Estudios canónicos del español salvadoreño (2004)

Estudios canónicos1 del español salvadoreño

Por: Raúl Ernesto Azcúnaga López2 Universidad de El Salvador raulazcunaga@uesocc.edu.sv
Ponencia del Congreso Nacional de estudiantes de Letras de la Universidad de El Salvador, 1 de octubre de 2004.

I. ¿Qué son los estudios canónicos del español salvadoreño?
A manera de sentencia se repite que “la ciencia que no se aleja de sus orígenes no ha avanzado”; este enunciado es un intertexto del mito griego del necesario parricidio para pasar al frente. La lingüística del siglo XX, ciertamente, ha dado muestras de esto reinventándose como ciencia en más de una ocasión, desde la publicación del Cours de linguistique genérale de Saussure (1915 ), hasta llegar hoy en día, principios del siglo XXI, a toda una polifonía de teorías tratando de encontrar el tono adecuado para cantar a la lengua. A poco más de cuatro décadas de haber salido a la luz el trabajo de Saussure, un joven de menos de treinta años estaba echando al traste, sin dejar piedra sobre piedra el estructuralismo (norteamericano), Noam Chomsky (Syntactic structures, 1957), y después del fugaz paso de Chosmky por Vietnam las aguas otra vez se movieron, en la dirección de las tesis de la escuela de Praga de 1928 (Travaux du cercle lingüistique de Prage,1929): el funcionalismo. En la actualidad la torre de Babel no sólo es entre las lenguas, sino entre los lingüístas. En El Salvador, como en un mundo paralelo, sin lo vertiginoso de la teoría lingüística general, con el mutismo que raya en el contra sentido de la historia y la vida, han surgido intentos por visualizar ese objeto de estudio que es la lengua, antaño privilegio de monjes, eruditos e iniciados. Sin la coraza virtual que la teoría moderna brinda para atacar la realidad, en el cuerpo a cuerpo de la batalla, distintos estudiosos salvadoreños pelearon con el ángel de la lengua salvadoreña por una bendición.
1. Según el diccionario por canon se entiende la regla o precepto; el conjunto de normas o reglas establecidas por la costumbre como propias de cualquier actividad. Par nuestro caso los estudios canónicos del español salvadoreño son los estudios que tradicionalmente se han considerado como la explicación para nuestra forma de hablar, y que con el paso de los años se ha tomado como la explicación dada, como el modelo, sin más.
2. Profesor de Lingüística en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente, candidato a Doctor en Artes y Letras de América Central con énfasis en Lingüística Teórica por la Universidad Nacional de Costa Rica.
En términos generales se presentan en la investigación sobre nuestro español dos momentos claramente diferenciados que se relacionan con el desarrollo mismo del estudio de la lengua (la teoría) en esta parte del mundo (Cfr. Azcúnaga 2003: 5): los estudios de índole normativo-academicista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y los de mayor rigurosidad científica de la segunda mitad del siglo XX en adelante. Los primeros se desarrollaron con la pretensión de señalar y corregir todas aquellas expresiones que se alejaban de la norma culta; entre los principales trabajos se destaca el Diccionario de provincialismos y barbarismos centroamericanos y ejercicios de ortología clásica (1910) de Salazar García. Dentro de los segundos, de tipo descriptivista, los trabajos de Geoffroy Rivas (1969, 1975, 1978, 1987, 1998) son los estudios más relevantes. Geoffroy Rivas basa sus investigaciones en los principios de la relación entre el lenguaje y la sociedad de Sapir enmarcan (1921). Geoffroy Rivas (1901-1979) sobresale entre el grupo tan selecto, como desconocido, de estudiosos del español salvadoreño, tanto por sus por sus publicaciones como por lo controvertido de su vida política, poética y periodística. Tomado del “Diccionario de autoras y autores de El Salvador” Cañas Dinarte (2002).

Geoffroy Rivas es uno de los estudiosos más citados y quizás más conocidos cuando se habla del náhuat de El Salvador y del español salvadoreño en el país. En los estantes de bibliotecas públicas y de casas de la cultura, el único. El trabajo lingüístico de Don Pedro se ha vuelto en una especie de libro del pueblo del habla salvadoreña: Toponimia náhuat de Cuscatlán (1961), El español que hablamos en El Salvador (1969,1975,1998) y La lengua salvadoreña (1978,1987,1998).

Entre la vasta producción periodística, académica y poética de Geoffroy Rivas, para Lara Martínez (2001, ponencia) “en el terreno de la antropología, sus trabajos más elaborados son los que se centran en la lingüística descriptiva. Sus aportes más originales son varios léxicos o diccionarios sobre el náhuat o pipil de El Salvador, y sobre el español coloquial o lengua hablada”. Ciertamente, Geoffroy Rivas es quizás el único académico salvadoreño en estudiar los distintos niveles del español salvadoreño y tener dos publicaciones al respecto. Además, de que sus libros hayan sido reeditados y sus teorías y explicaciones a la mejor manera de un Dionisio de Tracia no se discutan, sino se admiren y repiten. Geoffroy Rivas es el fundador y pionero de los estudios del español salvadoreño, si bien hay trabajos anteriores, que hoy se pueden tildar (algunos) de mayor rigor aún que los de Geoffroy Rivas (Bonilla (1950), González Rodas (1963); Canfield (1953,1960); la labor de Geoffroy Rivas lo ha situado en este sitial para la posteridad.

II. Relectura de los estudios canónicos del español salvadoreño

Geoffroy Rivas en sus estudios parte del reconocimiento del español salvadoreño como variante del idioma español “La lengua salvadoreña es una de las variantes del español que se habla a lo largo del continente americano” (1987: 7) y en su producción lingüística general, se entrecruzan los estudios del náhuat y del español, esto lleva a una correspondencia entre sus publicaciones, como se observa en las fechas de sus escritos (cfr. Lara Martínez 2001):
-Algunas toponimias salvadoreñas, Sábados de Diario Latino, 9 de noviembre de 1957. -¿Pipil versus nahuatl? Sábados de Diario Latino, 30 de noviembre de 1958. -Origen y evolución de las lenguas romances, La Universidad, Revista Trimestral de La Universidad de El Salvador, Año LXXXII, Nos. 3-4, julio-diciembre de 1958: 207-214. -El pipil de la región de los Itzalcos por el Profesor Próspero Arauz. En: Próspero Arauz. El pipil de la región de los Itzalcos. San Salvador: Departamento Editorial del Ministerio de Cultura, 1960: 7-14. -Toponimia nahuat de Cuscatlán. San Salvador: Editorial Universitaria, 1961. Segunda edición, aumentada y corregida: Dirección de Publicaciones, 1973. -Toponimia nahuat de Cuscatlán de Geoffroy Rivas. Tribuna Libre, 12 de noviembre de 1961. -Discurso pronunciado en la Academia Salvadoreña de la Lengua. Cultura, Revista del Ministerio de Educación, No. 39, enero-febrero-marzo de 1966: 13-26. -Fonología del masiewalli de nahuatl de Tetelcingo. Anales, Publicación del Patrimonio Cultural, Nos. 42-48, 1968-1975: 83-99. – El nawat de Cuscatlán. Apuntes para una gramática tentativa. Salvador: Dirección de Publicaciones, 1969. – El problema del origen y evolución del lenguaje. Centroamericanos, Nos. 305-306, Año 29, 1974. – El español que hablamos en El Salvador. San Salvador. Dirección de Publicaciones, 1975. – La lengua náhuat. La Cofradía, Publicación de la Administración del Patrimonio Cultural, No. 8, agosto de 1977. – La lengua salvadoreña. San Salvador: Dirección de Publicaciones, 1978.

Los trabajos de Geoffroy Rivas sobre el español salvadoreño, como ya se mencionó, se enmarcan en la explicación del español americano propuesta por el humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña, según la cual:
“en América hay cinco zonas dialectales: el carácter de cada una de las cinco zonas se debe a la proximidad geográfica de las regiones que las componen, los lazos políticos que las unieron durante la dominación y el contacto con una lengua indígena principal” (Henríquez Ureña 1921:357-390).

El Salvador, junto a México, Nuevo México y la mayor parte de América Central pertenecen a la primera zona (de norte a sur) bajo la influencia del náhuat. Sin embargo, en las notas de La lengua salvadoreña no se hace referencia alguna al dominicano y El español que hablamos en El Salvador carece de cuerpo bibliográfico. Al hacer una lectura integrada del trabajo de Geoffroy Rivas, como un solo texto, se encuentra que en el discurso de incorporación a la Academia salvadoreña de la lengua (1966) –que sirvió de base para la publicación de El español que hablamos en El Salvador(1969)-, Geoffroy Rivas desarrolla su concepción teórica lingüística básica:
1. Crítica a la concepción purista de la lengua, léase a la gramática tradicional.
“Los gramáticos suelen protestar airadamente por los atropellos que hablantes y escritores cometemos a diario, violando las sagradas normas que rigen el hablar y escribir correctamente el idioma.” (…) Quienes luchan inútilmente por la “conservación del idioma” olvidan que están frente a un fenómeno histórico, cambiante y multiforme, que sólo puede ser conservado cuando ha muerto” (1966). Texto repetido en El Español que Hablamos en El Salvador, (EEHES en lo que sigue) (1969: 3-4).
2. Relación entre lenguaje, pensamiento, cultura y sociedad. Geoffroy Rivas, con base a ideas Sapir (Lenguaje; introducción al estudio del habla 1921) escribe:
“…el lenguaje, tiene desde luego, un escenario (…) este escenario posee, a su vez, un marco perfectamente delimitado: el marco cultural, la cultura del grupo (…) esto no quiere decir que exista una relación forzosa entre lengua, sociedad y cultura. Tampoco significa que haya una relación de causa a efecto entre cultura y lenguaje” (1966). Texto repetido en EEHES (1969: 4).
3. Conceptos de “substrato”, “superestrato” aparejados a la vinculación sociedad, cultura y pensamiento.
“Los lingüístas han estudiado las consecuencias del contacto (…) la observación ha demostrado que una lengua que extiende a expensas de otra conserva sus rasgos fundamentales, desde el punto de vista fonético, morfológico y lexicográfico, pero que evoluciona de manera distinta, según sea la lengua con la cual entra en contacto. Muchas de las características adquiridas en el curso de esta evolución, pueden, por tanto, atribuirse a la persistencia de hábitos de pensamiento, de pronunciación y de expresión de los individuos que adquieren el nuevo idioma” (1966). Texto repetido en EEHES (1969: 6).
4. El español de América sujeto a una serie de procesos de tipo sociocultural, de mestizaje y cambio.
Si bien Geoffroy Rivas parte del reconocimiento de factores diversos en la conformación del español de América (marinerismos, voces caribes, conformación de una lengua franca o de compromiso en España) (La Lengua Salvadoreña 1987: 7-14) es en la influencia de las lenguas indígenas en donde visualiza el pilar para la comprensión del español americano. Refuta a Amado Alonso la consideración de la nivelación realizada por todos los expedicionarios en el siglo XVI como la base de los modos de hablar el español en América, señalando que:
“El ilustre maestro español soslaya considerar la participación de las lenguas indígenas en los cambios sufridos por el español en América” (1987: 10).
De la influencia de las lenguas indígenas –dice en la Lengua salvadoreña- en la misma argumentación:
“sí es necesario hablar, porque no se trata solamente de la incorporación de indigenismos sino también de importantes modificaciones introducidas por los indígenas en el español, no sólo enriqueciendo el vocabulario, sino también alterando radicalmente la morfología y la sintaxis, provocando cambios semánticos determinados por las formas de pensamiento y las maneras de vida de los pueblos americanos” (1987:10) .
5. La influencia del náhuat en el español (nahuatización del español) tiene dos grandes momentos: 1) cuando los españoles asimilaron vocablos nahuas al español y 2) cuando los náhuas comenzaron a hablar español. La asimilación de palabras indias al español es general al español en toda América continental y del Caribe; Geoffroy Rivas reconoce que a nivel léxico (conformación de palabras) y en el fonético mediante la persistencia (sustrato) del sonido fricativo palatal sordo del pipil en muchas expresiones de uso cotidiano en la población salvadoreña3, como en las palabras “shuco”, “alguashte”, “guishte”, “pashpa”. Y cómo muchas palabras derivan por hibridación de palabras náhuat españolizadas, como en las que llevaban ts, sh, tl y terminaciones en t, en tl, o en c; en las que sh pasó a j y se produjo acajutla en vez de acashutla, ejote por eshut, jilote por shilut (1966: discurso de incorporación a la Academia Salvadoreña de la Lengua). Para Geoffroy Rivas “la segunda corriente es la más importante y la que más decisiva influencia ha ejercido en el español que hablamos en El Salvador” (1969: 17-23; 1987: 16-33).
3 Un estudio urgente en nuestro español es la retención de ch en las palabras de origen náhuat, pues con los procesos acelerados de intercambio cultural muchas de esas palabras han ido cayendo en desuso.

Entre las influencias correspondientes al segundo momento en el nivel fonético destaca: 1. seseo: cambio de c y z por h4 “Los nahuas modificaron la pronunciación del español, suprimiendo toda diferencia entre S, C y Z, y substituyendo estos sonidos por una s breve y aspirada, muy parecida al fonema nahua que en inglés se presenta por H” (1966, 1969: 18).
“… suprimieron toda diferencia entre S, C y Z, y substituyéndolas por el fonema nahua velar, fricativo, no sonoro que suena como una j suave, que aún usamos al decir, por ejemplo, nojotros” (1987: 17).
Geoffroy Rivas observa el fenómeno de la reducción de z, c y s a s reconocido como “seseo” y además la aspiración de s en el español salvadoreño, sin embargo este fenómeno como lo demuestra, entre otros autores, Lapesa en su Español de América, no se debe a influencia indígena alguna. Señala Lapesa al refutar las tesis de Lenz sobre la influencia del araucano en el español chileno: “Es muy discutido el posible influjo de las lenguas indígenas en la pronunciación del español de América.
Su más destacado paladín fue Rodolfo Lenz, quien, estudiando el habla vulgar de Chile, llegó a afirmar que era «principalmente español con sonidos araucanos. Pero su tesis ha ido perdiendo terreno; en realidad, casi todos los hechos alegados como pervivencia o resultado de la fonética india corresponden a fenómenos similares atestiguados en España o en otras regiones de América; y, por tanto, es lógico suponer que haya habido desenvolvimientos paralelos dentro del español, sin necesidad de recurrir al substrato indio. Conforme ha mejorado el conocimiento de la pronunciación hispánica, normal y dialectal, ha sido rechazado el supuesto araucanismo de las fricativas [b], [d], [g], del paso de /s/ final a [h], de la existencia de [ϕ] bilabial por /f/ labiodental y de otros rasgos que Lenz creía característicos de Chile.”
4 Que bien podría definirse cono heseo o s/heseo.
En otras zonas tanto americanas como españolas en donde no se habló el náhuat se dio el mismo fenómeno. 2. La aspiración de s como una realización el fonema nahua velar, fricativo no sonoro. La aspiración de s es un fenómeno reconocido y documentado en mayor o menor proporción en todos los países de Hispanoamérica, por lo que tampoco se trata de sustrato nahua. Por otra parte, tal realización de s aspiración se caracteriza como su nombre lo indica por ser faríngea no velar; es decir, que z, c y s se redujeron a una serie de alófonos de s (seseo) entre los que están el fricativo, alveolar, sordo; el fricativo faríngeo sordo y otros en el español salvadoreño. 3. Yeísmo por influencia náhuat Según Geoffroy Rivas “La ll del castellano se cambió por una y bien marcada, que no sólo substituyó a aquel fonema sino que se introdujo donde no existe” (1969: 18, 1987: 17-18) Este fenómeno, también, ha sido reconocido en zonas en donde no se habló el náhuat, por una parte, y por la otra , sobre su incorporación en “donde no existe”–y epentética- cabe dentro de la explicación de Quilis (1987) sobre la tendencia antihiática del español5.
5 conforme a las frías y rígidas normas (…) sino observando los cotidianos cambios que el pueblo –ese genial modificador de las lenguas- va introduciendo en ellas” (Geoffroy Rivas;1966:7).
Sin embargo, los trabajos de Geoffroy Rivas tienen un carácter relevante por ser los únicos que se proponen como objeto el español salvadoreño en su totalidad (estudio global), porque se alejan de la tradición prescriptiva (que da normas para hablar y escribir correctamente); abordan los diversos niveles de la lengua y no se sustentan sólo en la literatura costumbrista. Como el mismo autor señala en el discurso de su incorporación a la Academia Salvadoreña de la Lengua en 1966: “Me he dedicado desde hace años al estudio del idioma, no en su aspecto académico, no

Para Quilis, la tendencia en el español es transformar toda secuencia vocálica heterosilábica en secuencia vocálica tautosilábica (diptongo o triptongo) o a introducir una consonante entre los dos elementos vocálicos: V – V > VV (diptongo) o V – V > VCV (cfr. Quilis 1987: 56).

Pese a que hoy en día se puede demostrar que muchos de los fenómenos considerados influencia del náhuat por Geoffroy Rivas, y otros suscriptores de la teoría sustratista-indigenista, también ocurren en zonas lingüísticas de toda América en las que nunca se habló aquella lengua, y algunos hasta en la misma España, los trabajos de Geoffroy Rivas en el contexto de su producción encierran una doble subversión académica en el país: primero, porque Geoffroy Rivas se atreve a presentar explicaciones de cómo el español salvadoreño tiene una influencia de la lengua indígena, y no hay que perder de vista que después de los sucesos de 1932 a la población indígena se le negó en el país hasta el derecho de hablar su lengua, hablar náhuat era motivo de persecución. Este respeto admiración por lo indígena va a ser una constante en otros ámbitos de su trabajo: en poesía, ensayística, etc.
Segundo, Geoffroy Rivas visualiza la necesidad de una descripción del español salvadoreño desde el habla de los hombres y mujeres de a pie; desde el pueblo en su expresión llana, desde quienes viven “por la volunta de Dioh”; “abriéndose camino a pehcosada”; “echándose talaguashtasoh” y anunciando a todo pulmón “usah…” en medio del humo de los buses, el polvo y el calor o, ya en nuestros días, trabajando en la maquila con la música del buky mayor de fondo.
Los trabajos de Geoffroy Rivas, sin embrago, se deben dimensionar y contextualizar para poder avanzar más allá del punto en donde aún nos encontramos, ya que como apunta Lipski (2000) “dentro del ámbito centroamericano, el habla de El Salvador sufre de una crítica escasez de trabajos descriptivos y teóricos, ya que en las últimas décadas la dialectología en El Salvador no ha podido avanzar al compás de los trabajos comparativos en otras naciones hispanoamericanas”. Los meritos que encontramos en el trabajo de Geoffroy Rivas debemos matizarlos y reconocer que nuestro maestro, retoma a mediados de los setenta la tesis sustratista de Enríquez Ureña de los años veinte, y que se dedica a presentar como el español salvadoreño está marcado por la influencia del pipil mediante su lista de nahuatismos en el español y en el lexicón de salvadoreñismos, cuando curiosamente era ya una teoría superada en la Dialectología hispanoamericana de la época. Como botón de muestra cito nada más los trabajos de Lope Blanch en México a finales de los años sesenta. Así también,
Geoffroy Rivas, según Henríquez (cfr. 2001: 45-47), “axagera” al afirmar que fenómenos generales a toda América y a buen aparte de España como el seseo (sustitución de S, C y Z por S); el yeismo (sustitución de Y por LL) y otros relacionados con la formación de palabras (diminutivo, etc.), formas verbales y sintácticas tienen como motivación el contacto con las lenguas indígenas.
Por otra parte, presentar como característica central del español salvadoreño sendos listados de palabras de origen náhuat no deja de tener serios inconvenientes de tipo metodológico-teóricos como los son: que el porcentaje de estas palabras es muy reducido en relación a los usos coloquiales de otras; que la lengua cambia y que lo característico se construye en momentos determinados (estudios sincrónicos) y no sólo proviene de los orígenes; que en un diccionario de salvadoreñismos se deben considerar variaciones dialectales de todo el país y reconocer las influencias de otras lenguas indígenas (lenca, etc.), se debe considerar al describir el español salvadoreño las variaciones originadas por el uso de la lengua en el país y su relación con los usos en otras zonas hispano hablantes. Se debe considerar, también, qué rasgos compartimos con las variantes andaluzas del español, con Centroamérica y el resto de América Hispana.
Pero quizás, el reto mayor de estos trabajos y los que están por venir en el país es sustentar las observaciones sobre nuestro español en un sólida investigación de campo. Anunciando el método de trabajo, la forma como se recogen los datos, las comunidades con las que se trabaja y las visiones teóricas que respaldan los análisis. Mas, para mientras esas investigaciones no se hagan o no salgan al debate público no nos queda más que intentar refutar con trabajos de investigación las palabras de Lara Martínez (2001) al referirse a los trabajos de Geoffroy Rivas: “No sería descabellado afirmar que la lingüística salvadoreña no ha avanzado mucho más allá de ese trabajo pionero”.
Bibliografía – Azcúnaga López, R. A. (2003): “Atlas lingüístico pluridimensional de El Salvador” Proyecto de Tesis para optar al grado de Doctor en Artes y Letras de América Central, Universidad Nacional, Costa Rica. -Bonilla, C. (1975): “Necesidad de SH en nuestra lengua hispanosalvadoreña”, en La Universidad, marzo-abril de 1975, pp.12-13. San Salvador: Imprenta Universitaria. -Canfield, D. L. (1962): La pronunciación del español en América. Bogotá: ICC. – Geoffroy Rivas, P. (1966): Discurso de su incorporación a la Academia Salvadoreña de la Lengua, en Centenario de la Academia salvadoreña de la lengua 1876-1976, San Salvador: publicaciones del Ministerio del Interior. – Geoffroy Rivas, P. (1978): La lengua salvadoreña, 2a. ed., San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos del Ministerio de Educación, 1987. – Geoffroy Rivas, P. (1975): El español que hablamos en El Salvador, San Salvador, San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos del Ministerio de Educación. – Geoffroy Rivas, P. (1973): Toponimia nahuat de Cuscatlán, Ministerio de Educación. -Henríquez, J.R. (2001): Antología Lingüística IX. Estudios sobre el español salvadoreño, San Salvador: ediciones Maquilishuat. -Lara Martínez, R. : Bibliografía crítica sobre Pedro Geoffroy Rivas. (personal) -Lara Martínez, R. (2001): Pedro Geoffroy Rivas, la poetización de la ciencia. (Ponencia magistral en el Encuentro de la Red Centroamericana de Antropología, Universidad Tecnológica, San Salvador, 21-24 de febrero de 2001) -Lipski, J. M. (1994): Latin American spanish, New York, Longman Linguistics Library. -Lipski, J. M (2000): El español que se habla en El Salvador y su importancia para la dialectología hispanoamérica, en Científica, Universidad Don Bosco, año 1, número 2, 2000. -Lipski, J. M (1987): Fonética y Fonología del español de Honduras, Tegucigalpa: Guaymuras, s.a. -Lópe Blanch, J. M. (1989): Estudios de lingüística hispanoamericana, México: Universidad Autónoma de México. -Quilis, A. (1987): Lengua española I Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia. – http://www.nortropic.com -http://www.dpi.gob.sv -http://www.etnologue.com

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