Reseña histórica de la izquierda en El Salvador

ANTECEDENTES SOCIOHISTORICOS

CAPITULO III

El aparecimiento de organizaciones con características de tipo popular de acuerdo a los datos históricos se ubican en el año de 1914 con el surgimiento de la Confederación de Obreros de El Salvador (C.O.S.), que participó en política apoyando la candidatura del Presidente Carlos Meléndez, a cuya gestión se debe que el movimiento obrero del país adquiriera importancia, especialmente por su participación en política.

En 1917, el doctor Alfonso Quiñónez Molina, organizó la Liga Roja, formada en su mayoría por trabajadores del campo. De acuerdo a Thomas Anderson “se trataba de una organización laboral, cuyos propósitos eran fundamentalmente políticos, no obstante que por su nombre parecía ser un organismo vinculado al Partido Bolchevique, de hecho era un instrumento para manipular a las clases populares en función de la vieja camarilla en el poder”; 1 y, paralelamente como lo señala Barón Ferrufino, en 1918, comenzó a funcionar una célula comunista.2

Entre las primeras expresiones de las organizaciones populares se encuentran entre otras, las que Roque Dalton destaca en su libro, en cuyas páginas se encuentra el testimonio de Miguel Mármol uno de los principales miembros del Partido Comunista de El Salvador (PCS). Mármol dice que la huelga general de zapateros realizada en la Semana Santa de 1921 no fue un fenómeno aislado, sino que: “…había sido precedida por la huelga de trabajadores ferrocarrileros en 1919 y otra de sastres de 1920. Las huelgas parciales habían abundado hasta entonces y siguieron produciéndose en cuanto se origina la mayor violencia de la represión”.3 Estos sucesos ocurrieron durante los gobiernos de los Meléndez.

Mármol señala además que: “… otro problema que hacía subir el nivel explosivo del furor popular era el de las expropiaciones que los terratenientes hacían en el campo contra campesinos pobres y medios…”, 4 según Mármol, esta situación hizo que en el área rural los campesinos comenzaran a buscar sus propias soluciones y contra el régimen mismo.

Pero la movilización de las masas en esa época no se limitaron únicamente a la participación de obreros, artesanos y campesinos, también aparecen los primeros movimientos magisteriales. Este sector que tradicionalmente ha sido importante basaba sus protestas por el atraso de lo sueldos que los mantenía en condiciones críticas, abriendo con ello una franca actitud de lucha reivindicativa con contenido político y lidereado por los profesores Francisco Morán y Rubén H. Dimas.

Hay que indicar que en 1921, una medida económica dictada por el gobierno de Jorge Meléndez unificó al pequeño comercio de las ciudades colocándolo en oposición frente a la banca conservadora: La puesta en circulación de la moneda fraccionaria conforme a la división decimal eliminó el uso de cuartillos, medios y reales. El movimiento de protesta, iba en contra de una costumbre y causaba problemas en el intercambio comercial repercutiendo en las relaciones del crédito bancario del pequeño comercio. La banca vio amenazados sus intereses usuarios, “movió sus peones para inflar la protesta y como el pueblo rechazaba al gobierno, muy pronto la actividad se transformó en un organizado movimiento nacional de manifestaciones…”5 se organizaron motines en Santa Ana, Santa Tecla, Sonsonate y luego marchas desde diferentes ciudades del interior hacia la ciudad de San Salvador.

Mármol también señala que se pueden encontrar por esos años manifestaciones de mujeres. “…el 28 de Febrero de 1921 las fuerzas del gobierno ametrallaron la manifestación de mujeres de los mercados de San Salvador… Pero las mujeres, lejos de amilanarse, luego de recoger a sus muertas y heridas se armaron de piedras, palos, cuchillos y contra-atacaron llegando a tomarse el cuartelito de policía del barrio El Calvario, que era el más próximo a los mercados y ejecutaron a varios de los esbirros que habían tomado parte en la masacre…”6 Coincidentemente o no, ese día había finalizado la huelga general de zapateros, su lucha reclamando mejores salarios y frenando los despidos y malos tratos había triunfado y con ello las reivindicaciones del artesanado.

Mario Lungo sostiene respecto a la relación de estos movimientos de masas con organizaciones políticas revolucionarias, que estas no podían existir al no haber surgido aquellas. Esto –agrega- constituye, uno de los tantos desmentidos que la historia de nuestro país a las simplistas versiones de las clases dominantes que ven en cualquier lucha de masas manos extremistas y terroristas extranjeras, en una incomprensión total de la capacidad política de los sectores populares”.7 Sin embargo, este tipo de luchas históricamente no son espontáneas, ya que las masas dejan de ser amorfas hasta que existe una dirigencia que oriente sus acciones.

Barón Ferrufino en este sentido, al descubrir las actividades del Partido Comunista, afirma que existen documentos que “informan detallada y circunstanciadamente sobre aquellas. Dicho proceso lo sintetiza así: El judío-Letón Guraski, el hebrero-checo Federico Glafbauf y el hebrero-ruso Kavanov quien ….se deslizaba por América Latina como Agente de la Internacional Roja de Sindicatos, …. Todos ellos, juntamente con el dirigente comunista- judío Esteban pavletich, fundaron en 1918 –un año después del triunfo de la revolución rusa- la primera célula comunista propiamente dicha en el país, ya con categoría de seccional…”8 Por lo tanto, es de inferir que los miembros de esta célula, desplegaron actividades clandestinas, tanto de organización como en movilización.

El autor citado afirma que las acciones del 28 de Febrero de 1921 –citadas por Mármol- fueron promovidas por “las células comunistas –ya perfectamente organizadas- y que fue el comunismo. El que preparó la marcha de mujeres contra las acciones del gobierno con el pretexto de defender los derechos de los oprimidos…”9

Antes de seguir adelante es preciso señalar que durante la década de los 20, emergieron en Centro América organizaciones laborales más auténticas. No obstante, como no existía un sector industrial desarrollado de donde obtener apoyo, sus miembros urbanos eran reclutados entre los artesanos. A medida que el tiempo transcurría, se fueron dando cuenta que no podrían subsistir si no incluían a los campesinos. Hacia el año de 1922 se dieron las primeras acciones para fundar una organización obrera unificada que cubriera a los países centroamericanos, hasta que, en 1926 se funda la Confederación Obrera Centroamericana (COCA).

En El Salvador, las primeras centrales obreras surgieron en 1923 y 1924 se organizó la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, FRTS. Esta se adscribió a la COCA que tenía su sede general en la ciudad de Guatemala. “La dirección de la FRTS estaba en manos de los “comunistas” y a partir de Marzo de 1930 pasó a estar en manos de dos Comunistas”.

Aunque el nombre de COCA era impresionante, la realidad fue triste. Sus miembros no eran muchos lo que la hacía organizativamente débil e incapaz de propulsar un movimiento laborar fuerte. Sin embargo, se expresaba en representación de los trabajadores centroamericanos, y externamente no se ponía en duda esa calidad. “Muchos de los miembros de la COCA eran socialistas internacionales, y no pocos eran comunistas”, al principio la COCA tenía ideas moderadas. Pero con el tiempo se radicalizó, hay que destacar que desempeño un rol importante en la insurrección de 1932.

Después de aparecer la Federación Panamericana de Trabajadores como un intento norteamericano para desviar el movimiento obrero latinoamericano de sus tendencias socialistas, la COCA manifestó concretamente su carácter izquierdista. En mayo de 1929, la FRTS y otras organizaciones sindicales centroamericanas asistieron con sus delegados a la Fundación de la Confederación Sindical Latinoamericana, en Montevideo, Uruguay. A partir de ese momento la importancia del movimiento regional centroamericano decayó, y prácticamente sus actividades se estancaron, al ser absorbidas sus funciones por la recién creada confederación. Al ser absorbidas sus funciones por la recién creada confederación. Las dos organizaciones contaban con militantes socialistas-marxistas y entre ellos habían comunistas de la línea soviética.

Las ideas de la izquierda no solo se difundieron por medio de la Confederación Sindical. En 1927 se fundó en Guatemala la Liga Anti-imperialista adoptando una clara y marcada tendencia comunista, especialmente en su rama salvadoreña que había obtenido mayor fuerza, con rapidez. Esta liga se especializó en actividades anti-norteamericanas, especialmente por el deterioro de las relaciones entre los Estados Unidos y los países del sur. Unas de las causas habían sido las intervenciones norteamericanas en Nicaragua, Haití y República Dominicana que rechazaron muchos latinoamericanos y la liga, no solo por tener el apoyo de los comunistas, sino por otros motivos que poco tenían que ver con la ideología marxista, pudo hábilmente propiciar oleadas de entusiasmo.

Además de estas organizaciones, surge en El Salvador, el Partido Comunista, en el año de 1925, que desarrollaba actividades clandestinas. Lógicamente la tarea de concientización había comenzado años atrás ya que un partido de este tipo no podía surgir de la nada siendo sus organizadores de Guatemala y México. El partido incrementó sus actividades en 1930, cuando apareció el agitador mexicano Jorge Fernández Anaya. Este era un experimento comunista que tenía en su haber la organización de la “Unión de Trabajadores Agrícolas Aztecas” de México. Con un reducido número de activistas, Fernández Anaya recorrió el territorio salvadoreño durante 1930, proyectando sus actividades hacia los trabajadores rurales especialmente en la zona occidental. Con rasgos indígenas y hablando en lengua Náhuatl, logró infiltrarse y confundirse con la población campesina. El Doctor David A Luna asegura que Fernández Anaya y sus colaboradores organizaron en el corto período de tres meses a ocho mil trabajadores, “lo cual de ser cierto, dice Anderson- sería una milagrosa conversión de masas como no la hubo desde Pentecostés”9. El 1 de Mayo de 1930, los comunistas organizaron una manifestación de 80,000 personas por las calles de San Salvador. En marzo de ese año se había anunciado de manera oficial la fundación del Partido Comunista-Salvadoreño.

Hasta 1929, las organizaciones comunistas en el país habían sido dirigidas por el comité del partido guatemalteco, pero ese año creó el Secretariado del Caribe, y su cuartel general se estableció en Nueva York. Después de la fundación del PCS, los dirigentes salvadoreños comenzaron a recibir instrucciones desde Nueva York. En lo que se refiere a la organización interna del PCS, en 1930 estructuró en San Salvador, el Comité Nacional y la Dirección Departamental, los organismos de base eran comités locales de ocho, doce, quince y hasta veinte personas, pero podían crecer sin límites y que si bien estaban sometidos a la Dirección Departamental y a la Dirección Nacional, tenían un gran radio de acción autónoma sobre todo en su organización interna y el trabajo en su localidad.

A partir de la fundación del PCS, el movimiento revolucionario salvadoreño se fortaleció multiplicándose en todas los frentes precedentes, una gran claridad de miras y objetivos y un elevado espíritu combativo. Como dice Mármol: “la lucha por la libertad de los presos, el reclamo proveniente de las fuerzas solidarias del mundo, eran nuevos medios para elevar la conciencia de nuestro pueblo y hacen que nuestra batalla diaria trascendiera hasta el conocimiento del movimiento obrero internacional y formara parte de la reconstrucción mundial”.10

De acuerdo a la investigación de Anderson, probablemente el grupo más radical en El Salvador, no era el PCS, sino su estrecho aliado el Socorro Rojo Internacional que estaba mejor financiado. Esta agrupación de ayuda roja tenía una de las secciones más importantes en el país, en gran parte debido a las actividades e ingenio de su dirigente Agustín Farabundo Martí, para quien un buen comunista se suponía que debía pertenecer tanto al SRI como a la Liga Anti-imperialista. Sin embargo, fue el PCS el que llevó al campo a los peones y colonos a la concepción de la revolución democrático-burguesa, con las amenazas de huelga o con la realización efectiva de esas huelgas. Los frutos de esa forma de lucha en cuanto a acercar a las masas a la línea programática general no hicieran esperar en el terreno de la obtención de las reivindicaciones laborales, lo que aumentaba la confianza de la gente en los métodos de lucha que el PCS proponía.

Al SRI se le denominaba frecuentemente la “Cruz Roja del Comunismo” pero sus funciones se extendían más allá de las simples atenciones de emergencia y el trabajo hospitalario. La intención de mantenerse por encima de sus miembros posiblemente no eran comunistas. Sin embargo, los vínculos entre el PCS y el SRI eran estrechos y Martí, el director del SRI, era de hecho el dirigente no oficial de los comunistas salvadoreños, que más tarde llegó a ocupar la secretaría general del PCS en forma interina.

A pesar que la colaboración material del SRI era importante, se hizo énfasis en la propaganda especialmente en la que podía presionar al gobierno obligándolo a liberar a los presos políticos. Martí era un maestro en ese tipo de guerra política.

Para desarrollar su tarea el SRI recaudaba algunas cuotas, pero además recibía fondos de Nueva York. Un documento requizado por el gobierno, con fecha 14 de Octubre de 1930, que fue enviado por el cuartel general en Nueva York, llamado el Secretariado del Caribe del Socorro Rojo Internacional, solicitaba información respecto de los gastos de organización, difusión de la propaganda, y la ayuda ofrecida a los reos. Como el documento concluye preguntándose cuanto desearía recibir la seccional salvadoreña al mes, se podría inferir que se disponía de fondos. Además de su estrecha relación con el PCS el SRI mantenía vinculación estrecha con la Liga Anti-imperialista y con frecuencia las protestas que comenzaba el SRI eran asumidas también por la Liga.

Otra liga organizada por el SRI, fue la “Liga de Luchadores Perseguidos”. Su surgimiento se debió a recomendaciones que en el Sexto Congreso de la FRTS se adoptaron y se implementó por medio del SRI como un nuevo brazo de lucha proletaria.

No cabe duda que la creciente importancia de un grupo marxista internacional en El Salvador, ocasionó problemas al crecimiento de la FRTS. Hacia 1930 esta organización agrupada a unos 1,500 miembros, que en su mayoría eran zapateros, carpinteros y panaderos de los departamentos de San Salvador, Santa Ana y La Libertad. Los primeros dirigentes de la Federación fueron atraídos por el anarco-sindicalismo y el reformismo más que por el comunismo, pero el PCS hizo esfuerzos para apoderarse del movimiento y orientarlo de forma más realista. En enero de 1930 ocurrió la ruptura definitiva entre los anarquistas y los comunistas, y estos últimos lograron el control de numerosos seccionales locales.

“Después de tomar en nuestras manos la dirección del movimiento obrero organizado, luchamos por su unidad y su fortalecimiento y solo cuando estuvieron dadas estas condiciones por lo menos en la medida mínima necesaria, fue que pasamos a insistir en nuestro programa revolucionario, cuya realización presuponía ineludiblemente la toma del poder político por parte del pueblo salvadoreño”.11

Para los comunistas fue claro que en un país tradicionalmente agrícola; es decir, con una población mayoritariamente rural, el socialismo solo podría triunfar por medio de la organización de los trabajadores del campo. Esto podría haber parecido una herejía en Moscú donde el partido bolcheviano había sido la vanguardia revolucionaria con bases fundamentalmente obreras en donde los campesinos constituían un apoyo social más, entre otros.

Los dirigentes salvadoreños cambiaron la tesis leninista y habían determinado que solo un movimiento de bases campesinas podía aspirar al apoyo de las masas, revirtiendo la tesis Leninista en que las masas constituían la fuerza política y el campesinado un apoyo social determinante en determinado momento.

En abril de 1930, durante el gobierno de don Pío Romero Bosque, la nueva dirigencia de la FRTS ahora en manos del PCS logró obtener 50,000 firmas de apoyo a la demanda de una ley laboral que les garantizara los contratos en las fincas y establecieran el salario mínimo a los trabajadores del campo. Como ya se señaló, el 1 de mayo de 1930, movilizaron acerca de 80,000 obreros y campesinos. Esta manifestación fue seguida de otras a las que acompañaban las protestas entre las cuales, la del 18 de Junio, exigió al régimen de Romero Bosque que abriera centros de desempleo en todas las ciudades, como medida, cuyos efectos habían ocurrido debido a la Gran Depresión Mundial.

Toda esta agitación movilización de las masas debe ser analizada al trasfondo de las consecuencias de la crisis mundial. Cuando las manifestaciones marchaban frente a Casa Presidencial, como informó el Diario de El Salvador del 1 de Julio de 1930, y vociferaban “queremos trabajo, no tenemos para vivir”, decían literalmente la verdad. El hambre, la desocupación y la desesperación habían sido endémicas para la inmensa mayoría de los campesinos y la población urbana pobre, desde antes de 1929. “La depresión los hizo traspasar la línea que separa la muda sumisión de la furia desesperada”.

Ha sido establecido que sin la drástica baja de los precios de café en el mercado internacional no se hubiera producido la prolongada crisis de 1930 a 1932 que prácticamente llevó a la insurrección. Pero la forma como los militantes marxistas hicieron frente a los efectos de la crisis es un indicativo de que habían desarrollado un intenso trabajo preparatorio. Ya se mencionó las actividades de Jorge Fernández Anaya, el dirigente marxista mexicano. Pero el no era un caso aislado, a ello contribuyeron Miguel Mármol, Farabundo Martí, Rafael Bondanza Alejandro Luna, Mario Zapata y otros convencidos marxistas y revolucionarios.

Estos salvadoreños cuyos sentimientos marxistas albergaba y que transmitieron a otros salvadoreños en la época de don Pío Romero Bosque, tenían su origen en cierto número de hombres, tanto salvadoreños como extranjeros, que habían trabajado incansablemente con esa finalidad durante varios años. Estos hombres que como dice Mármol recibían poca ayuda del movimiento marxista internacional, habían diseminado la ideología marxista entre los campesinos, obreros y artesanos de El Salvador.

Por lo general, como el caso de Jorge Fernández Anaya, trabajaban como obreros. Muchos fueron capturados, encarcelados y hasta torturados y asesinados por la policía y los terratenientes. Pero siempre quedaban algunos para continuar difundiendo el mensaje de la insurrección y la lucha de clases.

Estos precursores alcanzaron finalmente, su meta de convertir a los pobres en una fuerza militante, pero casi de inmediato esa fuerza fue vencida en 1932.

Entre los primeros militantes que abrieron el camino para la rebelión de 1932 se pueden mencionar a Esteban Pavletich, Juan Pablo Wainwright, Modesto Ramírez, Luis Felipe Recinos, Miguel Mármol, José Luis Barrientos y Agustín Farabundo Martí. En las diversas biografías como en la de Miguel Mármol y Martí se pueden apreciar algunos de los extraños senderos transitados por el radicalismo latinoamericanos, en contra de la ortodoxia marxista-leninista de los partidos comunistas.

Como producto de una fracasada agitación contra el gobierno del Perú, fueron expatriados en 1920 un grupo de estudiantes radicales. Entre ellos se encontraba un joven de ascendencia yugoeslava, con el nombre de Esteban Pavletich. A pesar de su exilio, Pavletich no perdió su ánimo, recorrió algunos países de América Latina y finalmente se logró establecer como estudiante en Guatemala, donde al menos en apariencia, no se diferenciaba mucho del reto de los estudiantes enviados por sus acomodadas familias a estudiar al extranjero.

Después aparecen en Cuba, donde se hizo amigo del dirigente radical Mella, que posteriormente fue asesinado en México. El propio Pavletich se dirigió a México, donde vivió durante tres años y fue allí donde conoció a Agustín Farabundo Martí y a otros dirigentes comunistas salvadoreños. Como Martí salió rumbo a Nicaragua, incorporándose a las fuerzas del dirigente patriota César Augusto Sandino, que luchaba contra la infantería de marina de los Estados Unidos, enviada a mantener el poder al gobierno conservador. En varias ocasiones Pavletich entró a El Salvador.

Pedro Geoffroy Rivas ha dicho que recuerda haber estado con Pavletich en una concentración en 1929, donde este último y Haya de la Torre explicaron a la FRTS los principios de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), una organización peruana radical que intentaba vencer a los comunistas con su propio juego, proponiendo un programa social dinámico, basado no solo en el socialismo internacional, sino también en una apelación a las lealtades indoamericanas. Alfonso Luna, que jugaría un papel trágico en 1932, asistió a la concentración.12

Pavletich era un agitador incesante e incansable y un organizador y propagandista metódico. No era comunista, sino que se parecía más en su carácter a los jóvenes nihilistas rusos que “se habían vuelto al pueblo” en la década de 1870. Jorge Schlesinger dice de el “educado y poseedor de grandes poderes intelectuales, además de una voluntad de hierro y un fanatismo extremo por su doctrina, era el más sobresaliente del grupo de agitadores”.13

La última vez que se le ve en El Salvador es en Julio de 1930. El 13 de ese mes apareció en los periódicos la noticia de que había sido descubierto viviendo en el campo con el nombre de Esteban Trujillo, después de haber sido expulsado de México por lo que los mismos periódicos llamaron “actividades comunistas”. Evidentemente regresó al Perú poco después, fue exiliado nuevamente, y regresó una vez más antes de ser expatriado permanentemente a Chile.14

Una personalidad igualmente pintoresca era la de Juan Pablo Wainwright, nacido en Santa Bárbara, Honduras; hijo de un padre inglés y madre hondureña. Al igual que Pavletich abandonó su hogar cuando joven, viajó por los Estados Unidos como vagabundo, de un lado a otro del inmenso país. Fue pescador en Alaska, lavador de platos en San Francisco. Allí lo acusaron de haber robado 30 dólares, y huyó a México pero fue deportado y juzgado. Se le encontró culpable, fue liberado condicionalmente y, con posterioridad, durante la primera guerra mundial, se alistó en el ejército canadiense. Evidentemente tuvo buena actuación en la guerra pues se le ascendió a sargento. Después de la guerra se hizo marino y viajó nuevamente, pero con el tiempo se casó y se estableció en Honduras.15

Sin embargo, su punto de vista era demasiado radical como para que pudiera vivir durante mucho tiempo en ese país. En la década de los 20 huyó a El Salvador. Después de un tiempo fue expulsado por sus actividades subversivas, pero estableció su residencia en Guatemala. Desde ese país, coordinaba planes para una gran rebelión centroamericana, trabajando con Agustín Farabundo Martí en El Salvador. Sin embargo, el Diario Latino informó el 15 de Enero de 1932 que Wainwright y un gran número de compañeros habían sido capturados el día anterior en Guatemala por el gobierno de Jorge Ubico. Puede ser que esta captura haya estado relacionada con la captura de Martí cuatro días después, y puede haber sido un factor importante en la decisión de los dirigentes salvadoreños de adelantar la rebelión.

Hombres como Wainwright y Pavletich eran agitadores internacionales, educados por los viajes y la experiencia. Otros cuatros dirigentes venían de un origen más humilde. Modesto Ramírez (que sobrevivió a la debacle de 1932 lo suficiente para ser entrevistado por el periodista guatemalteco Alfredo Schlesinger), era un campesino analfabeto de Soyapango. “Que había vivido como colono en las haciendas de diversos señores alrededor del Lago de Ilopango. Llegó el tiempo en que no se nos daba ni tierra ni trabajo, o si habían tierras eran de la peor calidad”. Si los hombres tenían la suerte de encontrar un trabajo, eran obligados a dar más de la mitad de su producción al patrón. Los que argumentaban eran expulsados “Tuve que abandonar a mi esposa y mis hijos. No tenía suficiente trabajo como para darles de comer, mucho menos para vestirlos y educarlos. No se donde se encuentran. La miseria nos ha separado para siempre…. Por eso me hice comunista”.16

Ramírez fue designado a un grupo de comunistas aglutinados alrededor de Miguel Mármol, un zapatero de oficio. Como miembro de la clase trabajadora, el militante radical Mármol era todavía más efectivo que Agustín Farabundo Martí al hablar con los miembros de su clase. En 1930, Ramírez hizo un viaje a Rusia con Mármol, pasando por Guatemala a Puerto Barrios, y embarcándose de allí a Hamburgo. “En ese lugar fuimos recibidos por un camarada inglés y que nos puso en un tren rumbo a Leningrado, donde nos reunimos con nuestros camaradas Antonio Sánchez Obando y Juan Luis Chiguichón de Guatemala y el delegado hondureño, Herán Anaya”, -le dijo a Schelesinger. Viajaron a Leningrado y Moscú, si es que se puede creer a Schlesinger, y se les permitió ver las maniobras del Ejército Rojo, “que defiende los derechos del proletariado contra los capitalistas y la burguesía”.17

Entre los salvadoreños más responsables de la creación de una conciencia proletaria entre los pobres estaban Luis Felipe Recinos y José Luis Barrientos, los cuales no eran comunistas. A los diecisiete años de edad, Luis Felipe Recinos fue expulsado de la Universidad y del país por sus ideas avanzadas. Se radicó en México donde había comenzado el movimiento reformista de Alvaro Obregón. Allí trabajó con el periódico obregonista “lucha”. Parece ser que la época en que Obregón fue asesinado, Recinos pasó a los Estados Unidos donde los viajes le hicieron concebir las posibilidades de un movimiento sindical organizado. Aunque siguió siendo atraído por las ideas marxistas, se convirtió más que en un radical en un reformador.18

Al regresar a Centro América volvió a ejercer el periodismo, y se destacó como uno de los más hábiles redactores trabajando para el Diario Latino. Era una de las figuras claves detrás de la FRTS y también detrás de la candidatura de Arturo Araujo para la presidencia en 1931. A pesar de que Araujo tuvo que repudiarlo durante la campaña, más tarde, durante el breve período del gobierno laborista, ocupó cargos gubernamentales, entre ellos, el de jefe de censura de prensa después de que había sido proclamado el Estado de Sitio. En Diciembre de 1931 huyó con Arturo Araujo.19

José Luis Barrientos fue un figura significativa en la historia del radicalismo salvadoreño. Estudió derecho en la Universidad de El Salvador al mismo tiempo que Recinos. Durante el régimen de Carranza en México, llegaron varios estudiantes mexicanos radicales a difundir las ideas de la Revolución Mexicana. Estas ideas impresionaron mucho a gente como Recinos, Barrientos y Agustín Farabundo Martí. Barrientos era un joven enérgico, tempestuoso, capaz de ser fiel y odiar con pasión. Su energía pronto lo llevó a ser el dirigente reconocido de los estudiantes radicales, y adquirió aureola de héroe entre la gente del pueblo. Fundó un periódico “La Ráfaga” a través de sus páginas desencadenó una furibunda guerra a los regímenes dictatoriales de los hermanos Meléndez. Poeta y periodista escribió poesías inflamatorias que fueron tan famosas como sus ataques, un tanto más prosaico, al gobierno.20

En 1920, estando en el poder Jorge Meléndez, llegó a San Salvador una delegación de estudiantes guatemaltecos exiliados con el propósito de hacer propaganda contra su increíble tirano Manuel Estrada Cabrera. Barrientos acuerpó su arribo a la Universidad de El Salvador organizando una concentración masiva en el Parque Bolívar. Como resultado, la policía intervino y arrestó a Barrientos y algunos de sus seguidores y amigos.21 Pocos días después, el presidente Meléndez ordenó que los jóvenes fueran llevados de sus celdas ante el. Conocía muy bien el nombre de Barrientos, donde se atacaba a su hermano Carlos que acababa de fallecer en un hospital de los Estados Unidos. Entre los otros estudiantes arrestados algunos pertenecían a las mejores familias del El Salvador: Salvador Escalón, Alonso Argueta, Ramón Giralt y otros. Por eso, el dictador planeaba hacerles una advertencia, y luego dejar a todos en libertad con excepción del altivo Barrientos. Después de una arenga, Meléndez les anunció su intención de liberarlos, pero confinando al dirigente del grupo a una isla del golfo de Fonseca como prisión.22

Uno de los estudiantes, pequeño, de complexión oscura, insignificante, que hasta entonces había pasado inadvertido, habló y dijo que si todos eran culpables de la misma ofensa (haber asistido a la concentración), todos deberían recibir el mismo castigo. Por supuesto que conocía el motivo del castigo ejemplar. El presidente encendido de ira. Lo había puesto en ridículo y tuvo que cambiar los planes. Ordenó que todos fuesen puestos en libertad, con excepción de Barrientos y aquel entrometido. A ellos se les debía desterrar.23

Aquel estudiante audaz era Agustín Farabundo Martí. Entre los estudiantes radicales tenía reputación de ser exactamente lo opuesto a Barrientos. Era de un temperamento frío, calculador, un trabajador sobrio y enérgico.24

Agustín Farabundo Martí fue educado en un colegio de los padres salesianos de la capital, donde se dice que no solo fue buen estudiante sino magnífico deportista. Se recibió de bachiller en 1913 o 1914. Ese último año ingresó a la Universidad Nacional pero de inmediato comenzó a tener problemas. Por esos días, la filosofía dominante era el positivismo de Comte, y Marti, cuya predilección era Hegel y Marx, entró en violentas discusiones con su profesor de filosofía, Dr. Victorino López Ayala. Después de varios encuentros en el aula, en uno de los cuales descendieron hasta abusos personales, Martí retó a su profesor a un duelo. La oportuna intervención de amigos evitó esta confrontación, pero el hecho ilustra la seriedad con que el joven estudiante defendía sus convicciones o aceptar sus compromisos en la vida universitaria. Martí estaba en camino de llegar a ser el fanático cuyo impulso y determinación iban a convertirlo en el terror de sus enemigos.25

Siempre se sintió más a gusto discutiendo sobre Marx o haciendo el juego político, de manera que nunca terminó sus estudios. Sin embargo, aprovechó todos los exilios para asistir a clases durante la década de los 20.

El exilio, a pesar de las penurias económicas, eran en muchos aspectos la mejor cosa que le podía suceder a un izquierdista salvadoreño por aquellos días. Significaba la oportunidad de viajar y aprender nuevas ideas, conocer a nuevos camaradas, reflexionar sobre las posiciones adoptadas. Barrientos el dirigente estudiantil se fue a Guatemala, y allí sus puntos de vista pronto le ganaron, entre los estudiantes de la universidad el sobrenombre de “el bolchevique”. Mientras se encontraba allí, recibió noticias de que el gobierno, en una actitud de venganza cuasi-legal estaba confiscando las propiedades de su familia. Tal vez fue esto lo que reforzó su determinación de terminar su carrera de abogado. Estudió en Tegucigalpa y obtuvo el derecho de ejercer allí su profesión. Durante un tiempo la ejerció por toda Centroamérica, y al final regresó a El Salvador donde luchó por restaurar los derechos de su familia.26

En la otra mano, su amigo Martí, se radicalizaba cada vez más. Tenía la apariencia de un hombre de modales suaves, pero pensaba profundamente y, en contraposición a muchos estudiantes radicales, era capaz de actuar de acuerdo a su propio pensamiento cuando se presentaba la oportunidad.27

Al principio pasaba inadvertido, pero cuando hablaba le escuchaban.

En 1915 se formó el partido Socialista Centroamericano en la ciudad de Guatemala. Entre los miembros fundadores estaban Martí y dos salvadoreños más: Miguel Angel Vásquez, un viejo radical y Moisés Castro y Morales. Esta organización marcó el verdadero comienzo de la actividad comunista en América central. Ese mismo año, el presidente de Guatemala José María Orellana decidió expulsar a los izquierdistas extranjeros, Martí y Vásquez fueron obligados a abandonar el país. Llegaron a San Salvador y allí comenzó Martí sus relaciones con la FRST. Trabajó infatigablemente para la organización, tecleando en su máquina de escribir como un poseído, produciendo volcanes de propaganda e informes. Cuando Quiñónez Molina supo de su presencia, lo desterró nuevamente, pero al poco tiempo Martí entró subrepticiamente en el país y reanudo sus actividades.28

Cuando en 1927 Pío Romero Bosque llegó a ser presidente de El Salvador, los estudiantes salvadoreños se aprovecharon de la libertad que concedió para fundar la Asociación General de Estudiantes Salvadoreños (AGEUS). Generalmente, todos los estudiantes se mostraban descontentos con la política salvadoreña, pero pocos eran izquierdistas y menos todavía eran marxistas. A pesar de ello varios estudiantes fueron al campo en los últimos años de la década de los 20, como parte de un programa de educación de la FRTD conocido como la “Universidad Popular” también se formó un grupo clandestino de la Juventud comunista Internacional.29

En 1927 el gobierno comenzó a perseguir a Martí. Al ser encarcelado Martí se declaró en huelga de hambre y los estudiantes se organizaron para darle su apoyo. Los estudiantes de AGEUS aunque no eran marxistas, comenzaron a ver en Martí a un héroe popular por la simple razón de que se presentaba como el enemigo irreconciliable de las autoridades burguesas. Ya en 1928, la vida de Martí en El Salvador se hizo más difícil debido a la persecución gubernamental. en 1928 fue visto en Nueva York visitando el cuartel general de la Liga Anti-imperialista y en esa ocasión cayó en una redada. Fue posiblemente entonces que se convirtió en dirigente del SRI movimiento que después encabezó en El Salvador. En mayo regresó a Centroamérica, esta vez se dirigió a Nicaragua, lugar en que el general César Augusto Sandino estaba iniciando su campaña anti-yanki.30

Durante el año que permaneció con el movimiento de Sandino, Martí jamás cesó su empeño por convertir a sus dirigentes al comunismo. Pero Sandino no era el tipo de hombre que se podía interesar en la dialéctica y además, sus actitudes siempre fueron las de un empeño terrateniente. Era un dirigente nacional patriótico, y las prédicas socialistas de Martí eran fuente de dificultades para el movimiento, que de hecho se tenía que defender de la acusación de ser socialista con el fin de ganar apoyo tanto en su país como en el extranjero. Los dos hombres todavía se llevaban bien, cuando el grupo pasó por El Salvador. Luis Felipe Recinos que a la razón esbozaba la idea de las “Universidades populares”, para educar y radicalizar a las masas, escribió un elogio a ambos líderes.31

De hecho, al dejar las fuerzas de Sandino, Martí fue a México. En 1930 Martí estaba en Guatemala, donde recibió informes de Miguel Angel Vásquez y Jorge Fernández Anaya sobre la situación de El Salvador 32 no se conoce la fecha exacta de su regreso a El Salvador, pero es seguro que fue entre el 1 de mayo y el 1 de junio de 1930. Una vez de regreso no perdió tiempo en aprovechar los últimos caóticos días de la administración de Romero Bosque. A fin de cuentas, era Martí quien iba a ser el director de las fracasadas fuerzas del proletariado en la insurrección de enero de 1932. 33

1. LAS ORGANIZACIONES POPULARES EN LA ELECCION DE ARAUJO.

Pío Romero Bosque, que asumió la presidencia en marzo de 1927 hacía lo posible por contrarrestar el descontento estimulado por Fernández Anaya y Agustín Farabundo Martí. A mediados de 1930 descubrió que la FRST recién vuelta marxista había organizado a unos 800,000 trabajadores agrícolas, se sintió profundamente alarmado. El 12 de agosto de ese año, el gobierno emitió un decreto prohibiendo la agitación y las reuniones de trabajadores, así como la impresión o la circulación de propaganda marxista. Se autorizó a las oficinas de correo para que confiscara esa literatura subversiva. Todo esto se enderezaba a evitar una repetición de la gran petición de abril y el desfile de mayo organizado por Fernández Anaya. Pero el decreto de agosto no funcionó: la RFST respondió redoblando sus actividades entre los trabajadores agrícolas.34

El gobierno se vio obligado a retomar sus palabras con hechos. Durante agosto y septiembre de 1930 apresó alrededor de 600 campesinos en el Departamento de Sonsonate, por haber firmado un manifiesto de protesta contra el decreto del 12 de agosto. Otros fueron capturados en Santa Ana y Santa Tecla, acusados de querer organizar una seccional del SRI. A estos agitadores se les impusieron multas y muchos fueron sentenciados a la cárcel. Por supuesto nada le podría haber agradado más el ERI y el PC. Se organizó una “Campaña para la liberación de los presos políticos”. El 30 de noviembre un decreto prohibió todas las manifestaciones de las organizaciones campesinas y obreras. El 27 de noviembre hubo una manifestación callejera en Santa Ana, donde tuvo que actuar la policía. Entre mediados de noviembre y finales de febrero de 1931 fueron encarceladas más de 1200 personas acusadas de actividades izquierdistas o agitación sindical una de las víctimas fue Farabundo Martí que de ese modo quedó marginado de las elecciones de 1931. 35

El movimiento sindical creciente en El Salvador no le gustaba a ninguno de los candidatos. Esto no debe extrañar, pues todos representaban algún aspecto de los intereses conservadores. El Partido Constitucionalista al cual perteneció Miguel Mármol encabezado por Miguel Tomás Molina se había formado en oposición a Quiñónez Molina y se le consideraba como el partido de los elementos progresistas de clase media.

Al respecto Mármol dice: “… fui nombrado, por mis contactos en la zona urbana de San Salvador, Secretario del Comité Local del Partido Constitucional en San Martín, la población vecina a Ilopango, inaugurando así mi carrera política…un proceder bastante común entre los artesanos revolucionarios de San Salvador en la primera mitad del siglo; trabajar entre las masas de los pueblos, villas, ciudades cercanas a la capital, de los cuales procedíamos en buen número…”36

El movimiento sindical empezó a buscar a alguien que representara los ideales de las masas. Así fue como varios grupos sindicales empezaron a barajar el nombre de Arturo Araujo. Fue hasta el 4 de julio que decidió oficialmente convertirse en el defensor de los trabajadores.37

Araujo se convirtió en un dirigente del descontento popular contra la tiranía de los Meléndez. En 1922 apoyó una rebelión que se inició en Arcatao. El movimiento fracasó por la falta de apoyo local, pero sirvió para que Araujo estableciera sus cartas de un liberal.

Los simpatizantes de Araujo comenzaron a formar un partido que llamaron laborista según el modelo del Partido Laborista británico tan admirado por Araujo. Los laboristas, muchos de los cuales provenían del desgajamiento no-comunista de la FRST se enfrascaron en una vigorosa campaña subrayando al elemento de la “lucha de clases” Luis Felipe Recinos, un periodista y dirigente sindical ex-comunista que había comenzado con las “Universidades populares” para educar a las masas y un grupo de estudiantes universitarios hicieron todo el esfuerzo por subrayar que los objetivos de Araujo eran revolucionarios. En un momento dado Araujo despidió a Recinos. Este fundó su propio partido, el Partido del Proletariado Salvadoreño” con el que continuó la campaña a favor de Araujo.

Es comprensible que Arturo Araujo se sintiera molesto por la imagen que se estaba haciendo de el. Por lo que, deseoso de evadir el color marxista, se volvió vitalista, una doctrina confeccionada por Alberto Masferrer. Su vitalismo se refería a una “mínimun vital” que todos deberían tener para vivir una vida humana decente. El electorado escogió por abrumadora mayoría a Arturo Araujo en las elecciones de enero de 1931.38

El 1 de marzo Araujo tomó posesión de la Presidencia, dos días después el 3, se encontró rodeado de millares de campesinos y obreros que había llegado a recordarle sus promesas de hacer un gobierno reformista. Gritaron que querían la reforma agraria. Durante tres días la muchedumbre persistió en su actitud. El gobierno no solo tenía problemas con la derecha aún antes de comenzar a gobernar, también se encontró cada vez incapaz de satisfacer con su programa a aquellos que lo habían llevado al poder..39

El mismo día que dio a conocer el programa, Opinión Estudiantil lanzó un furioso ataque al régimen. Más tarde defeccionó Alberto Masferrer todavía peor, fueron los persistentes problemas laborales, asiduamente cultivados por la FRTS y los verdaderos comunistas. El abril y mayo se llevaron a cabo una serie de huelgas campesinas. Los estudiantes universitarios dirigidos por el no-comunista Francisco Guillén Pérez, pero también por el agitador Alfonso Luna, se reunieron el 11 de julio en la Facultad de Medicina de la Universidad. Las fuerzas de seguridad no lograron disuadirlos para que se disolvieran y estalló en enfrentamiento, el 13 de julio el gobierno estableció el estado de sitio. Cuenca refiere lo siguiente: “Las protestas de los campesinos se convirtieron entonces de acciones aisladas en la zona occidental de El Salvador… en un movimiento huelguístico de fuerte e incalculables proporciones… ante el floreciente movimiento de masas vaciló entre la represión abierta y la aplicación de medidas legales, demagógicas…”40

El 2 de diciembre de 1931 se produjo el golpe de Estado que deponía al presidente Araujo, asumiendo el poder de facto, en un primer momento un Directorio Cívico-militar que después de 4 días entregó el poder al Vice-presidente General Maximiliano Hernández Martínez, que impuso una dictadura de 14 años en la que permaneció hasta 1944, gobernando al país con una mezcla de astucia y misticismo, como lo califica Anderson.

2. LAS ORGANIZACIONES DE MASAS Y AGUSTIN FARABUNDO MARTI.

No se trata aquí de establecer quien vanguardiza las masas y su movilización, sino la relación que existe entre aquellas y las organizaciones revolucionarias de carácter marxista. Es cierto que el testimonio de Miguel Mármol, recogido por Roque Dalton constituye un documento histórico de gran valor, pero no es menos cierto que Martí, es el que juega el principal rol en la vanguardia revolucionaria de la época, ya sea a través del SRI o el PCS.

La etapa de la contienda electoral de Arturo Araujo y su fugaz mandato coincide con el incremento de la propaganda y agitación de la extrema izquierda que es un hecho concreto que tiene relación con la incapacidad del gobernante de mantenerse en el poder. De ahí que la descripción sucinta de estos hechos sea importante y necesaria dentro del contexto global de la presente investigación.

Martí retornó a El Salvador en 1930. Por haber sido un combatiente y más aún, Secretario Privado de Sandino, gozó de un considerable prestigio, a pesar del hecho de que ahora se dedicaba a denunciar a Sandino como un miembro de la burguesía y un falso profeta. Contaba en ese año con el apoyo del Cuartel General del SRI en Nueva York. Poco después fue nombrado Secretario General del Comité Central del SRI en El Salvador. Fue desde esta posición que dirigió las actividades de los extremistas.41

No existe registro que señale que tuviese una posición similar en el Partido Comunista, pero el partido estaba estrechamente aliado al SRI.

Una serie de protestas de trabajadores y campesinos contra las condiciones de la depresión e incidentalmente a favor de la Unión Soviética, llevaron a cabo a principios de agosto, que como ya se indicó llevaron al decreto del 12 de agosto y a la detención de centenares de manifestantes. Fue entonces que entraron en acción Martí y el SRI (1). No solo recibieron dinero y alimentos para los presos y sus familias, sino que también se preocuparon de que las detenciones tuvieran la publicidad más amplia posible tanto interna como externamente. Tales actividades hicieron que Martí fuera detenido y exiliado antes de que se celebraran las elecciones presidenciales. Martí fue extrañado del país el 20 de diciembre de 1930. No fue sino hasta el 20 de febrero de 1931 que retorna al país, y asume nuevamente la dirigencia del SRI. No pasó mucho tiempo en que se notara su presencia.42

La decisión de hacer propaganda entre las masas campesinas fue crucial para la extrema izquierda. Hasta el último año del régimen de Romero Bosque, la FRTS se había venido concentrando en un pequeño número de artesanos y empleados de servicios en los centros urbanos mayores, pero el éxito de Jorge Fernández Anaya demostró la posibilidad del apoyo rural. Ahora con Martí y Fernández Anaya (que se fue de El Salvador en 1931) en el escenario, era inevitable que se desarrollara una vasta campaña para organizar a los trabajadores rurales.43

La propaganda entre las masas populares en su mayoría analfabeta tropezaba con serios problemas a menos que se tuviera acceso a una estación de radio y los agitadores, desde luego no la tenían. Hubo dos métodos principales para diseminarla: Uno era la “Universidad Popular” una especie de indoctrinamiento clandestino en el cual los estudiantes de la Universidad iban a las poblaciones a dar lecciones de economía, agricultura, historia e inevitablemente política a los campesinos y obreros. Estos grupos eran prominentes de Ahuachapán, Izalco, Juayúa y otros poblados del occidente del país. Un segundo método consistía en hacer uso de los maestros de escuela de la localidad, que a menudo se convertían en agentes del movimiento radical. Generalmente ellos mismos solo gozaban de una educación elemental, y aceptaban sin mucho cuestionamiento las ideas más o menos simples que difundían el SRI y la FRTS o el PCS.44

Gertrudis, fue una maestra propagandista. Entre los puntos en el programa estaban:

1. La nacionalización de los medios de transporte y comunicaciones.
2. La igualdad de oportunidades para la mujer.
3. La semana laboral de 36 horas.
4. El derecho a la sindicalización y huelga campesina.
5. La seguridad contra el desempleo por enfermedad, maternidad y vejez, así como los salarios mínimos.
6. La educación libre y universal.
7. El cultivo de todas las tierras disponibles.
8. Una tasa progresiva de impuestos.
9. La erradicación del sistema indígena de castas.

Este último punto le pareció al novelista muy interesante. Los indígenas saben “que los conquistadores blancos… los obligaron a someterse a la obediencia la servidumbre.” Pero no han olvidado esos viejos agravios ni han perdido su bravura o su esperanza.45

Una de las ideas más ingeniosas que tuvieron los propagandistas fue la de utilizar dibujos ilustrativos.

Frecuentemente los agentes de extrema izquierda se disfrazaban de buhoneros o vendedores ambulantes. Como evidencia de la ingerencia extranjera se puede mostrar un documento del SRI en Nueva York fechado el 26 de febrero de 1931, en el cual se notificaba al comité ejecutivo del SRI en El Salvador que: “Acabamos de recibir la carta adjunta en la cual se nos avisa que a partir de enero de este año recibirán ayuda económica por valor de 50 dólares que les enviaremos nosotros.46.

En adición a su trabajo rural en la zona occidental de El Salvador los militantes de la extrema izquierda iniciaron una ofensiva intensa entre los estudiantes universitarios de la capital.

De acuerdo a la investigación de Thomas Anderson se puede inferir que la FRTS, el SRI y el PC, se constituyeron en sus momentos en los propulsores de los movimientos y movilizaciones de las organizaciones de masas, tanto durante los últimos años de gobierno de Pío Romero Bosque como durante el breve período de Arturo Araujo; y, además los que propulsaron el movimiento insurreccional de 1932, después de las elecciones.

Lo anterior se confirma cuando Miguel Mármol expresa: “Personalmente me tocó organizar y atender núcleos clandestinos de la Juventud Comunista, comités locales del PC en Soyapango e Ilopango,” “Al mismo tiempo de la organización clandestina continuaban las labores de organización de los sindicatos de la Regional (FRTS) en cuyo seno los comunistas procurábamos ser los mejores, los que daban el ejemplo, porque de aquellas filas era de donde salían los nuevos cuadros del partido.” “Ya desde Guatemala me habían informado que el movimiento de masas había tomado una envergadura enorme y que lo que más faltaba era precisamente cuadros capaces de dirigir toda aquella gigantesca labor.” “Nuestro movimiento de masas tenía un profundo contenido democrático, anti-imperialista y revolucionario.” “La labor secreta de organización rendía frutos a ojos vistas en los actos masivos de protestas y la lucha contra la represión gubernamental, en pro de las reivindicaciones de los trabajadores del campo y de la ciudad.”47

Al referirse a las elecciones en las cuales participó el PC, Mármol, expresa: “Yo tenía mucho miedo de que viniera la violencia generalizada porque sabía que al pueblo le iba a tocar la peor parte y por ello en mi trabajo trataba de canalizar la furia popular hacia la perspectiva de la huelga general, nivel intermedio entre el electorerismo y la insurrección.” “Esto no lo sabía el partido, era una labor puramente personal. Y es que en esos momentos, quienes estábamos en los frentes de masas conocíamos realmente el desarrollo de la lucha, y nuestras opiniones tenían que prevalecer sobre los cálculos que allá en el Comité Central se hacían en nombre de la doctrina. Creo que por haber hecho esto con mayor profundidad y en forma organizada fue que perdimos en forma tan aplastante la batalla de 1932.”48

En cuanto a la preparación de la insurrección, Mármol expresa: “… yo propuse que llamáramos a las masas salvadoreñas, inmediatamente, a la insurrección popular encabezada por el Partido Comunista. Enumeré las condiciones favorables que a mi juicio existían para el triunfo de la misma y el logro del poder político para la posterior realización de la revolución democrático-burguesa.” “A estas alturas, la reunión se llevaba a cabo ya con Farabundo Martí en calidad de Secretario General Interino, por la ausencia de Narciso Ruiz, que a su vez había sustituido a Luis Díaz.” “Farabundo Martí finalmente estuvo de acuerdo con mi proposición aceptando que el deber del Partido era el de ocupar su puesto de vanguardia al frente de las masas. Para evitar el peligro inminente, mayor y deshonroso para nosotros, de una insurrección incontrolada espontánea o provocada por la acción gubernamental, en que las masas fueran solas y sin dirección al combate.” “Se aceptó por unanimidad (hablo de los presentes, no de los dirigentes que se retiraron) la realización de la insurrección popular armada.”49

3. LA DICTADURA DEL GENERAL MARTINEZ Y LA RECONSTRUCCION DEL PARTIDO COMUNISTA SALVADOREÑO.

La insurrección de las masas cuya vanguardia revolucionaria había sido el PCS, fracasó en 1932. Agustín Farabundo Martí, Luna y Zapata habían sido pasados por las armas, pero uno de los principales dirigentes comunistas se había salvado: Miguel Mármol, que tuvo que trasladarse a Usulután, donde junto a otros camaradas, organizaron una célula que pasó a ser la célula central del Partido Comunista en el Departamento de Morazán y luego ampliaron su influencia hacia la zona rural. Mármol se estableció allí porque no había habido prácticamente labor de parte del PCS y de la FRTS, eso les pareció favorable, especialmente cuando el General Martínez había pensado que había liquidado para siempre la actividad comunista en El Salvador.

Desde un enfoque de contenido, las primeras reuniones de organización y propaganda estaban caracterizadas por intentar analizar críticamente con los escasos elementos de juicio, la justeza de la línea insurreccional, la oportunidad de insurrección, la forma en que esta había sido llevada a la práctica, los resultados obtenidos y la reacción del gobierno contra las masas, el fracaso militar y la situación nacional después de los sucesos y, por último, la perspectiva par alas fuerzas revolucionarias. Tal como lo describe Mármol: “Como resultado de las discusiones, elaboramos un documento titulado “El por que de la insurrección y su fracaso”. En el llegaron a la conclusión de que, a fines de 1931 y a principios de 1932 existían las condiciones para plantear a las masas la toma inmediata del poder mediante la insurrección armada de las clases trabajadoras de la ciudad y del campo con el fin de implantar la revolución democrático-burguesa”. De haber tenido éxito –continúa Mármol- y de haber tenido el respaldo de la existencia de un campo socialista, el tipo de revolución a plantear de inmediato habría sido, la del desarrollo de la economía no capitalista sobre la base de la más profunda reforma agraria, las nacionalizaciones, las paulatinas socializaciones y la liberación nacional anti-imperialista. Pero para entonces… las condiciones que establecieron la existencia de una verdadera situación revolucionaria y que reclamaban el planteamiento de la acción por parte del Partido ante las masas eran las siguientes:

1. La crisis de la economía mundial capitalista iniciada en 1929 llegó a El Salvador y se cebó en las masas con especial crueldad. Los precios internacionales del café se vinieron al suelo. El hambre apareció en todo el país y la desesperación de las masas trabajadoras llegó a un nivel sin precedentes. La burguesía estaba totalmente desconcertada ante la crisis económica y por el nuevo giro político nacional desde el fracaso de Araujo y su caída. La crisis económica planteaba además a la oligarquía salvadoreña, que vio con espanto las movilizaciones de las masas, un momento crucial: su salida de la crisis y las posibilidades de su desarrollo como poder político nacional en las nuevas condiciones del mundo dependía del aplastamiento del movimiento revolucionario popular.”
2. Crisis Política Nacional. Furia contenida de las masas radicalizadas por el derrocamiento del Gobierno de Araujo, derrocamiento llevado a cabo por una fracción civil-militar manejada desde las sombras por el General Martínez a escasos nueve meses de asumir el poder con gran apoyo popular y gran pompa ceremonial. Repudio unánime a los golpistas y al nuevo gobierno.”
3. Repudio Internacional al nuevo gobierno. A un mes y días de asaltar el poder, o sea cuando se planteó por nuestra parte la posibilidad insurreccional, el gobierno de Martínez no tenía el reconocimiento diplomático de ningún gobierno del mundo.
4. El Salvador era uno de los eslabones más débiles del imperialismo en esta parte del mundo. Aún más: El Salvador era un campo de batalla de varias contradicciones interimperialistas, pero todos los imperialismos eran relativamente débiles con respecto al país. No se podía decir rotundamente que el imperialismo yanki o el imperialismo inglés tuvieran la sartén salvadoreña por el mango en aquel entonces. Inclusive el General Martínez manifestaba claramente sus simpatías germanófilas y se inclinaba por el nazifascismo. Desde luego, ya el imperialismo yanki preparaba su asalto al país y pronto llegaría a desplazar a los demás imperialismos, primero después de la masacre del 32, cuando jugó a la carta del General Martínez y luego, definitivamente, al salir victorioso de la Segunda Guerra Mundial. Es interesante ver como en la historia nos encontramos con numerosos casos en que el eslabón más débil del imperialismo en una zona es fortalecido por medo de la Violencia: masacres contra el pueblo, guerras locales entre naciones hermanas, conflictos fronterizos, etc. Si el pueblo no se apresurara a usar la violencia revolucionaria para dominar la situación favorable en un momento histórico, o, como nos sucedió a nosotros, si se usa mal la violencia, el imperialismo pone más tarde o más temprano su empujón de violencia reaccionaria y fortalece su sistema de dominación local.
5. Había extremo descontento de la burocracia estatal y de los servidores y trabajadores del Estado en general por la radical reducción de sus salarios dispuesta por el gobierno del general Martínez.
6. Había una tremenda indignación entre las masas campesinas por el acentuamiento de la explotación y la extrema violencia que la clase patronal y las fuerzas represivas gubernamentales habían venido desarrollando en contra suya en todo el país: trato de esclavistas a esclavos en fincas o haciendas, salarios de hambre, rebaja de salarios en forma arbitraria e inconsulta, despidos masivos injustificados, desalojos en contra de los colones, negación sistemática de arrendar la tierra, agravamiento de las condiciones de trabajo para los aparceros, destrucción de las cosechas de los campesinos inconformes por el método de quemar los sembradíos o echar sobre ellos el ganado de pasto, cierre de los pasos a través de las fincas y haciendas. Inclusive en el caso de que dichos pasos tuvieran la categoría de caminos vecinales-, represión directa y enconada de la Guardia Nacional en forma de encarcelamientos, expulsiones de mujeres, torturas y asesinatos contra quienes se atreviesen a protestar. Todo esto, agravado por el desempleo y hambre y todas las demás miserias extremas que trajo la crisis económica, y por el arrebatamiento del triunfo electoral a los comunistas y demás sectores progresistas en los que los campesinos y peones depositaban sus últimas esperanzas, todo ello hizo que la masa rural entrara en una actitud insurreccional aguda. Las masas urbanas del centro y del occidente apoyaban en lo fundamental el clamo que venía del campo. Las masas populares no querían seguir viviendo como hasta entonces.
7. Intensa agitación político-ideológica y propaganda social de distintos sectores extremistas, como las anarco-sindicalistas, los demagogos electoralistas, los araujistas (que habían hecho de la promesa del reparto de tierras –luego incumplida- la base de su propaganda en la campaña presidencial), etc.
8. Contábamos con un partido Comunista que, aunque poco experimentado y con grandes vacíos teóricos e ideológicos, tenía una gran disciplina y gozaba de una enorme popularidad y autoridad. Su dirección era aceptada por el movimiento obrero organizado por el movimiento campesino (en el seno del cual su línea era realmente discutida) y era muy dominante en el movimiento estudiantil y entre la intelectualidad pequeño-burguesa, además nuestro partido contaba con un buen núcleo de soldados comunistas y hasta con grupos de oficiales situados en lugares claves de la organización militar de la burguesía. En este aspecto creo que podemos decir que contábamos con suficiente fuerza dentro del ejército como para iniciar una insurrección masiva, apoyada por dicha fuerza para dar un primer golpe devastador de sorpresa, desde dentro de aparato represivo burgués. El PCS tenía, ya a los dos años de fundado, las características de un núcleo de vanguardia que, dentro de las condiciones del país en aquel entonces, podría ponerse a la cabeza de las masas y plantear la revolución. en ese sentido cubríamos todos los requisitos que habían sido señalados en las reuniones informales entre comunistas en la Conferencia de la Sindical Roja en Moscú o sea, que al lanzarnos a la insurrección no nos salíamos de los criterios corrientemente aceptados en el movimiento comunista internacional de la época. Ello nos hacía esperar asimismo que, si nuestra insurrección se veía coronada por el éxito y ante la toma del poder por el pueblo se produciría una intervención extranjera contrarrevolucionaria imperialista, tendríamos la solidaridad material y moral de todos los partidos comunistas del mundo, del movimiento obrero internacional y de la Unión Soviética de Stalin.
9. Contábamos también con un programa amplio de la revolución democrático burguesa con el que esperábamos tener un gran campo de maniobra frente al imperialismo y poder incorporar a la revolución a las capas medias, neutralizando inclusive, por lo menos temporalmente, a la oligarquía terrateniente. Este programa tenía un criterio y una sistematización de los problemas inmediatos de gobierno en la primera etapa de la revolución. incluso estaba ya designada la persona, el negro Martí, que se encargaría de coordinar los contactos para la integración de un nuevo gobierno democrático y amplio, con participación e profesionales consecuentes con el pueblo, etc.; la toma del poder por parte de la clase obrera y el campesinado para hacer la revolución democrático burguesa no era una consigna sectaria. El movimiento obrero organizado, aunque de composición primaria ya que el desarrollo capitalista en nuestro país era una fuerza decisiva. Entonces no existía la AGEUS, las organizaciones profesionales, los frentes únicos democráticos. Los problemas políticos populares se discutían fundamentalmente en el seno del movimiento obrero. Y de la población rural ni se diga. Era (campesinos pobres y peones o proletarios agrícolas) la mayoría aplastante de la población (más del 75%) y estaba en su conjunto en las posiciones más radicales e incluso tendía o comenzaba a tender hacia una insurrección espontánea.
10. Las vías legales estaban agotadas. En primer lugar las grandes masas no creían más ni en los partidos políticos burgueses ni en el juego electoral burgués. La demagogia del Partido Laborista de Araujo fue la que dio altraste con la fe en los partidos tradicionales y el fraude electoral contra nosotros hundió a todo el sistema electoral ante los ojos de las masas. Las masas indígenas y campesinas, por ejemplo, habían creído que un cambio de autoridades resolvería sus problemas, como ya expliqué, es decir, un cambio de autoridades que llevara a las diputaciones y autoridades indígenas, campesinas, etc., a autoridades provenientes de esas capas superexplotadas. Esta demanda fue muy sentida por la población y por ello fue que nuestros candidatos, extraídos realmente del seno de las masas, obtuvieran tanto respaldo. El fraude terminó con las ilusiones y la masa engañada y dolida vio que solo el camino de las armas significaba una garantía para ella.

“Creo que bastan estos aspectos de la realidad salvadoreña de entonces para comprobar que nos encontrábamos con una situación revolucionaria típica y que era necesario pasar a la acción”. (Roque Dalton, Op. cit. p. 326)

“Creo que nuestros errores fueron de derecha y no de izquierda nuestros errores fueron por una parte de vacilación en la aplicación de una línea que en lo fundamental correcta, lo cual no permitió el aprovechamiento de la oportunidad adecuada, la sorpresa, el mantenimiento de la iniciativa, etc. Nuestros errores fueron también de un tremendo desprecio por los medios materiales para la insurrección: armas, transportes, medios económicos, comunicaciones, etc. Y desde luego, nuestros fundamentales y principales errores fueron de tipo militar y organizativo. Nosotros creíamos que teníamos un partido suficientemente capacitado para dirigir la insurrección. Este es tal vez uno de los aspectos que se pueden discutir de acuerdo con los resultados, pero después de los hechos, es decir, ahora. Lo que quiero decir es que creo que estábamos a la altura de lo que corrientemente se entendía en aquel tiempo a nivel internacional como un partido capacitado para dirigir a las masas en la acción hacia el poder. En nuestra forma organizativa y en nuestra actividad seguíamos las normas leninistas fundamentales, tratando de adaptarlas a nuestro medio”.

“Desde luego es menester decir también en voz alta algo que nunca negaríamos: Los comunistas salvadoreños del 32 entendíamos que con nuestra labor revolucionaria contribuiríamos también a fortalecer las posiciones del comunismo en el mundo y que en concreto nuestra labor ayudaba directamente a la consolidación y al desarrollo de la Unión Soviética. Los comunistas siempre hemos sido esencialmente internacionalistas y precisamente por eso es que somos los mejores patriotas; por que nuestro deber internacional más alto consiste en hacer la revolución en cada uno de nuestros países”.

“También es conveniente situar, por muchos motivos y para ordenar la discusión que se pueda dar algún día sobre estos acontecimientos, el carácter leninista de la actividad del Partido Comunista Salvadoreño. Creo que los hechos siguientes lo fundamentan:

– Nuestra actividad estuvo dirigida principalmente a las masas trabajadoras de la ciudad y el campo, es decir al sector explotado fundamental del país; – Estuvo ligada como lucha de masas a todas las capas susceptibles de incorporación o sea: Campesinos medios, dueños Pobres de taller, pescadores, vendedores de pequeño comercio ambulantes o no, inquilinos de tierras y vivienda, estudiantes y profesionales, burgueses progresistas, etc. Para cada sector, nuestro partido elaboró programas de demandas específicas sobre las cuales basar su integración a la lucha. Se organizó a los desocupados en demanda de pan y trabajo. – Se reconquistó por parte nuestra, la dirección de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, principal organización de masas del país, arrebatándola de manos de los reformistas y anarco-sindicalistas, lo cual a más de una necesidad concreta en nuestro país para el desarrollo del movimiento revolucionario, era un problema planteado a nivel mundial para todo el movimiento comunista; – Se proclamó muy principalmente nuestra ligazón internacional con todos los revolucionarios del mundo y con todos los explotados. Proclamamos entre las masas nuestro apoyo a la lucha anti-imperialista del General Sandino en Nicaragua, la China revolucionaria, etc. y nuestra solidaridad con el movimiento internacional de los obreros y campesinos organizados y con la Unión Soviética. – Organizamos y dirigimos huelgas económicas amplias y numerosas en la ciudad y el campo y realizamos incontables y amplias acciones de masas (mítines, concentraciones campesinas –públicas y secretas-, manifestaciones políticas y sindicales, acciones de agitación y propaganda, etc.) contra la injusticia social y el imperialismo, contra la política represiva del régimen que elevaron la conciencia de las masas y contribuyeron a profundizar la crisis política nacional. – Teníamos asimismo una política concreta (la revolución democrático burguesa en los términos que he dejado expuestos) y un programa detallado.

“Para dar un panorama completo, los pro y los contra, quiero decir que quienes en el interior del partido se oponían rotundamente a la insurrección, daban para fundar su criterio las siguientes razones:

1. Que solamente teníamos una influencia parcial en el país y que no contábamos con el apoyo de la zona oriental de la República. So era falso. Teníamos hasta apoyo militar en la zona oriental y el trabajo de agitación y propaganda era amplio, aunque que menos que en el centro y occidente. Además contábamos con que una vez tomadas todas las imprentas y los periódicos, podríamos inundar Oriente con nuestra propaganda, destacar equipos de agitadores especializados etc.
2. Que el imperialismo norteamericano por mucho menos de lo que nosotros proyectábamos había invadido Nicaragua y no dejaría pasar 24 horas sin lanzarnos la invasión militar directa en el caso de que tomáramos el poder, y que no estaríamos en capacidad de hacer frente a sus tropas modernamente equipadas y con gran organización. Esta tesis se nos echó en cara antes y después de la insurrección y no solo en El Salvador sino en el seno de la Internacional. Nosotros sin embargo no creíamos (yo veo aún que había mucha razón en nuestra apreciación) que una intervención armada directa del imperialismo fuera fatal, segura. Pero incluso ante la realidad de una intervención Yanki de gran envergadura, el General Sandino nos había mostrado ya el camino desde las selvas segovianas de Nicaragua: La guerrilla en la montaña, la guerra nacional contra el invasor.
3. Que nuestro partido no estaba en capacidad de dirigir a las masas hacia la insurrección, ni política, ni organizativa, ni militar, ni ideológicamente. (Dalton, Roque: Op. cit., p. 330-332)

Después de los trabajadores de análisis, se reinició el trabajo organizativo partidario en Usulután. Una de las primeras tareas fue agrupar a los comunistas o simpatizantes dispersos en la zona oriental que fueran residentes en la misma y se hubieran quedado sin contacto o hubieran llegado huyendo de la zona occidental. El núcleo inicial de Usulután, como ya se indicó actuó como núcleo de dirección, ya que no se tenían contactos con la dirección del PCS, o mejor dicho, nos e sabía si existía en el país una dirección de partido o restos de la misma.

Cuando se tuvo un mínimo de organización actuando se decidió utilizarla en labores políticas dirigidas a las masas, con el criterio de que no se podía permanecer mucho tiempo en la clandestinidad, sino que había que demostrar al gobierno y a las masas la vitalidad del partido de los comunistas, había que dar señales de vida y acción para demostrar que ni las masacres ni la ola de terror, podrían evitar completamente a un movimiento revolucionario. Una de las principales labores, al principio fue la de enviar protestas al gobierno y sus sectores de apoyo por los atropellos antipopulares de que se tenía noticias. Las protestas se enviaban por telegrama o por correo y desde diferentes poblaciones. El lenguaje se disfrazaba, pero los destinatarios entendían el mensaje. Pero, de todas maneras era imposible ocultar que la actividad renacía en la zona oriental del país.

Luego se pasó a elaborar y difundir propaganda sindical exhortando a la clase obrera a reorganizar sus aparatos. Una vez se avanzó en ese trabajo se pasó a elevar la calidad de los nuevos militantes de las células rurales y urbanas. Se prepararon esquemas de organización que circularon entre los miembros de las células, esto sirvió para ir formando los nuevos cuadros de militantes, en la idea de que la organización comunista tiene sus normas, sus reglamentos, sus formas específicas de funcionamiento, que si bien no son dogmas rígidos ya que deben adaptarse a las circunstancias de la realidad, que sirven para crear un marco general y operativo. Estos esquemas organizativos logran sus objetivos de organización en Usulután, tanto entre obreros de tenerías especialmente, así como contribuyeron a ampliar el círculo de simpatizantes entre la pequeña burguesía, estudiantes y profesores. Ya para Noviembre de 1932 había suficiente fuerza como para manifestarse en acciones políticas.

La primera manifestación fue organizar la protesta contra la introducción de la fotografía en la cédula de vecindad, medida que entre otras iba ligada a las necesidades de identificación y control anticomunista. Se decidió hacer una “carteleada” en la ciudad de Usulután. Por la noche comisiones de las células comunistas colocaron carteles en los lugares más visibles de la ciudad.

Toda esta actividad había sido desplegada por Miguel Mármol y otros comunistas, que frente a la reacción de las fuerzas del gobierno por la acción anteriormente citada, se traslado a Santa Elena desde donde continúo centralizando las actividades clandestinas por medio de enlaces que recorrieron la zona oriental. Mientras tanto Mármol hacía una vida y actividades clandestinas, poco a poco fueron llegando noticias de todo el país sobre el renacimiento lento y dificultuoso del movimiento revolucionario.

El 5 de Agosto de 1933 los comunistas de Usulután decidieron que Mármol regresara a San Salvador. La organización en Usulután podía controlar la zona oriental. Durante el año que Mármol permaneció huyendo fueron efectivos, política y organizativamente los comunistas sobrevivientes. Estaban dispersos pero hacían reuniones para aprovechar alguna oportunidad de trabajo con el esfuerzo de nuevos militantes de Santa Ana y otras zonas del occidente.

Estos comunistas habían dado por reorganizado el partido reconociendo como comité central el equipo de dirección que operaba en San Salvador. Uno de los comunistas que reiniciaron la labor partidaria fue Julio Fausto Fernández que llegó a ser Secretario General del Partido. El trabajo del PCS creció y se organizó los correos entre las células en todo el país y no obstante los obstáculos y limitaciones la organización creció y se mantuvo un reclutamiento constante con criterio selectivo. El juramento que se tomaba a los nuevos militantes se hacía en nombre del Comité central, del PCS sección de la Internacional Comunista.

Los contactos en el interior del país mejoraron y de nuevo la actividad se orientó hacia el occidente del país, logrando organizarse en Sonsonate. El 25 de Noviembre de 1934 Mármol fue detenido por las autoridades. Durante catorce meses estuvo detenido hasta que fue puesto en libertad el 21 de Enero de 1936 bajo ciertas condiciones restrictivas de su libertad que el dirigente comunista aceptó.

Tiempo después, Mármol logro hacer contacto con un comunista que le manifestó que un grupo de comunistas habían continuado trabajando organizativamente, entre ellos, Alejandro Dagoberto Marroquín, Julio Fausto Fernández y Amparo Casamalhuapa. Estos habían impulsado algunas protestas al régimen. Después de varios esfuerzos. Mármol fue invitado a una reunión del PCS, donde encontró nuevos dirigentes: Alejandro Dagoberto Marroquín, Amparo Casamalhuapa, Antonio Rodríguez Porth, Fernando Vasilio Castellanos, Julio Fausto Fernández. Allí se dio cuenta de los resultados de la organización y las actividades que habían planificado.

Se discutió como ligar al partido nuevamente con el pueblo. Mármol expresó que antes de lanzar el partido a la calle se debería partir de la realidad. El aparato del PCS había quedado destruido, y que habían que reconstruirlo, reorganizar y hacer funcionar la dirección e intensificar el reclutamiento clandestino. Como primera tarea se elaboró una lista con nombres de comunistas y ex-comunistas con posibilidades políticas y morales para regresar, simpatizantes y personas de pensamiento progresista y se informó de organismos que ya habían sido fundados en Santa Ana.

Debido a que la vigencia a que había sometido Miguel Mármol y los suyos fue constante, decidieron no hacer reuniones grandes, sino organizarse en células de tres y hasta cuatro personas. Alejandro Dagoberto Marroquín tuvo que salir rumbo a México, es decir, fue exiliado, mientras una nueva generación de universitarios habían llegado al PCS: Tony Vassiliu Hidalgo, Matilde Elena López, Toño Díaz, todos habían sido influenciados por Marroquín. aquí hubo una ruptura, los obreros quedaron encabezados por Ismael Hernández, Modesto Ramírez y Miguel Mármol.

Los comunistas salvadoreños se dividieron en tres grupos que trabajaban paralelamente. Un grupo dirigido por Toño Díaz, un obrero; el otro por Amparo Casamalhuapa y el tercero por Mármol. Así transcurrieron meses en que no se logró establecer la unidad; y, ninguno de los grupos creció lo suficiente para imponer una línea central y atraer a los demás.

Ni la dirección del Partido Comunista Mexicano pudo unir a los grupos. Sin embargo, poco a poco fueron demostrando las posibilidades unitarias. Surgió entonces una propuesta de unificación en un comité central integrado equitativamente por las tres fracciones dirigidas por un Secretario General. Como paso previo para unificar a las bases. Los grupos aceptaron y un comunista hondureño ocupó la Secretaría General.

A la sombra del régimen que pretendió organizar a los zapateros, el movimiento “Reconstrucción Social Salvadoreña”, para ampliar la base de apoyo social del gobierno del General Martínez. Miguel Mármol y otros comunistas aprovecharon esta oportunidad para organizar la “Alianza Nacional de Zapateros” se constituyó la junta directiva y Miguel Mármol fue nombrado Presidente. En dos meses quedó instaurada la Alianza a nivel nacional fue la primera experiencia organizativa independiente de los obreros salvadoreños después de la insurrección fracasada de 1932. Quitó miedo a los gremios y dio perspectivas a l frente sindical. A partir de esta experiencia se fueron organizando los obreros disfrazados o abiertos, sociedades de artesanos, asociaciones de ayuda mutua, juntas de vecinos y trabajadores. Incluso se celebró en Usulután un Congreso Nacional de Sociedades de Trabajadores y los barberos crearon su sociedad.

Los obreros de la fabricación de tejidos “Martínez y Saprisa” se organizaron para crear una alcancía colectiva pero cuya idea era evolucionar al sindicato. Alianza se retiró del seno de “Reconstrucción Social Salvadoreña”. Todo esto había estado ocurriendo a finales de la dictadura del General Martínez y se entrelazaba con las diversas conspiraciones que se organizaban para derrocar la dictadura.

4. LAS ORGANIZACIONES DE MASA, EL PARTIDO COMUNISTA SALVADOREÑO Y SU NUEVO ASCENSO DURANTE EL PERIODO: 1944-1948.

La rebelión militar del 2 de Abril de 1944 contra la dictadura del General Martínez, sorprendió a los salvadoreños, la Alianza de Zapateros no supo nada. Sin embargo, el PCS había tenido alguna información sobre el movimiento y había colaborado con recomendaciones, consejos y afianzamiento de contactos a los diferentes grupos participantes.

Fue Matilde Elena López de la nueva hornada comunista que por medio de una radio local que estaba en manos de los rebeldes anunció el derrocamiento del General Martínez. Todos hablaban por la YSP incluyendo a dos comunistas de la Alianza (Luis Felipe Cativo y Antonio Garay) exhortaron al pueblo para apoyar la rebelión en nombre del gremio y la Alianza. Todos querían participar en la rebelión pero no sabían como, cientos de personas se aproximaron al Primer Regimiento de infantería y luego a la Caballería, pero la oficialidad inteligentemente no les entregó armas. se dirigieron a la YSP desde donde se había hecho el llamado a la rebelión y donde se decía estaba el doctor Arturo Araujo que había sido señalado como el máximo dirigente civil de la rebelión.

Los líderes del 2 de Abril no se habían preparado para luchar de verdad, creyeron que iban a derrumbar al gobierno por teléfono, con el solo requisito de asesinar al General Martínez, “y la verdad es que quien los venció por teléfono fue Martínez” El General se dirigió a la ciudadanía diciendo que tenía controlada la situación, que un pequeño grupo de criminales se habían levantado contra la ley y que iban a proceder con todo rigor para restablecer por completo el orden. Decretó el Estado de Sitio e implantó la ley Marcial y la instalación de Tribunales militares. Miguel Mármol, ahonda más sobre estos puntos en la obra de Roque Dalton ya citada.

Luego de fallar los militares y algunos civiles en la rebelión del 2 de Abril vendría el pueblo a expresarse unitariamente en las luchas de Mayo.

Frente a esta situación, las organizaciones gremiales dejaron de funcionar, los dirigentes de todos los sectores fueron estrictamente controlados por el régimen y el PCS había quedado tan reducido que no tenía vinculaciones con el pueblo. Así un grupo de comunistas se reunieron para considerar la situación llegando a la conclusión de que habría que crearse el instrumento adecuado para canalizar la acción popular en contra de la dictadura o sea un partido político de masas, de amplia orientación democrática que pudiera incorporar a sus filas a la mayoría de trabajadores del país. Sería un partido no sectario, antifascista y antidictatorial. El momento era preciso porque otros sectores sociales hablaban de organizarse para luchar, sobre todo los estudiantes universitarios, la pequeña burguesía urbana, etc.; y, era prudente tratar de construir, con perspectivas a largo plazo, un partido que tuviera de frentes a la clase obrera organizada.

Era claro que una organización así lo podría comenzar a construirse en la clandestinidad. De esa reunión salió el nombre de partido: Unión Nacional de Trabajadores UNT). Se integró una comisión nacional de organización así: El estudiante Amílcar Martínez, el periodista Benjamín Guzmán y a los obreros Pedro Grande, Luis Díaz (que había sido el primer Secretario General del PCS) y Miguel Mármol que había mantenido aunque precariamente por sus propias condiciones de persecución, el PCS, especialmente en Usulután, Santiago de María y Santa Elena y otras poblaciones del oriente del país.

Los estudiantes universitarios llamaron a una huelga general nacional que se llamó: “Huelga de brazos caídos”, en su dirección se destacaron el bachiller Reynaldo Galindo Pohl, Raúl Castellanos Figueroa, el doctor Fabio Castillo y otros. El país, se paralizó.

Desde el seno de la clandestina UNT en organización se impulsó a la clase obrera de todo el país bajo la consigna siguiente: “Unidad Nacional de todas las fuerzas populares y democráticas del país contra la tiranía Martinista sobre la base de la huelga general nacional de brazos caídos hasta derrocar a la dictadura. Trabajadores: a organizarse políticamente en las filas de la UNT.”49

La huelga general nacional dio el tiro de gracia al dictador, lo dejó sin puntos de apoyo. El 9 de Mayo de 1944 el General Martínez en mensaje dirigido a la nación, renunció a La Presidencia de la República. Derrocado el Presidente, la UNT convocó a un Pleno Nacional como medio de salir a la luz pública consultando a las masas. El pleno adoleció de fallas no fue capaz de analizar lo ocurrido en el proceso que culminó en Abril y Mayo de 1944. No se pudo saber cuales fueron los elementos que construyeron la sólida unidad nacional que terminó con el régimen, como funcionó el proceso de unificación de los diversos sectores sociales, que sector aportó más a la lucha.50

Por parte de los comunistas tampoco se profundizó acerca del papel del PCS en la conspiración, si el partido participó como organización o si solo participaron algunos comunistas en lo individual. Cuales fueron las condiciones de participación del PCS o de los comunistas individuales al lado de los otros sectores, cual fue su responsabilidad en su fracaso; que papel jugó en la huelga de Mayo, detalladamente.

L UNT comenzó a caminar, sin conocer los elementos del proceso que se estaba desarrollando en el país y la perspectiva abierta, como dice Mármol: “…caminar como el ciego, tanteando paredes y ventanas, por falta de clarificación de los hechos que tenemos a mano. Como necesidad previa para dar el próximo paso, ha sido siempre la enfermedad infantil de la izquierda salvadoreña y parece que lo sigue siendo”.51

Nadie se preguntó porque los revolucionarios del país habían perdido trece años de historia, desunidos, odiándose entre sí, acusándose de cobardía, desviación de la línea correcta, traición, inmoralidad<; sospechándose, conspirando unos contra otros. Sin caer en la cuenta, sin querer caer, de las posibilidades de trabajo común que siempre se abren para los verdaderos revolucionarios. Las rebeliones militares habían sido constantes en 1932, 1934, 1935, posteriormente otro encabezado por el teniente Baños Ramírez. El Coronel Ascensio Menéndez fue expulsado a Francia. La rebelión de 1944 fue la última de las acciones militares contra la dictadura ¿y qué hizo el PCS mientras tanto?. La UNT, no quiso analizar esto, lo mismo pasó en el PCS.

“Fue hasta mucho tiempo después –dice Mármol- que supe que el doctor Romero había sido miembro del partido, encargado por el comité central de descubrir y unificar los grupos conspiradores; que el partido había decidido en concreto que los camaradas participaran en la rebelión antimartinista como individuos y no como militantes”. Y continúa: “… que sin embargo de los deseos del partido, nuestra organización como tal había sido encargado por los dirigentes del 2 de Abril de la tarea de imprimir propaganda y repartirla, hecho que influyó negativamente en la mentalidad de los militares conspiradores”52

No obstante los comunistas trataron de organizar una idea de lo que tendrían que hacer, una vez que la UNT funcionó públicamente. El PCS se reunió y tomó resoluciones de carácter urgente:

1. Propiciar activamente la política de “Unidad Nacional”, con todas las fuerzas del país que aspiraran a la democratización política que su posición nos iba a permitir el desarrollo de la lucha de masas y el crecimiento de nuestro partido. Ello suponía una doble línea: una línea de masas abierta; y otra línea clandestina, de organización de aparato con militancia secreta.
2. Imprimir a la UNT una línea ágil, consecuente con el momento político, caracterizado por el despertar de las masas, y con las necesidades de crecimiento del PCS, sobre la base de un programa reivindicativo que interesara a los trabajadores del campo y la ciudad.
3. Colaborar con la pequeña burguesía radical en la creación y orientación de un partido burgués progresista, cuyo candidato presidencial fuera el Dr. Arturo Romero.
4. Normar las relaciones entre la UNT y el partido burgués progresista para desarrollar con éxito de campaña presidencial.
5. Atendiendo el movimiento huelguístico en demandas de la destitución de los jefes y capataces hostiles ligados a la dictadura;
6. Reorganizar sobre criterios revolucionarios el movimiento radical del campo y la ciudad.
7. Abrir una intensa campaña de reclutamiento clandestino para el PCS, que llevara a sus filas a los luchadores más valiosos del movimiento de masas del país y crear las organizaciones más partidarias allí donde no existieran. (Dalton, Roque: Op. cit. pp. 480-492).

Con el derrocamiento de la dictadura, retornaron al país muchos revolucionarios y algunos comunistas. La política de unidad nacional agradó a la mayoría de comunistas que habían dejado el exilio. Se reorganizó la Junta Directiva de la UNT incorporando a Alejandro Dagoberto Marroquín, como Secretario General, agitación y propaganda, Carlos Alvarado (comunista), finanzas, Luis Díaz (comunista primer secretario general del PCS) Administración y organización, Miguel Mármol (sobreviviente de la insurrección de 1932 y comunista confeso) Director del periódico “Vanguardia” Abel Cuenta (revolucionario) no militante del partido. Importante fue la labor de la UNT en los siguientes cinco meses después de ser derrocada la dictadura del General Martínez.

Sin embargo, existía una confusión acerca del carácter de la UNT. ¿era un partido político o una central obrera? ¿un partido autónomo y ampliado de los trabajadores o un frente de masas del PCS?. La confusión fue mayor cuando la pequeña burguesía y algunos sectores de la burguesía progresista que habían impulsado el movimiento del 2 de Abril organizaron el partido Unión Democrático (PUD) para respaldar la candidatura presidencial del Dr. Arturo Romero.53

Por los medios al alcance de la UNT, los comunistas contribuyeron decisivamente a elevar ante las masas el prestigio del Dr. Romero. Pero la creación del PUD como organización democrática de la burguesía, que inmediatamente tuvo respaldo político masivo aumentó la confusión sobre la naturaleza y el rol específico de la UNT, lo que vino a propiciar el oportunismo.

Miguel Angel Orellana se puso al frente del sindicato de los ferrocarrileros (UTF) de importancia básica e influencia decisiva en la UNT y trató de crear los “sindicatos del Partido Unión Democrática.”

Los comunistas no se quedaron atrás, infiltraron desde el principio al PUD pero no respondieron a la política del PCS, este está claro que los comunistas no debían sectorizar el PUD, pero si debió ser un elemento de vanguardia a su interior luchando porque las posiciones de la clase obrera fueran radicalizando al romerismo; pero los comunistas hasta llegaron a impugnar las posiciones del PCS y la UNT en las discusiones internas del PUD.

En la UNT se recibió información de que para el 25 de Octubre se proyectaba un golpe de Estado contra el gobierno interino. Unificados por aquel peligro la UNT y el PUD alertaron al gobierno y al pueblo, pero el golpe de Estado los sorprendió, fue ejecutado el 21 del mismo mes. La primera medida tomada fue la disolución por medio de la fuerza de la concentración pro-Guatemala que se había reunido en el parque Libertad, celebrando la caída de Ubico. Luego la persecución contra los romeristas del PUD y la de la UNT en todo el país, las organizaciones de masas democráticas fueron desmanteladas, el PUD y la UNT prohibidas. Se intentó organizar una huelga de brazos caídos como la que había derrocado al General Martínez, pero en esta ocasión no prosperó.

Se formó un gobierno salvadoreño en el exilio, presidido por el Dr. Miguel Tomás Molina, que en un intento de invadir fue abatido en los llanos de Ahuachapán. Miguel Mármol retornó a la clandestinidad y comenzó a escribir entre otros, algunas cuestiones sobre propaganda a favor del gobierno provisional, esto había puesto en riesgo a los dirigentes del P.U.D. Por su parte los sectores más avanzados del movimiento estudiantil universitario y obrero, por su parte, llegaron a determinar que no había posibilidades de lucha legal contra el gobierno defacto, y que habían que pasar a hacer la lucha armada.

Al principio, la lucha armada tomó forma de terrorismo individual. “Una bomba por aquí, otra allá, un policía muerto por aquí, otro allá”. La primera reunión que hicieron los comunistas después del golpe de Estado ejecutado por el Coronel Osmín Aguirre y Salinas se realizó el 30 de Marzo de 1945, fue presidida por Julio Fausto Fernández. para entonces ya había tomado posesión el nuevo Presidente General Salvador Castaneda Castro. En la reunión se leyó un informe presentado por el núcleo de Dirección, se estudió la situación, la perspectiva y se tomaron resoluciones. En el se hizo el análisis de las relaciones entre la UNT y el PUD y el rol jugado por el PCS. Se señaló que el error fundamental fue haber descuidado la labor partidaria, al haber descuidado el crecimiento y fortalecimiento orgánico del PCS. A causa de haberse volcado, exclusivamente a la lucha de masas.

No hay duda de que el trabajo de masas era principal pero también era cierto que no era el único y que al descuidar el trabajo propio del PCS se había renunciado a recoger en forma permanente los frutos del trabajo masivo. Los comunistas argumentaron que no debieron haber visto el trabajo de masas como un fin en sí, sino como un medio para construir los instrumentos revolucionarios. En este sentido, Mármol habló en concreto de las condiciones existentes en 1944-1945 “en que no tenían ni partido ni organización ni nada”.

“También se dijo –expresa Mármol- que no todos los camaradas habían estado a la altura de las circunstancias, más por dedicarse al juego de las mutuas acusaciones, sin obtener fruto alguno. Otros, por plantear al pueblo consignas y frases, proyectos de organización, opciones políticas, etc., absolutamente incorrectas, que llevaron confusión a las masas. Se criticó la actitud de Moisés Castro Maceda, Matilde Elena López y Tony Vassiliu de no defender la línea de la UNT en el seno del PUD. Asimismo se señalaron actividades provocadoras en el seno del estudiantado universitario sobre todo en el sector que edita el periódico “El Líder” que se dedicó a insultar a todos los militares sin distinción ni tino. Las resoluciones que surgieron de la reunión fueron:

a) Reorganizar al partido, preparar y realizar el nuevo congreso para elegir los organismos directrices y concretar la nueva estructura orgánica a nivel nacional.
b) Reagrupar al movimiento sindical dispersado por el régimen de Facto.
c) Publicar un periódico sindical para apoyar la resolución anterior;
d) Emitir un documento de análisis sobre lo ocurrido en los últimos meses para orientar al pueblo frente a las insidias de las derechas del PUD, que echaban a los comunistas la culpa del golpe del Coronel Osmín Aguirre y Salinas.
e) Suspender la actividad de la UNT;
f) Por ayuda económica a Alejandro Dagoberto Marroquín y a Carlos Alvarado que estaban viviendo en condiciones difíciles en el exilio. (Dalton, Roque: Op. cit. pp. 485-495)

El comité central y el Frente Sindical decidieron alejar del país a Miguel Mármol y lo nombraron delegado salvadoreño ante el Congreso de Fundación de la Confederación General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), donde desplegó una intensa actividad dentro de su línea comunista no retornando ya al país, cerrándose así, la etapa histórica de un comunista que había logrado impulsar el movimiento de masas en El Salvador, bajo la vanguardia revolucionaria del PCS.

5. EL REAPARECIMIENTO DE LAS ORGANIZACIONES DE MASAS PERIODO: 1948-1962

Para esta parte de la investigación se utilizará básicamente el libro de Roque Dalton titulado “El Salvador (monografía)”, en cuyas páginas el autor va describiendo sistemáticamente la lucha del movimiento de masas en el país y sus implicaciones con el Partido Comunista Salvadoreño.

Al tratar de reelegirse, Castaneda Castro fue derrocado por la oficialidad intermedia del ejército que instaló en el poder a un “Consejo de Gobierno Revolucionario” integrado por dos civiles y tres militares. Los estudiantes universitarios –en el Consejo figuraban algunos de sus dirigentes más prestigiados- declararon día de júbilo nacional” la fecha de la toma de posesión del nuevo organismo de poder (14 de Diciembre de 1948).

En 1950 asume el poder el Coronel Oscar Osorio que acentuó la línea de la represión y el terror contra el movimiento obrero y respaldar a una central reaccionaria con todo el apoyo de la maquinaria estatal. El gobierno osorista se ensaño contra la dirección de la clase trabajadora salvadoreña, en un intento, si bien menos intenso que el de 1932, igualmente calculado en su minuciosidad de decapitar las organizaciones populares y dispersarlas totalmente.

Los estudiantes, diversos grupos obreros, los sectores intelectuales y algún partido político pequeño burgués, hostigaban y desenmascaraban los pasos demagógicos y los negocios fraudulentos de lo que pronto se conoció popularmente como “el Gobierno de la Robo-lución”.

Esta tendencia comenzó a tomar rumbo hacia la organización de sectores más avanzados de entre las fuerzas democráticas inscribieron la necesidad de organizar a las masas populares como el gran deber revolucionario del día.

Concluido el período del Coronel Osorio, asumió el poder el Coronel José María Lemus que anunció al pueblo que su gobierno, de acuerdo con los derechos constitucionales garantizaba el retorno al país de los exiliados políticos –sin discriminación de ninguna especie- y que estaba dispuesto a respetar los derechos de organización gremial y política.

Muchos exiliados políticos regresaron y las fuerzas dispersas del sector democrático en la clase obrera, la pequeña burguesía, el estudiantado, los profesionales, partidos políticos democráticos, comenzaron a trabajar duramente para crear las sólidas organizaciones que el pueblo salvadoreño estaba necesitando desde 1932. Así surgieron, entre 1957 y 1958 la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños. (CGTS), el movimiento revolucionario Abril y Mayo, la Asociación de la Juventud cinco de Noviembre, Fraternidad de mujeres salvadoreñas etc. que serían los embriones de las organizaciones obreras, políticas, juveniles, femeninas, etc. que en ese entonces se enfrentarían a la dictadura de Julio Rivera.

Las organizaciones de masas, que habían cobrado rápidamente un gran vigor bajo la dirección de núcleos revolucionarios de gran experiencia, comenzaron a presionar al Gobierno de Lemus para que enfrentara la crisis con medidas concretas de beneficio popular. Las calles y plazas de San Salvador y de las principales ciudades del país fueron tomadas prácticamente por las continuas manifestaciones y mítines populares dirigidos en tal sentido. La Universidad de El Salvador se convirtió en renovada tribuna de la inconformidad juvenil ante la situación. Un vigoroso movimiento intelectual progresista comenzó a analizar públicamente, con un nuevo sentido, los grandes problemas nacionales. La voz de la lucha que desde hacía ya largos años desarrollaba en las montañas de Cuba un grupo legendario de guerrilleros capitaneados por Fidel Castro. Encontró la más calidad acogida en los corazones del pueblo.

En estas condiciones llega el año nuevo de 1959. El día primero de Enero en horas del atardecer, las estaciones de televisión y radio de San Salvador, anuncian al pueblo la noticia del derrocamiento del dictador Batista, de Cuba, y de la instalación en el poder de un nuevo régimen de Gobierno: El gobierno Revolucionario del pueblo de Cuba. A partir de entonces la toma de conciencia de las masas populares salvadoreñas sobre su propia situación, la elevación de la capacidad política de las mismas para entender los problemas internacionales del momento correría muy pareja con el propio proceso de radicalización de la Revolución Cubana que había arrasado en principio de hecho con los mitos de la fatalidad geográfica respecto del imperialismo, la invencibilidad de los ejércitos reglares, etc. El ejemplo de la Revolución Cubana, es un factor decisivo en el auge revolucionario del pueblo salvadoreño iniciado a partir de 1959.

Ante la movilización de las masas salvadoreñas el Gobierno de Lemus cambia radicalmente su primitiva actitud conciliadora. Los presos políticos comienzan a ser fenómeno cotidiano las leyes fascistas –sobre todo en las cuestiones electorales- comienzan a significar serios obstáculos para los derechos populares de organización, reunión y libre expresión del pensamiento y el fantasma del anticomunismo comienza a esgrimirse de nuevo para justificar las viejas fórmulas de represión directa.

Los sectores más reaccionarios del país –a través de sus instrumentos de expresión tales como el clero y la llamada “prensa sería”- comenzaron a clamar por la represión antipopular inmediata. Pero el pueblo mantenía en las calles de las principales ciudades, denunciando las maniobras y exigiendo al Gobierno la solución de los problemas políticos y económicos más urgentes con un criterio favorable a las necesidades del pueblo.

El 16 de Agosto de 1960, en contestación a un desfile campesino hecho en San Salvador, bajo la inspiración eclesiástica se llevó a cabo un mitin popular convocado por la Confederación General de Trabajadores y la Asociación General de Estudiantes Universitarios en que se hizo un llamado final al Gobierno para que ratificara sus actitudes negativas. Después del mitin el pueblo desfiló frente a la Embajada de los Estados Unidos e increpó a sus funcionarios por la policía agresiva contra Cuba, llegando luego la manifestación ante el edificio del periódico reaccionario “La Prensa Gráfica” frente a cuya puerta se quemaron ejemplares de esa publicación en señal de repudio. Esta misma noche comenzó la represión contra el pueblo. Decenas de estudiantes, obreros y dirigentes políticos fueron sacados de sus casas y encarcelados. Los universitarios intentaron el día 19 una manifestación salvajemente disuelta a golpe y a punta de bayoneta por la Guardia Nacional. El día 20 se reunieron unas cinco mil personas en San Salvador, dispuestas a marchar contra la Casa Presidencial para lograr la libertad de los presos. Las ametralladoras de sectores estudiantiles impidieron la masacre.

Cuando se inició la represión existía ya un organismo unitario de oposición al Gobierno. El Frente Nacional de Orientación Cívica, ene. que además de los partidos políticos militaban las organizaciones de masas más importantes y de mayor prestigio entre el pueblo. Este frente, que había sido creado para luchar contra la imposición de la Ley Electoral fascista que finalmente había promulgado el Gobierno de Lemus, se hizo cargo en la práctica y- con la precariedad unitaria que en realidad tenía en su seno a causa de la presencia de sectores vacilantes o francamente antidemocráticos- de la dirección de la resistencia.

La represión se hizo intenta. El día 2 de Septiembre de 1960, después de un mitin estudiantil, las fuerzas represivas del gobierno asaltaron el edificio universitario masacrando salvajemente al pueblo refugiado en el. Estos hechos conmovieron a la ciudadanía era el primer síntoma de descontento gubernamental que tenía como efecto real la dispersión de los golpes de la dictadura en contra de varios sectores y capas sociales del pueblo y de la burguesía que no habrían participado otra manera en la lucha contra el régimen.

El ejemplo de Cuba era comprendido cada vez mejor por los salvadoreños, bajo los embates de la barbarie oficial. Rápidamente la tesis de la insurrección armada popular fue haciéndose actual en el seno de las más avanzadas organizaciones democráticas. El 15 de Septiembre en los actos conmemorativos de la Independencia, un desfile estudiantil respaldado multitudinariamente por el pueblo de san salvador fue ametrallado por la Policía y la Guardia Nacional, con saldo de muertos y heridos-. Estos hechos aceleraron la unificación de criterios en el seno de las fuerzas populares y aislaron a los sectores vacilantes y reaccionarios: Era evidente que la única salida justa era la lucha frontal, en el terreno de la violencia, contra las fuerzas del ejército, del aparato político del Estado, de la oligarquía y del imperialismo.

En octubre de 1960, invocando el principio constitucional del derecho de insurrección sectores progresistas de la burguesía y de la oficialidad intermedia del ejército, juntamente con grupos políticos bien determinados, como el encabezado por el Coronel Osorio, y otros, dieron un exitoso golpe de estado que terminó con la dictadura de Lemus. En medio del júbilo popular fueron liberados los prisioneros políticos.

La Junta cívico militar que se instaló en el poder de Facto manifestó en las proclamas que garantizaba el irrestricto ejercicio de los derechos de organización, libre expresión del pensamiento, propaganda política, etc. El pueblo y sus organizaciones dieron un amplio apoyo a la gestión política de la Junta, aunque además elevaban peticiones concretas de carácter urgente, tendientes a conseguir mejoras en las desesperantes condiciones económicas que abrumaban a toda la nación.

Las organizaciones del pueblo habían salido airosas de su primera prueba de fuego: en esta nueva etapa de ascenso revolucionario las acciones represivas del gobierno de Lemus no habían logrado hacer retroceder un paso a los sectores democráticos y por el contrario, al derrocamiento de la dictadura, estos se encontraban más fuertes, tanto en el aspecto organizativo como ideológico. De ahí que cuando la Junta de Gobierno propició el clima político positivo que se desprende de las medidas y propósitos consignados, las organizaciones democráticas están en capacidad de trazar con justeza las líneas necesarias para su definitivo desarrollo.

El Frente Nacional de Orientación cívica, comienza a desarrollar una amplia labor en el campo. Bajo las banderas del Frente, estudiantes y obreros, catedráticos universitarios y militantes de partidos políticos democráticos llevan a las amplias masas campesinas la noticia de que en El Salvador existen leyes y el convencimiento de que hay que luchar organizadamente para hacerlas cumplir. Rápidamente en todo el país fueron organizándose comités del FNOC cuya tarea era sentar las bases de la gran organización popular capaz de enfrentar a la reacción en todos los terrenos.

Los éxitos del pueblo en los terrenos de la organización y de la radicalización de sus propósitos políticos fueron haciéndose evidentes con el transcurso de los días. Y no solo para el pueblo salvadoreño y sus dirigentes sino también para las clases predominantes criollas y para el imperialismo yanki. He aquí como posteriormente en 1961, una publicación del FUAR enjuició la situación: “Para el imperialismo yanki y la oligarquía intermediaria salvadoreña, la caída del régimen de José María Lemus, significó una derrota de grandes proporciones no solo por lo que un triunfo de esa naturaleza significaba en el plano nacional, sino por haberse realizado en un momento en que el dominio imperialista en América Latina se resquebrajaba como resultado de vigoroso ascenso de las luchas de Liberación Nacional y, sobre todo, del irrefutable éxito de la revolución cubana. La caída de Lemus ante el empuje popular, que creó las condiciones para un golpe insurreccional, representó para el gobierno de los Estados Unidos la pérdida de uno de sus más fieles testaferros en Centroamérica. De manera que empezó a esgrimir como arma de chantaje el reconocimiento diplomático de la Junta de Gobierno presionándola para que jurara una política anticomunista y anticubana, al mismo tiempo que intentaba su derrocamiento. Hasta finales de diciembre de 1960, el departamento de estado yanki notificó su reconocimiento al nuevo gobierno salvadoreño y ello no fue sino una cortina de humo para maniobrar mejor en el campo golpista.”

“A la caída de la tiranía lemusista, las fuerzas democráticas intensificaron su labor para sacar en breve plazo a las masas populares del estado de desorganización y debilidad política en que han permanecido durante tres décadas. La organización de los sectores democráticos comenzó a cobrar amplitud en las ciudades y, lo que es más importante, en el campo. Durante el nuevo período de la Junta de Gobierno se fortaleció aún más la movilización y la participación del pueblo en pos de sus intereses; creció el nivel de su conciencia política y su espíritu de lucha; aclaró con mayor precisión sus objetivos democráticos; elevó la confianza en sus propias fuerzas y vigorizó en anhelo de llegar rápidamente a transformaciones definitivas en lo económico y en lo político.

“Aunque la Junta de Gobierno se opuso a la realización de cambios den la estructura administrativa y económica, el movimiento popular a minar en todo el país, el poder en que ha estado asentada la opresión local de la oligarquía: los gobernadores, los alcaldes, los comisionados y una serie de caciques de segundo y tercer orden. Estos hechos significaron la incorporación de grandes masas a la lucha. En tales circunstancias, cada día que pasaba contribuía a fortalecer el campo democrático en detrimento de las fuerzas del imperialismo y de la oligarquía. Todo ello inducía a pensar que, en corto tiempo, el pueblo se colocaría en condiciones de poner un alto definitivo a la reacción, ya fuera en las urnas electorales o por medio de acciones más profundas y radicales.”

“El imperialismo y la oligarquía se alarmaron. La reacción interna, bajo la dirección de la embajada yanki, comenzó a reagruparse después de la confusión que le produjo el triunfo popular. Por cinco vías distintas se efectuó la ofensiva reaccionaria, encaminada a reinstalar la tiranía;

a) Una virulenta campaña publicitaria de tipo confusionista.
b) Maquinaciones exitosas contra la unidad de las fuerzas progresistas.
c) La creación de partidos políticos reaccionarios, como el partido Demócrata Cristiano, y el Partido Social Demócrata, para aprovechar, en caso necesario, el camino electoral.
d) Las presiones de la Junta de Gobierno para hacerla virar hacia rumbos antidemocráticos.
e) La línea principal, o sea el camino del golpe de estado, la conjura constante y repetida.”

“Se montó una estridente campaña de calumnias contra las fuerzas democráticas; el clero hizo la tradicional mezcolanza de religión y política y tronaba contra la “amenaza comunista” la gran prensa se indignó por los “intentos de convertir a El Salvador en una nueva Cuba”; los juristas al servicio de la oligarquía se escandalizaban por la “ruptura de la constitucionalidad” y llenaban las páginas de la gran prensa con declaraciones y artículos de fondo; se trató de atemorizar a los propietarios del campo con las “amenazas extremistas” de un pronto reparto de tierras, se le gritaba al ejército que el próximo objetivo de las fuerzas democráticas era disolverlo y sustituirlo por milicias populares, como paso previo a un inmisericorde “corte de cabezas” de ricos, militares y servidores de los gobiernos anteriores; en fin, se levantó el sucio pendón del comunismo, hablándose de que el comunismo amenazaba tomar el poder y se indicaba a reflexionar sobre el peligro que ello significaba para las instituciones democráticas del país”; para la “solidaridad hemisférica” y para los valores de la “cultura y civilización occidental”.

“De la actividad literaria, la reacción pasó a las acciones cada vez mas audaces contra la unidad de las fuerzas democráticas, debilitó al Frente Nacional de Orientación Cívica, organismo unitario que había encabezado los triunfos del pueblo contra la dictadura y que habían ganado prestigio entre las masas en un año de lucha el FNOC estaba integrado por entidades gremiales sin militancia partidista y por partidos políticos, a saber: La Confederación General de Trabajadores Salvadoreños (CGTS), La Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS), el Partido Revolucionario Abril y Mayo (PRAM) el Partido de Acción Renovado a (PAR) y el Partido Radical Democrático (PRD) y el Partido Acción Nacional (PAN). Posteriormente la división fue llevada al seno mismo del sector estudiantil”. (Dalton, Roque: op. cit., pp. 138-139).

Después de repetidos intentos de golpes de estado, frustrados por la movilización de las masas populares que, convocadas por el FNOC salieron a la calle a demostrar su adhesión a la Junta de Gobierno y a pedirle a esta que tomara medidas para aplastar la conspiración ultra-reaccionaria, la oligarquía y el imperialismo norteamericano, reimpusieron la tiranía militar por medio de un cuartelazo en la madrugada del 25 de Enero de 1961. El organismo que sustituyó a la derrocada Junta de Gobierno se denominó “Directorio Cívico Militar”.

El pueblo se lanzó a la calle en son de protesta y en demanda de armas llegó multidinariamente al cuartel que se consideraba leal. Las armas no fueron entregadas y la represión se desencadenó. Los llamados cuerpos de seguridad ametrallaron las manifestaciones callejeras y de inmediato se decretó el estado de sitio y la Ley Marcial.

El FUAR concluyó en sucesivas publicaciones que las características nuevas de la situación nacional a partir del 25 de enero de 1961, han venido haciéndose nítidas con el paso de los días y son, entre otras las siguientes:

a) Toma del poder político del país, con vista a asegurar la neocolonización al estilo de Puerto Rico, por el imperialismo norteamericano. El instrumento, para esa acción imperialista ha quedado sirviendo a los intereses de la oligarquía criolla.
b) Ruptura del orden legal, que aunque fuera en apariencia habían tenido los regímenes anteriores. El orden constitucional, supuestamente restablecido con el gobierno de Julio Rivera, quedó substituido por la voluntad absolutista del ejército que, de institución teóricamente “Obediencia y no deliberante” (como lo señala la constitución de 1950), pasó a ser una institución que manda y ordena, que detenta el poder político y se embarca en actividades seudo-reformistas completamente ajenas a sus atribuciones.
d) Comprensión, por parte de las organizaciones democráticas y los amplios sectores de la población urbana y rural, de que el problema del arribo al poder en El Salvador, es un problema de fuerza; quien tiene la fuerza, tiene el poder. Esta comprensión ha sido posible gracias a los siguientes hechos: a la acumulación de experiencias políticas en una lucha bastante prolongada y dentro de un movimiento de masas, que desde hace mucho tiempo, se halla en proceso de total unificación y democráticamente orientado; a la agudización sin precedentes de las contradicciones económicas y sociales internas; al ejemplo de la Revolución cubana, con sus proyecciones en el ámbito latinoamericano; y a la situación internacional, que indica el total y definitivo eclipse del imperialismo, bajo el poderoso golpe de los éxitos del campo socialista y de las luchas de liberación de los países coloniales y dependientes..”

El Salvador, dentro de las nuevas condiciones políticas latinoamericanas, se ha convertido en un instrumento directo de la agresión militar del imperialismo norteamericano contra los pueblos y el Continente. La base de sostenimiento material de la actual dictadura salvadoreña, es de índole militar y trasciende de lo puramente nacional, ya que el resto de los ejércitos centroamericanos en razón del pacto de unificación bajo el comando Conjunto, tienen el compromiso de sostener el régimen salvadoreño, contra la voluntad del pueblo.

Esta situación ha sido comprendida de manera exacta por las organizaciones revolucionarias del pueblo salvadoreño, El FUAR, en su publicación “El Salvador, drama ignorado”, dice:

“En el período histórico que vivimos, las oligarquías y el imperialismo han entrado en abierto choque con los cinco pueblos de Centroamérica. Ese choque presenta diversos grados de agudización pero, en conjunto, nos indica que en un futuro previsible tendrá que arribar a etapas revolucionarias decisivas.. Esta previsión, alejada de todo lirismo, implica una cuestión de esencia, o sea, que ningún movimiento popular centroamericano, podrá pretender enmarcarse dentro de sus límites fronterizos artificiales, sino que tendrá que estar ligado íntimamente a los demás movimientos populares. Y esta razón supone, primordialmente, un debe que está inscrito en las primeras líneas de la orden del día: la solidaridad oportuna y aplastante de los pueblos para con aquellos movimientos que surjan en Centroamérica…”

6. EL SALVADOR EN SITUACION REVOLUCIONARIA PERIODO: 1960-62.

Los factores internos, estimulados y alentados por la lucha que libran los pueblos en todo el mundo el feudalismo, el capitalismo, el colonialismo y el imperialismo, han determinado en El Salvador, el surgimiento de una nueva situación revolucionaria.

El brillante ejemplo de la Revolución Cubana, da fe en sus fuerzas al pueblo salvadoreño y afianza en el, la convicción, de que es perfectamente posible desarrollar con éxito, un Movimiento Revolucionario de Liberación Nacional, aún en los países pequeños y vecinos del Estado imperialismo norteamericano; que es absolutamente falso que los estados pequeños, como el salvadoreño, estén irremediablemente sometidos a los designios del imperialismo opresor, y de que la revolución, el desarrollo económico independiente y el ejercicio pleno de la soberanía.

Como ha quedado demostrado en esta parte del capítulo, El Salvador es un país que se caracteriza por su condición semifeudal y semicolonial, dependiente del imperialismo norteamericano. Para que el país pueda salir de tal situación, necesita transformaciones profundas que solo será posible realizar por medio de la Revolución, esto es, de una revolución que tenga las siguientes características:

En primer lugar, la Revolución Salvadoreña, tendrá carácter popular, democrático, agrario y nacionalista. En segundo lugar, esta Revolución estará dirigida por la clase más revolucionaria, que en El Salvador es la clase obrera, en estrecha alianza con la clase mayoritaria, que es el campesinado. La alianza obrero-campesino, será la base de la más amplia y firme unidad popular, de todas las demás fuerzas revolucionarias del país; sectores medios de la población (estudiantes, profesionales, pequeños y medianos productores de la ciudad y del campo, empleados, maestros, artistas, intelectuales, pequeños comerciantes, etc.) y burguesía que acepte la línea de la Revolución y se incorpore a ella consecuentemente.

Para sacar al país del atraso semifeudal y semicolonial y de la opresión política en que ha vivido, será absolutamente indispensable, destruir el aparato estatal, en que se ha asentado el poder de la oligarquía y el imperialismo y crear un nuevo estado y gobierno de carácter revolucionario. El nuevo estado será un estado democrático de liberación nacional.

El gobierno revolucionario salvadoreño, representará los intereses de la clase obrera, de los campesinos, de las capas medias de la población y de la burguesía incorporada a la revolución, que son las clases revolucionarias reales y potenciales, de la actual etapa, del desarrollo histórico salvadoreño.

Las medidas fundamentales, para la destrucción del aparato estatal del imperialismo y la oligarquía serán las siguientes:

a) Derrocamiento de la tiranía, al servicio de la oligarquía y del imperialismo.
b) Liquidación completa de todas las formas de control en influencia del imperialismo norteamericano, sobre las fuerza armadas salvadoreñas, expulsando a la misión militar norteamericana y anulando todos aquellos convenios o tratados que establezcan este control.
c) Disolución de los actuales “Cuerpos de seguridad”
d) Disolución del sistema de comandancias locales y patrullas militares, actualmente, existentes en las zonas rurales.
e) Derogación de todas las leyes, decretos, códigos, reglamentos, ordenanzas, etc. Que consagren la opresión semifeudal y pro-imperialista o estorben la democratización del país o su transformación revolucionaria.

La línea revolucionaria –como salida a la caótica situación nacional- ha sido adaptada por el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR) de cuya estructura, papel histórico, actividad y programa se hablará más adelante. Esta línea revolucionaria, aunque no desecha los medios pacíficos de lucha como formas coadyuvantes para su realización, supone, el claro entendimiento de un hecho fundamental: La oligarquía y el imperialismo, las fuerzas armadas y el aparato administrativo salvadoreño, han cerrado al pueblo, todas las posibilidades de lograr sus conquistas fundamentales por los causes legales; el pueblo solo podrá realizar los cambios revolucionarios que necesita, a través de la insurrección armada popular, oponiendo a la violencia de las clases dominantes nacionales y extranjeras, la violencia de las grandes masas oprimidas de la población.

A la par de la línea revolucionaria e insurreccional han venido manteniéndose artificiosamente otras líneas políticas de hondo contenido reaccionario. Además de la línea impuesta por el imperialismo, o sea, la de la dictadura abierta, las más importantes de esas líneas revolucionarias, es la que desecha las vías insurreccionales del pueblo y clama por la conciliación y el compromiso con las clases explotadoras, tratando de señalar al pueblo, falsas posibilidades de soluciones pacíficas a los grandes problemas nacionales. Esta vía que ha tenido acogida entre los grupos burgueses y pequeñoburgueses actuantes en la política nacional- no goza del respaldo de las masas, cada vez, más claramente convencida de su destino inmediato.

Asimismo han aparecido, organizaciones de tipo reaccionario u oportunista- algunas de ellas, financiadas por la Agencia Central de Inteligencia- que levantan asimismo, la bandera de la insurrección armada popular –la cual, conoce como satisfactoria para el pueblo salvadoreño- pero, mantienen una posición divisionista contra las organizaciones realmente democráticas y populares. Esas organizaciones seudo-revolucionarias, mantienen una rabiosa posición anticomunista y tergiversan los hechos de la Revolución Cubana.

La dictadura del ejército –sin embargo-, ha sido en lo interno, el factor que más ha contribuido a fijar en la conciencia de las masas, la salida revolucionaria, como única solución al problema nacional. En efecto, la imposición electoral, las leyes anticomunistas y anti- obreras (entre las cuales, hay, que mencionar el código de trabajo, recientemente promulgado), los presos políticos, la persecución constante a las organizaciones democráticas, los destierros, las torturas y los asesinatos, la actividad anticubana y pro-guerristas en lo internacional, golpean con toda su fuerza, en el pensamiento de todos los salvadoreños honestos llamándolos, cada día que pasa, a tomar actitudes más firmes y efectivas contra la dominación extranjera y oligárquica. Nunca, como en el presente, en carácter antinacional de las fuerzas dominantes en El Salvador, había sido puesta más claramente de relieve, ante los ojos del pueblo.

Se examinará a continuación los elementos instrumentos organizados con que cuenta el pueblo salvadoreño, para llevar a cabo su lucha revolucionaria, así como, al mismo tiempo, el resto de las organizaciones políticas existentes en el país.

De la actividad de estas organizaciones –populares y antipopulares- dependerá, en un buen grado la aceleración o demora de la etapa decisiva en este nuevo proceso revolucionario al cual, se enfrente el pueblo de El Salvador.

6.1. Organizaciones e masas y partidos políticos.

6.1.1. Movimientos políticos del Frente Unico.

Los planteamientos de “Frente Unico”, de carácter democrático, habían sufrido, en el pasado, de la incomprensión de algunos sectores políticos del país, además, por supuesto del boicot y el ataque de la reacción y de la represión del gobierno.

Sin embargo, en la actualidad bastante se ha avanzado en ese camino, ya que se ha demostrado, a las amplias masas populares que el Frente Unicodemocrático, antifeudal y anti-imperialista- es el gran camino para lograr la democracia, la liberación nacional y el progreso de El Salvador.

En el mes de octubre de 1959, se constituyó el “Frente Nacional de Orientación Cívica” (FNOC) con una finalidad específica: Luchar por la emisión de una ley electoral democrática. Este Frente algunos meses más tarde, encabezó la lucha contra la tiranía de José María Lemus, rodeándose de gran prestigio durante las acciones populares de los meses de agosto, septiembre y octubre de 1960. Las vacilaciones de algunos partidos pequeño-burgueses, que se hallaban en el FNOC, rompieron la unidad y el Frente Unico quedó muy debilitado por las deserciones, casi totalmente destruido.

Un mes después de que se instauró una nueva dictadura militar en El Salvador- (el 25 de enero de 1961, Directorio-militar), las fuerzas populares lograron estructurar, en la clandestinidad un nuevo frente único, al cual, se le denomina desde entonces, Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR). En el FUAR se hayan los sectores obreros, campesinos y aquellas capas de la pequeña burguesía más radicalizada. Los objetivos del FUAR son verdaderamente revolucionarios. Persiguen la transmisión de la sociedad salvadoreña, por medio de la Revolución Popular, agraria semifeudal y anti-imperialista. Todas sus predicciones políticas, basadas en análisis marxistas-leninistas de la realidad nacional, con relación al rumbo que tomaría el ejercicio del poder a partir del 25 de Enero de 1961, han sido confirmadas por la realidad. Actualmente el FUAR, encabezó la lucha del pueblo salvadoreño contra la dictadura pro-imperialista, habiendo determinado, que su línea política fundamental pasa por las vías de la insurrección armada popular.

6.1.2. Organizaciones de masas no políticas.

Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños AGEUS. Es la máxima organización estudiantil universitaria, tiene más de cuarenta años de existencia y su prestigio entre el pueblo es grande invariablemente siempre ha estado, como conjunto, al lado de las luchas populares, aunque en su seno, existen contradicciones ideológicas que son reflejo de la composición clasista heterogénea del estudiante salvadoreño.

El estudiantado universitario salvadoreño, tiene muchos mártires. Mario Luna y Alfonso Zapata, fueron fusilados en 1932, durante la gran masacre nacional. Habían sido directores del periódico estudiantil comunista “Estrella Roja”. En las luchas contra la tiranía de los trece años de Maximiliano Hernández Martínez, las AGEUS luchó intensamente. Su participación de la gran Huelga General de 1944, que derrocó a esa dictadura, fue de gran importancia. En ese mismo año, muchos universitarios, a la par de obreros y campesinos, organizaron en Guatemala una invasión al territorio salvadoreño, con el fin de derrocar al gobierno terrorista de Osmín Aguirre y Salinas. El 12 de Diciembre entraron al departamento de Ahuachapán y tomaron su cabecera departamental, pero las fuerzas gubernamentales aplastaron aquel brote de rebeldía juvenil. Más de 100 estudiantes, obreros y campesinos murieron en esa acción. La AGEUS tuvo asimismo, gran participación en el derrocamiento de la tiranía Lemusista y actualmente, combate denodadamente, por los derechos humanos y el restablecimiento de la democracia contra la tiranía de turno.

En lo Internacional, la AGEUS, ha mantenido una posición independiente y envía delegaciones a los congresos y demás actitudes de la Unión Internacional de Estudiantes (UIE) de tendencia democrática y de la reaccionaria COSEC, instrumento del imperialismo, en el movimiento estudiantil internacional.

Dentro de la AGEUS existen –casi a manera de partidos políticos en una República- varias agrupaciones de distinto origen y posiciones ideológicas. Entre ellas se destacan: Acción Estudiantil Universitaria (AEU), entidad democrática y revolucionaria, que agrupa a los sectores universitarios más progresistas y radicalizados. Lucha por la unidad estudiantil, por la democratización de la universidad y por las grandes reivindicaciones del pueblo salvadoreño, el Frente de Izquierda Democrático (que antes se llamó Frente Universitario Centralista y que, en el cambio de su nombre refleja gráficamente su evolución); Acción Católica Universitaria Salvadoreña, filial del OPUS DEI, dirigida por la jerarquía eclesiástica salvadoreña.

6.1.3. Confederación General de Trabajadores Salvadoreños. (CGTS).

Es la organización sindical, que agrupa a los sindicatos democráticos. En El Salvador, existe otra organización que funge como central sindical: Es la Confederación General de Sindicatos (CGS) que sigue la línea de la ORIT y de la embajada norteamericana. El sostenimiento económico de la CGS, es sufragada directamente por la ORIT, es decir, por el imperialismo norteamericano. La CGS, es consecuente con los intereses del imperialismo norteamericano y de la oligarquía criolla, es enemiga de la unidad de la clase obrera salvadoreña sobre bases democráticas. Ha rechazado en forma persistente, la unidad ofrecida por la CGTS. Existen asimismo, en El Salvador, una serie de fuertes sindicatos independientes (ferrocarriles entre ellos) que cooperan sin embargo, en acciones conjuntas con la democrática CGTS.

Las CGTS es objeto de la persecución oficial y desarrolla una actividad que, en muchos sentidos, es prácticamente clandestina. Goza de gran prestigio entre las masas populares, por su lucha política y por su abnegada lucha sindical. Su influencia ha logrado cierta penetración en el campo, donde las organizaciones sindicales, están prohibidas por la ley del régimen antinacional de El Salvador.

6.1.4. Vanguardia de la Juventud Salvadoreña. (VJS)

Es la combativa organización de la juventud estudiantil, obrera y campesina de El Salvador, nació en la clandestinidad, bajo la dura represión del tirano Lemus, en Septiembre; de 1960. Desde entonces, luego de una breve etapa de legalidad, la VJS ha crecido, se ha fortalecido en la clandestinidad y es, actualmente, una de las más activas organizaciones en la lucha que dirige el FUAR contra el imperialismo y la oligarquía. Antes de la VJS había existido una organización juvenil democrática llamada “Juventud cinco de Noviembre”, que tuvo corta vida.

6.1.5. Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas (FMS).

Fue creada en 1957. Desde su creación, la entidad ha hecho honor a su lema: “Por los derechos de la mujer y el niño” es una organización democrática, de carácter amplio, en cuyo seno, predomina las mujeres de la clase obrera, empleadas, pequeñas comerciantes, etc. Fraternidad de Mujeres mantiene relaciones y ha estado representada en todas las actividades de la Federación Internacional de Mujeres Democráticas.

6.1.6. Federación Magisterial Salvadoreña (FMS).

Entidad del gremio de maestro de todos los niveles, integrada durante la tiranía Lemunista. Actualmente, combate al lado del FUAR, contra la dictadura pro-imperialista.

6.2. Partidos Políticos.

6.2.1. Partido Comunista de El Salvador.

Se fundó en el año de 1929. El Primer Secretario General de su comité central fue Agustín Farabundo Martí, fusilado en 1932. El PCS existió abiertamente, aunque no legalmente desde 1929 hasta 1931. Con ocasión del levantamiento campesino de Enero de 1932, Martí fue capturado y acordado su muerte por un tribunal militar, en un simulacro de juicio por los delitos de rebelión y sedición. Desde entonces, el PCS se haya viviendo en la clandestinidad. Durante su existencia se ha ido enriqueciendo con grandes experiencias y fortaleciendo su unidad. Puede decirse, que en la actualidad, el PCS es una organización marxista-leninista en una etapa de madurez. El PCS proclama en El Salvador una revolución popular, agraria, antifeudal y anti-imperialista. Defiende la unidad de todas las fuerzas progresistas en un amplio frente de masas (FUAR), instrumento que llevará al triunfo al pueblo salvadoreño.

6.2.2. Partido Revolucionario Abril y Mayo (PRAM).

El nombre y la bandera de este partido se refieren a los acontecimientos de Abril y Mayo de 1944 que condujeron a la caída de la dictadura Martinista, uno de los momentos de mayor auge revolucionario de la historia del pueblo salvadoreño. El PRAM, es el partido político de las masas populares más avanzadas. En su seno, se encuentra representados importantes sectores del campesinado, de la clase obrera y de la pequeña burguesía salvadoreña. En este sentido, es en sí, un partido de frente único. Su línea política es revolucionaria y de apoyo al FUAR. En lo internacional, apoya decididamente a la Revolución Cubana y lucha por la paz mundial. En lo nacional, su posición es anti-burgués, por la vía de la insurrección armada. Este partido lucha por su legalidad que le ha sido negada por los gobiernos de los últimos años y ha sido blanco predilecto de la represión antipopular. El PRAM, es una de las bases más firmes del movimiento democrático salvadoreño.

6.2.3. El Partido Radical Democrático. (PRD).

Es un partido reducido, de escasa influencia en las masas. Representa intereses de las capas de pequeños propietarios agrícolas y de elementos democráticos del profesionalismo. Su línea política es de defensa de los derechos democráticos de la ciudadanía y ha sufrido la represión de los últimos gobiernos. Fue fundado durante el gobierno de Lemus.

6.3. Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR).

En el marco de la situación revolucionaria que para Roque Dalton había entrado El Salvador y como resultado del impetuoso conocimiento de la conciencia política del pueblo –verdaderamente excepcional a partir de los meses de la lucha contra el gobierno de Lemus y, en general, a partir del triunfo de la Revolución Cubana- ha surgido el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR).

El FUAR es en concreto, el organismo unitario creado por el pueblo en la clandestinidad, para realizar la revolución, en el se unifican y se entrelazan los esfuerzos de los obreros campesinos, los estudiantes, los maestros, los empleados, los profesionales o intelectuales honestos en general, los agricultores, comerciantes e industriales pequeños y medianos y todos los elementos patriotas provenientes de otras clases y sectores de la población, que se encuentran interesados en poner fin, por los medios adecuados, a la dominación de la oligarquía y del imperialismo.

El FUAR, dice la plataforma programática de dicha organización unitaria está consciente, de que la lucha del pueblo salvadoreño, debe orientarse, fundamentalmente, contra el imperialismo norteamericano, por ser este, el principal obstáculo para el desarrollo económico diversificado e independiente de la nación y para el florecimiento de la cultura y de las libertades ciudadanas.

El FUAR sostiene que la principal tarea interna del futuro gobierno de la revolución será la de realizar una profunda reforma agraria, que liquide el monopolio de la tierra, entregándola a los obreros agrícolas o campesinos sin tierras o con muy poca. Al mismo tiempo que libera de la explotación oligárquica y proporciona ayuda efectiva a los agricultores, pequeños y medianos. Al realizar la reforma agraria, la revolución salvadoreña asestará un golpe de muerte al feudalismo y acabará con el monocultivo y la deformación colonial de la economía del país, abriendo el camino correcto para la industrialización y para la liquidación completa, del desempleo en el campo y las ciudades a breve plazo.

Pero, el problema de la tierra, con ser tan importante no es el único problema de El Salvador. En el país es necesario considerar todos los problemas derivados de su condición, de país insuficientemente desarrollado, explotado por una insaciable oligarquía, oprimido por una férrea dictadura militar y explotado, en sus riquezas, por los monopolistas de Estados Unidos.

La anulación de las libertades democráticas, el irrespeto a los derechos fundamentales y universales del hombre, la burla vergonzosa a la voluntad popular mediante los fraudes electorales, la ineficacia de los recursos legales, las persecuciones por motivos ideológicos, son en el orden interno. Los resultados de la acción combinada de las fuerzas antinacionales del imperialismo y la oligarquía, encabezadas en la actualidad de una manera visible, como se ha aclarado, por el imperialismo, en detrimento, por lo menos temporal, de los intereses de la oligarquía.

La crisis económica, la deformación de la economía nacional, la insuficiencia del desarrollo, la miseria y el desempleo de las grandes mayorías de la población, son también resultado de esa funesta combinación.

En el orden internacional, los resultados de la misma son, entre otros, la anulación de la soberanía nacional, el infamante papel de comparsa de los Estados Unidos que El Salvador tiene en los organismos internacionales, la participación en bloques agresivos, la imposibilidad de comerciar libremente con todas las naciones del mundo.

Por eso, el FUAR postula en El Salvador, la realización de una Revolución democrática, anfeudal y anti-imperialista, que ponga al Estado en manos del pueblo, garantice el disfrute de la libertad a las grandes mayorías de la población, eleve, substancialmente el nivel económico de la grandes masas trabajadoras, las bases del desarrollo independiente de El Salvador, libere y diversifique el comercio exterior y desarrolle una política internacional digna, en correcto ejercicio de la soberanía nacional.

El FUAR ha hecho público en San Salvador en forma detallada y minuciosa, el programa revolucionario que encierra estos grandes anhelos del pueblo salvadoreño. En una proclama que ha tenido una gran difusión en todo el país, el FUAR ha informado al pueblo que al constituirse el gobierno revolucionario abordara, de inmediato, las siguientes tareas esenciales e impostergables:

1. Realización de la reforma agraria revolucionaria,
2. Realización de una reforma urbana, que eliminará los mesones y tugurios, dará en propiedad, a los inquilinos, la vivienda que tenga en alquiler, indemnizándose a los medianos y pequeños propietarios y a los grandes que hayan adoptado una posición correcta ante la revolución. dicha reforma urbana contempla, asimismo, la construcción progresiva de la cantidad de viviendas necesarias para cubrir las necesidades que, en este aspecto, tiene la población.
3. Realización de la reforma bancaria que, entre otras cosas, nacionalizará la banca y las instituciones de crédito público y orientará la política crediticia al fomento y diversificación de la producción nacional.
4. Reforma educacional que liquidará el analfabetismo, coordinará la enseñanza a través de todos sus niveles, impulsará la reforma universitaria, fomentará la enseñanza técnica, construirá escuelas suficientes, difundirá la cultura y asegurará a los intelectuales y artistas, el pleno desarrollo de su obra y su personalidad.
5. Reforma tributaria, que recargará la imposición sobre las capas económicamente fuertes de la población; librará de cargas tributarias onerosas, a las económicamente débiles y dará protección a la industria nacional, contra la desleal competencia imperialista.
6. Reforma administrativa, que entre otras medidas, restituirá al patrimonio nacional, los bienes malversados por gobernantes y funcionarios de los regímenes pasados, establecer la más escrupulosa honestidad en el manejo de los fondos públicos y asegurará, el destino de la inversión estatal, en beneficio de las grandes mayorías de la población.
7. Política exterior, fundada en el establecimiento de relaciones con todos los países, independientemente de sus sistemas políticos-económicos, en la igualdad jurídica y el respeto absoluto a los principios de la libre autodeterminación de los pueblos y la no intervención en el repudio a la guerra y la defensa de la paz y en el apoyo a la unidad centroamericana, ajena a los manejos del imperialismo de Estados Unidos.
8. Política comercial, que nacionalizará y liberará, el comercio exterior salvadoreño, revisará los convenios y tratados comerciales, lesivos al interés nacional o a la soberanía, nacionalizará los puertos y las empresas mercantiles imperialistas, controlará los precios de los artículos de consumo popular y desarrollará la pequeña y mediana empresa mercantil.
9. Política industrial, que nacionalizará las empresas imperialistas y las industriales monopolíticas nacionales, promoverá la explotación de los recursos minerales del país, sentará las bases de la industria pesada nacional y fomentará el amplio desarrollo de la industria protectora de artículos de consumo popular.
10. Política sanitaria, que erradicará las enfermedades endémicas, creará un amplio sistema nacional de clínicas y hospitales, dará asistencia médica gratuita al pueblo y promoverá el saneamiento urbano y rural.
11. Política laboral, que garantizará a los trabajadores de la ciudad y el campo, la absoluta libertad de organización y sus derechos sindicales y de huelga, asegurándose el salario mínimo y los beneficios del seguro social, contra todos los riesgos, terminando además con el desempleo y asegurando la inamovilidad del trabajador.
12. Política social, que liquidará todas las formas de discriminación fundadas en la raza, en la religión o en la situación económica, incorporará en la práctica, a la mujer, el goce pleno de todos sus derechos, podrán fin al negocio del vicio, rescatando para la vida honesta y constructiva a quienes estén en sus garras, fomentará y llevará a todo el país al deporte, protegerá a la niñez y liberará (libertará) de toda explotación y dará, a la juventud, toda la ayuda necesaria para su formación y el pleno logro de sus inquietudes.
13. Política militar, el gobierno revolucionario de El Salvador orientará su política militar, hacia la formación de un ejército nacional de ideología democrática, con disciplina revolucionaria consciente que garantice la soberanía de la nación y la integridad nacional, que participe, activamente en la vida del pueblo y colabore con el, en la realización de sus aspiraciones.

A este nuevo ejército salvadoreño, podrán incorporarse todos los militares de profesión, que no hayan cometido delitos o atropellos contra el pueblo, que se hayan mantenido al margen de las brutales represiones contra las organizaciones (organizadoras) y militantes democráticos, y los que rectifiquen oportunamente su actitud antipopular y se distingan por laguna acción favorable al triunfo revolucionario popular.

Asimismo, el gobierno revolucionario de El Salvador, promulgará una nueva constitución que de al Estado, una estructura democrática, asegurando el control popular sobre todos sus órganos, que asegure el poder para el pueblo, permitiendo la defensa de la revolución contra los intentos restauradores del imperialismo y la oligarquía y de fundamento jurídico a la nueva estructura económica y social, que construirá la Revolución. (Proyecto de Plataforma Programática del FUAR, aprobada por la tercera Plenaria Nacional, 1962).

El pueblo salvadoreño, al levantar la bandera de la revolución, lucha por sustituir el aparato estatal, antinacional y antidemocrático, por un Estado Revolucionario, que responda a los intereses de las grandes mayorías, que asegure la efectiva independencia nacional en todos los terrenos y que abra amplias vías, al desarrollo y progreso del país.

El movimiento de masas salvadoreñas tardó casi diez años en encontrar la forma orgánica para conducir sus luchas de formas continuas y con la calidad requerida para plantearse la posibilidad de la toma del poder y la construcción de una sociedad nueva. Esos diez años de búsqueda fueron de increíble riqueza y acumulación-asimilación de aciertos y errores.

En 1963 se promulgó el Código de Trabajo, el cual reconocía las federaciones y confederaciones. La nueva política gubernamental obligó a la tendencia sindical revolucionaria a tratar de adaptarse al Código de Trabajo, hecho no criticable pero que condujo al abandono de las formas de organización y lucha sindical no legales, lo cual repercutió negativamente en los años siguientes. Así la debilidad de la CGTS llevó a la idea de formar una central única de trabajadores; por lo tanto, se impulsó la creación del Comité Unitario Sindical Salvadoreño (C.U.S.S.), el cual no logró su objetivo y terminó sentando las bases para la formación de la Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (F.U.S.S.), en Octubre de 1965. Aquí se inicia en nuestra opinión una política unitaria que, por no basarse en un análisis correcto de la realidad, se tradujo en un insistente intento de construir la Central Unica de Trabajadores que nunca llegó a concretizarse. Sin embargo, y hasta el final de estos años, 1975, como veremos más adelante se asiste a un crecimiento del número de sindicatos y de afiliados.

Este sostenido crecimiento puede conducir a un dilema cuando se reconoce que, luego de la Huelga General Obrera de 1967, el movimiento sindical entró en un franco reflujo del cual comenzó a emerger en 1977. En efecto, este crecimiento cuantitativo tiene un contenido diferente si se analizan las tendencias políticas predominantes en el movimiento sindical en estos años. Entre 1957 – 1958 y 1969 (sobre este último año se retornará más adelante), se constata la existencia de dos tendencias mayoritarias. Por un lado, los sindicatos controlados por el gobierno a través de la C.G.S., control que asumió formas y grados diferentes. Por el otro, los sindicatos influenciados por el Partido Comunista a través, primero, de la C.G.T.S. y, luego de la F.U.S.S.

A estas tendencias se debe agregar algunos sindicatos independientes, reconocidos por el Ministerio de Trabajo, pero que no estaban afiliados a ninguna federación, y la pequeña Unión Nacional de Obreros Cristianos (U.N.O.C.) la cual existía desde los años 50, pero que alcanzó una cierta notoriedad con el auge del Partido Demócrata Cristiano a finales de década de los 60.

La C.G.S. se fundó en 1958 con 4 federaciones que agrupaban a 45 sindicatos. Pese a que durante esos años, y hasta casi 1962, fue el principal instrumento de control y división del movimiento sindical del gobierno, no pudo dejarse de incorporar a la huelga general obrero en 1967. Ello produjo contradicciones internas que se tradujeron en la separación, en Mayo de 1968, de una de las cuatro federaciones fundantes: La Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Industria de la Construcción, Similares y Transportes (FESINCONSTRANS). Esta decisión no fue sin embargo, más que el resultado de la lucha por poder al interior de la C.G.S., y no se tradujo en un cambio de la tendencia ideológica de ninguno de los dos grupos.

La F.U.S.S. se fundó en Octubre de 1965 con 14 sindicatos algunos de ellos de importantes industrias, surgidas al calor del Mercado Común Centroamericano ha inicios de la década. Un año después contaba con 21 sindicatos y, en 1967. en el momento de la huelga general obrera el número había crecido a 40. este rápido ascenso se explica por el desarrollo industrial, su crisis, el esquema político reformista implementado alrededor de los años de 1966 y 1967 y la correcta línea sindical que se apoyó en el impulso de las huelgas, aunque estas fueran declaradas ilegales.

Se planteó entonces la necesidad de organizar dos federaciones más, la del transporte-construcción y la del vestido-alimento; lo cual prefiguraba la intención de constituir una confederación alternativa de la C.G.S. Se verá luego, las razones por las cuales este objetivo no fue alcanzado y las razones del decrecimiento posterior de la F.U.S.S.

En un trabajo que recoge los acontecimientos del movimiento conocido como la Huelga General Obrera de 1967, Salvador Cayetano Carpio (comandante marcial) señala otras huelgas que durante ese año conformaron un proceso de ascenso.

Es así, como el 18 de Diciembre de 1966 (a dos meses de haber conquistado la jornada de 8 horas), en una histórica asamblea, los pilotos automovilistas acuerdan luchar por el aumento de los salarios. Después de varias gestiones infructuosas en el Departamento Nacional del Trabajo, llega el 17 de Enero de 1967 cuando los motoristas de los buses urbanos, que en las acciones para reafirmar su derecho a la jornada de 8 horas recobraron confianza en sus fuerzas, se lanzaron a la huelga por lograr un apreciable aumento de salarios. Una tras otra se fueron paralizando todas las rutas de buses urbanas de la capital y comienza a extenderse la huelga a otras ciudades de la república. Alrededor de 1,600 motoristas se fueron a la huelga. Al tercer día la huelga triunfa arrolladoramente, obteniendo un aumento del 50 y del 100% en los salarios.

A continuación el 13 de Febrero, la huelga de 1,800 trabajadores de la fábrica I.U.S.A. (textiles), vino a estremecer a todo el movimiento sindical. La directiva de la C.G.S. –apegada a los moldes de legalismo a toda consta- trató de evitarla, pero los trabajadores ya no estaban dispuestos a dejarse arrastrar al tortuoso camino patronal del Código de Trabajo en el terreno de las huelgas. Las páginas de heroísmo, valor, disciplina, que durante 8 días escribieron los obreros y obreras de la I.U.S.A. son imborrables. La guardia que día y noche hacían los trabajadores frente a la fábrica, disciplinados y firmes con garrotes en la mano, era el símbolo del despertar combativo de los trabajadores industriales. La “C. de G.” (comisión de garroteros), tanto en su sección masculina como femenina, era la garantía de que la huelga no podía ser quebrantada por rompehuelgas.

Al día siguiente de terminada la huelga de I.U.S.A., los trabajadores del aseo público se fueron a la huelga asesorados por la F.U.S.S. En esta ocasión, la C.G.S., tampoco proporcionó la solidaridad. Los trabajadores se llevaron los vehículos, montaron guardia disciplinada y, al quinto día, 25 de febrero obtuvieron la victoria completa en sus demandas.

En este movimiento obrero de la época señala más tarde el Secretario General del PCS, el elemento común de todas estas luchas, fue su desarrollo al margen de la legislación laboral, constituyendo huelgas de hecho.

El 6 de Abril estalló la huelga en la fábrica “Acero, S.A.” situada en la ciudad de Zacatecoluca. El sindicato de esta fábrica pertenecía a la C.G.S. y contaba con un total de 260 trabajadores. El movimiento tomó por sorpresa a los directivos de la confederación, quienes maniobraron para impedir la huelga y al principio lograron que no se incorporaran demandas salariales, pero por iniciativa de la F.U.S.S. y por la serie de triunfos logrados por otros sindicatos en los meses anteriores, se incorporó la reivindicación de un aumento en los salarios del 40%.

Como consecuencia de esta acción, varios sindicatos importantes abandonaron la C.G.S. y se afiliaron a la F.U.S.S. Este fue sin embargo, el momento de auge del movimiento sindical durante los años 60, vanguardizando los obreros las luchas de masas en los primeros 7 años de esta década. Los errores de conducción y la inexistencia de una estrategia revolucionaria global en la única organización política revolucionaria de esos años, el partido comunista, explican el reflujo del movimiento sindical en los 10 años siguientes, como se verá más adelante.

Para comprender lo sucedido debe enfatizarse sobre la constitución y las acciones impulsadas por el partido comunista en el contexto del triunfo de la revolución cubana a través del Frente Unido de Acción Revolucionaria FUAR a principios de los años 60.

Estimulado por las luchas de las masas de año precedente y por la irradiación que comenzaba a provocar la experiencia cubana, el PCS decidió comenzar a organizar la insurrección popular. Reproducimos un análisis sobre este ensayo 1950, primer año de la Revolución Cubana, fue en El Salvador año de repunte de las luchas populares. El auge de la lucha…obligó al PCS a considerar la organización de la insurrección popular en términos de corto plazo. Fue así como se formaron los primeros “grupos de acción”, organizamos con proyección paramilitar al interior de los sectores populares.

La formación de los “grupos de acción que en la práctica habían significado el reconocimiento táctico del PCS a las formas de lucha armada que naturalmente superan los límites de la lucha legal y pacífica, constituyo la base para la formación, en 1961, del Frente Unido de Acción Revolucionaria organismo de carácter paramilitar estructurado por columnas provenientes de los sectores populares, y concebido tonel propósito político de incorporar paulatinamente a las clases trabajadoras a la lucha armada contra la dictadura, pero los resultados de este experimento fueron pobres; el organismo no logró consolidarse debido, en lo fundamental, a la carencia de una concepción político-militar adecuada….(antecedentes de las organizaciones populares de El Salvador, 1970-1980, Equipo de Investigación y Apoyo Popular Anastasio Aquino, México, Julio de 1984)

En términos generales, esta apreciación es aceptable, pero se piensa que la experiencia del FUAR no se perdió, pues resurgió positivamente en los años siguientes, provocando una discusión interna en el PCS y contribuyó al surgimiento, en la década siguiente, de los actuales organizaciones revolucionarias político-militares. Sobre estos aspectos girará el siguiente acápite.

7. LAS ORGANIZACIONES DE MASAS EN LA DECADA DE LOS AÑOS SETENTA.

Desde las huelgas magisteriales de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 DE JUNIO) en 1968 y la ocupación o toma del Ministerio de Educación, los profesores pasaron a constituir un sector asalariado intelectual que sobresalió por sus luchas reivindicativas de carácter económico-social, a cuyo trasfondo se vislumbran intereses de carácter político que tuvo influencia en el conglomerado.

ANDES paso a ser objeto de disputas y de infiltración principalmente por el PCS, las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Hasta finales de la década de los años sesenta, ANDES, había mantenido la influencia del PCS. A partir de la primera escisión de las organizaciones de izquierda y al aparecimiento de los primeros grupos armados, ANDES pasó a ser influenciada primero por el ERP (de 1970 a 1973) con la militancia de Roque Dalton y posteriormente de las FPL (a partir de 1973) con Mélida Anaya Montes (comandante Ana maría), lidereando el movimiento.

Por su parte el PCS mantuvo su hegemonía en la conducción de la Federación Unitaria Sindical (FUSS), de la FESTIAVCES y de la FENASTRAS (hasta 1978) en que pasó a ser influenciada por la Resistencia Nacional (RN).

Por la misma línea de la vía electoral, el PCS obtuvo más apoyo de los sectores medios, la pequeña burguesía, logrando influenciar además, a algunos miembros de las Fuerzas Armadas.

Todos estos sectores fueron aglutinados en la Unión Democrática Nacionalista (UDN). Las FPL que habían surgido con un marcado signo militar (expresado en los comandos urbanos) sufrió una readecuación en cuanto al trabajo en las organizaciones de masas. Para 1974, las FPL se proyectaron hacia las masas y para 1975 lograron formar su frente de masas; el Bloque Popular Revolucionario (BPR), que se nutrió del sector de ANDES del sector campesino que fue el resultado de la Unión de Trabajadores del Campo (UTC), fundada por las FPL y de la Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS), apoyada por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). El sector estudiantil del BPR fue formado por los Universitarios Revolucionarios-19 (UR-19), la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS) y el Frente Universitario Revolucionario -30 de Julio (FUR-30) que había surgido del seno de la UCA.

Con este frente de masas, la tesis de la guerra popular prolongada de inspiración vietnamita, pasó a ser encarnada por la organización par anegar la tesis foquista que desarrolló el Ché Guevara. Pasando así las masas a ser el agua, y la guerrilla, el pez. El Comandante Marcial decía que las montañas eran el pueblo. Esta era la influencia vietnamita en las FPL.

Por su parte el ERP, comenzó a formar su frente de masas con el Frente Revolucionario de Estudiantes Luis Moreno (FRELM) en 1976. Esta organización estudiantil también se vio afectada por los problemas ocasionados por el asesinato de Roque Dalton y algunos de sus miembros son atraídos por la RN. Ante esta división del FRELM, en el Primer Congreso donde se forma el partido político del ERP, es decir, el Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS) se decidió disolver al frente estudiantil. Para 1977 el PRS decidió formar un nuevo frente de masas: Las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28). Para desarrollar este trabajo organizativo de masas, la organización tuvo que extraer cuadros (gente de confianza y con experiencia) de los comités militares.

Las LP-28 tuvieron su mayor desarrollo en la zona oriental del país, teniendo menor incidencia e influencia en el sector estudiantil y obrero, aunque si lograron organizar algunos miembros de estos sectores.

Al entrar en la lucha de masas, el ERP trató de romper con sus tesis casi foquistas de la revolución, aunque se mantuvieron las características militares e inmediatas de la organización.

Rafael Arce Zablah, fue uno de los miembros del ERP que más impulsó la creación de un movimiento de masas campesino. Para ello, se trasladó al departamento de Morazán a realizar esta tarea. En un folleto titulado y publicado por esta organización: “Comandante Rafael Antonio Arce Zablah, héroe de nuestra revolución forjador de nuestra segunda y definitiva independencia”, se dice: “En su constante atención en imprimirle al movimiento revolucionario una visión de poder, Rafael establece cuales deberían de ser las zonas en las cuales debería centrarse lo que en un futuro serían la retaguardia de la revolución, las áreas bajo control popular. En base a sus observaciones y estudios, el comandante Ara Zablah, llegó a la conclusión que en el departamento de Morazán existían grandes posibilidades para la construcción de un frente estratégico.”

Más adelante, en el documento se expresa: “Pero las masas serán lo que en otros países han sido las montañas de la guerrilla. El pueblo será la cobertura del pueblo. Y en esta idea viene Rafael a Morazán, a organizar, a construir las condiciones para la toma del poder. En el pueblo de Corola, Rafael se reúne con el núcleo de trabajadores del campo, que rápidamente se multiplicaron en miles de salvadoreños organizados en este departamento de Morazán, un poderoso movimiento de masas, que será después la base social de nuestro ejército revolucionario…”

Después de la división del ERP y el surgimiento de la RN, estos últimos desarrollaron y aventajaron a su antigua organización en lo referente a la lucha de las masas.

En el documento interno “Apuntes sobre la historia de la RN”, en el apartado sobre la “la participación de la RN en la lucha de masas” se afirma. En 1973, se organizó el movimiento de la resistencia clandestina de diversos sectores sociales, trabajo que desembocó en el trabajo abierto. El Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), fue un salto cualitativo en la historia del movimiento popular salvadoreño. Por primera vez en cuarenta años se llevó al pueblo una propuesta política que no era electoral, en la que se combinaría la lucha parlamentaria y extraparlamentaria. La táctica revolucionaria era crear un frente amplio único, pluralista, con una política e alianzas flexibles y un programa de gobierno. El FAPU planteó toda esa táctica y le fue imprimiendo una línea de agitación y movilización que desembocará en una lucha anti-dictatorial, anti-fascista y anti-oligárquica.

En la marcha se comprobó la posibilidad de la unidad de la clase obrera contra el capitalismo, la unidad del movimiento campesino y la Iglesia, la alianza de maestros, estudiantes y empleados. Debido a que existía la dispersión orgánica del movimiento popular era necesario luchar por la alianza obrero campesina y ampliarla a todos los sectores democráticos y patrióticos de la sociedad (incluyendo oficiales, clases y soldados).

En FAPU se organizó en Febrero y Junio de 1974 como frente amplio y en el tuvieron participación destacada: Carlos Arias, los padres Inocencio e Higinio Alas, Mario López y otros. Participaron sectores obreros y campesinos (FECCAS, ATACES), Sacerdotes, sectores universitarios (AGEUS, FUERZA, AED, UCA) grupos comunales y partidos políticos. En 1975, producto de la división del ERP, se dividió el FAPU, naciendo a la lucha el BPR (FPL). En 1976-1977, la RN reorganizó el FAPU como frente revolucionario con un sello clasista encabezado por la clase obrera a través del sector de Vanguardia Proletaria. Además, lo integraron” El Movimiento Revolucionario Campesino (MRC), el Frente Universitario de Estudiantes Revolucionarios Salvador Allende (FUERZA), acción Revolucionaria de Estudiantes de Secundaria (ARDES) y Organización Magisterial Revolucionaria (OMR). De esta forma el FAPU coordinó la movilización y agitación de amplios sectores sociales.

Sus principios fundamentales fueron: La lucha por la unidad de las bases, unidad de acción, fortalecimiento de los gremios, lucha combativa con énfasis en la lucha extraparlamentaria, hegemonía de la clase obrera industrial, búsqueda de apoyo exterior entre los pueblos y gobiernos democráticos y continuar con la línea original del FAPU.

Para algunos observadores, esta línea de l RN se acercó bastante a una social democracia radicalizada.

Por su parte, el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC) (1978) también logró formar un pequeño frente de masas: El Movimiento de Liberación Popular (MLP) en el que convergieron la Asociación Salvadoreña de Mujeres (ASMUSAO), el Frente de Trabajadores del Campo (FTC) y las Brigadas de Trabajadores Campesinos (BTC), todas estas organizaciones formadas bajo la tesis de la revolución centroamericana.

Después del fraude electoral del 28 de Febrero de 1977 contra la Unión Nacional Opositora (UNO) y los subsiguientes sucesos en el parque Libertad de San Salvador, en donde fueron reprimidos los manifestantes que repudiaban el fraude y reclamaban el triunfo de la UNO, formaba por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) y Unión Democrática Nacionalista (UND) la Juventud Comunista (JC) del PCS cuestiona a los viejos reformistas sobre si la vía electoral sigue vigente o si se ha llegado la hora de tomar la vía armada, ya que las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución se estaban dando.

Salvador Cayetano Carpio (Comandante Marcial) se había sacado la espina y le había demostrado al PCS la viabilidad de la lucha armada. Los comunistas salvadoreños acusaron ante Cuba a las FPL de ser troskistas y agentes de la CIA. Cuba se mantuvo apoyando al PCS, las FPL se acercó más a los vietnamitas y acusaron a los primeros de ser reformistas y también agentes de la CIA. El ERP fue acusado por los dos anteriores de ser troskistas y maoístas, ya que estos en 1976,en el Primer Congreso donde se formó el PRS, bajo la dirección de Joaquín Villalobos y Arce Zablah se habían definido oficialmente como maoístas definiendo el período de Sebastián Urquilla como de troskista. Fue la época en que el ERP rompió relaciones con los cubanos y los soviéticos después del problema de Roque Dalton que era apoyado por los cubanos.

Loa maoístas acusaron a los demás ultraizquierdistas, pequeños burgueses, reformistas y de todo lo que les denigrara en relación a la mística y ética revolucionaria. El PCS respondió a estas acusándolos de ser unas aventureros y de practicar la tesis foquista del Ché Guevara. Mientras tanto, la RN siguió la discordia contra el ERP y les exigió una declaración pública sobre el asesinato de Dalton.

La década de los años sesenta fue par ala izquierda salvadoreña un período de fuerte lucha ideológica, acusaciones mutuas y de purgas por motivos incluso personales. Las masas fueron arrastradas también a esta lucha, pero de ellas saldrá un factor de presión para buscar la unidad. Puede afirmarse que las causas por las cuales no se unía la izquierda fueron problemas ideológicos entre líneas estratégicas y tácticas en los que el problema del método o la vía para la toma del poder llevaría a problemas personales entre las cúpulas de mando de las diferentes organizaciones.

En este contexto hay que analizar el resurgimiento de las luchas de las masas urbanas. Para ello hay que retroceder y observar lo ocurrido a estas luchas entre 1976 y 1980.

Se iniciará el examen de estos 5 años recogiendo los cambios ocurridos en el movimiento sindical a partir de 1977, apoyándose el estudio en el trabajo “El Salvador historia del movimiento obrero de 1920 a 1977”. Hay que comenzar diciendo que desde hacía varios años el movimiento obrero estaba en crisis. Esta lucha se caracterizaba, en primer lugar, por un reflujo persistente desde los años 1968-1969 manifestando en la disminución y calidad de los movimientos impulsados y en la destrucción sistemática de los sindicatos. Este reflejo se comenzó a superar con la reactivación del movimiento obrero en 1976 con la influencia de las FPL, del ERP y RN.

Dentro de este reflujo general, fue característica la acentuada disminución de la importancia de las federaciones influenciadas por el PCS, la FUSS y la FESTIAVCES. Por el contrario, durante estos últimos años se acentuó el control existente sobre la mayor parte de los sindicatos, a pesar de haber sufrido profundas escisiones, por parte de la burguesía. Unido a lo anterior, es característico el fracaso permanente de la tendencia sindical influenciada por el PCS para construir una confederación sindical de izquierda. Por último está la incapacidad del movimiento obrero influenciado por la izquierda, para responder a la sistemática y selectiva represión del régimen imperante.

Los sindicatos de industria contaban con el mayor número de afiliados: CGS,10167; FUSS 6006; FESTIAVCES, 1924; FESICONSTRANS, 18919; KFENASTRAS, 11323; USTRAS, 145, Independientes, 923. Se muestra la importancia de la FUSS y una disminución relativa en la CGS, la cual representaba orgánicamente la tendencia sometida a la patronal y al gobierno, formada en 1958 con 46 sindicatos y 13,000 afiliados aproximadamente. En 1967, a raíz del auge de la lucha de clases se separaron de ella importantes sindicatos. En 1968, nueve sindicatos se separaron de la FESINCONSTRANS, la cual pasó a constituir un mero reagrupamiento de la tendencia sindical controlada por la burguesía.

A partir de 1969, año en que se inició la crisis actual del movimiento obrero, la CGS creció de modo sostenido hasta Diciembre de 1972, cuando se salieron 13 sindicatos pertenecientes a la FESINTRABS y 3 de la FESINTEXISIC, los cuales posteriormente formaron la FENASTRAS. La ausencia de una tendencia que impulsara una línea político-sindical revolucionaria impidió aprovechar la situación de debilidad de la CGS, producto de sus contradicciones internas. En 1973, esta federación había experimentado una disminución de casi 8,000 afiliados, pero logró mantenerse e incluso creció en los años de 1974 a 1976.

La FUSS, pese a su rápido crecimiento entre 1965 y 1966, entró en una franca declinación sin perspectiva de recuperación, debido a la hegemonía de una política sindical reformista y economicista producto de una línea política general basada en el revisionismo de la teoría marxista-leninista. Durante estos años, la FUSS combinó una práctica reformista y economicista con una lucha tendiente a lograr la unidad sindical, respondiendo a la concepción unitaria ya criticada. Así, el VI Congreso Federal Extraordinario de 1973 reformó los estatutos y promovió la unidad sindical.

Hubo reuniones con diversas organizaciones sindicales, principalmente con el Consejo Sindical Salvadoreño (CONSISAL), constituyéndose un Consejo Coordinador integrado por FESINCONSTRANS, FENASTRAS, FESTIAVCES Y FUSS. En 1974, se celebró el Primer encuentro sindical nacional, con la participación de FUSS, FENASTRAS, FESTIAVCES y FESINCONSTRANS. El 6 de Febrero y el 16 de Junio del mismo año se celebró el Segundo Encuentro Sindical Nacional. Finalmente, en el X Congreso Federal Ordinario de septiembre de 1974 se planteó la necesidad de formar una Confederación Unitaria de Trabajadores como paso para integrar la Central Unica de Trabajadores. Un breve análisis de la memoria y de la línea político-sindical aprobada en el XII Congreso, en Septiembre de 1976, evidencia de falta de análisis de la realidad y las desviaciones antes citadas. La memoria de ese año parte de la constatación siguiente: “… estamos haciendo esfuerzos por salir del estancamiento en que se ha caído, al unilateralizar nuestro trabajo en el campo de la lucha económica”.

Pero el lineamiento político-sindical de 1976-1977 volvió a plantear la política reformista y economicista, basada en los siguientes errores: Un análisis superficial de la situación económica y social; una visión equivocada del papel del Estado burgués y sus políticas (por ejemplo en el análisis de la “transformación agraria”) y un análisis superficial y equivocado de las diferentes organizaciones políticas de izquierda.

Esto condujo a que el plan de lucha reivindicativa de 1976-1977 continuara propugnando por una unidad sindical en la cual la lucha ideológica no existía y que las desviaciones economicistas plantearon peticiones que reflejaban un profundo desconocimiento del funcionamiento del sistema capitalista, pudiendo conducir a crear falsas expectativas a la clase obrera. Con lo anterior no se quiere decir que hay que abandonar o menospreciar la lucha por mejorar las condiciones de vida, sino que las reivindicaciones económicas deben ser dirigidas a contribuir a la abolición de la explotación de la clase trabajadora.

FESTIAVCES muestra, salvo en 1973, y por razones aún no investigadas un estancamiento continuo desde su formación. Actualmente cuenta con el mismo número de sindicatos y prácticamente el mismo número de afiliados. Por otra parte, al formarse a partir de la FUSS con el objetivo de constituir una confederación, la separación prácticamente ha contribuido a que su dirección efectiva escape a la tendencia hegemonizada por aquella. Podría plantearse que la dirigencia de esta última no previó el reflujo del movimiento sindical que se iniciaba en 1969, lo cual hubiera podido cuestionar la conveniencia de la separación.

FESINCONSTRANS tuvo, al contrario, un extraordinario crecimiento en el número de sus afiliados y en menor medida en el número de sindicatos, pues había comenzado con solo 9 en 1968. La razón de este crecimiento se debe al auge del sector de la construcción en los últimos años. Este auge se tradujo, dado el carácter semi-artesanal del sector, en una absorción de fuerza de trabajo, a la cual se unieron los “eficientes” mecanismos de control del sindicato de la construcción manejados por la dirigencia de FESINCONSTRAN. Hay que señalar que Felipe Antonio Zaldívar, su secretario general, tenía una estrecha vinculación con los organismos que operaban en instituciones con el Fondo Nacional para la Vivienda. El desarrollo de esta federación prueba que el crecimiento cuatitativo del sindicalismo en esta fase fue aprovechado por la tendencia sindical controlada por la burguesía. En este período esta tendencia estaba representada por la CGS y de manera creciente por la FESINCONSTRAN.

El surgimiento y posterior desarrollo de FENASTRAS posibilitó al contrario de lo sucedido con las tres grandes centrales analizadas, una recuperación del movimiento obrero, pero la construcción de una tendencia revolucionaria, en el seno del mismo no era posible sin la elaboración de una línea político-sindical inscrita en una estratégica revolucionaria. Los sindicatos que constituyeron FENASTRAS en diciembre de 1972 y que provenían de la CGS eran 16, algunos de ellos de suma importancia económica.

La escisión que dio origen a FENASTRAS se evidencia en las contradicciones en el interior de la CGS desde mediados de 1972, cuando se cuestionó fuertemente a la dirigencia permanente de la confederación. Los 16 sindicatos escindidos trataron de formar una federación, estableciendo contacto con algunos sindicatos independientes que hoy figuran en FENASTRAS (SIES, SETIVU, STITAS, STECEL). La federación se constituyó en Agosto de 1973, pero su personería jurídica la obtuvo hasta marzo de 1975.

En Septiembre de 1974 se retiraron 7 sindicatos, lo cual podría explicarse por la ambigüedad de la línea política-sindical de FENASTRAS, debido a la coexistencia de tendencias divergentes en su seno. En 1973 era la federación más importante fuera de control de la patronal y su gobierno, aunque dentro de la federación existían sindicatos controlados influenciados por la derecha. Su importancia se debía no solo al número de afiliados, superado únicamente por FESINCONSTRANS, sino también por el tipo de calidad de los sindicatos afiliados.

El IV Congreso Federal Ordinario, celebrado en Noviembre de 1976 marcó un cambio político importante en FENASTRAS. A la ambigüedad con que había surgido la federación, se sumó el control por parte de elementos de la derecha a partir de 1975. Pero esta tendencia fue derrotada en este congreso y por primera vez se manifestaron los inicios de la gestación de una tendencia revolucionaria en el seno de FENASTRAS. Esto no era ajeno a la reactivación del movimiento obrero en general, ni al surgimiento y consolidación de organizaciones revolucionarias alternativas.

De los 147 sindicatos participantes en este congreso (ATACES no se consideraba formalmente integrada a FENASTRAS), 4 de ellos estaban controlados por la derecha en otros 4 era sensible la influencia de diferentes organizaciones de izquierda y en 2 tenía el PCS. Los otros 7 sindicatos no seguían ninguna orientación política definida, pero recibían influencias de las diferentes organizaciones revolucionarias.

La línea político-sindical aprobada en el congreso muestra la ambigüedad dominante en el seno de FENASTRAS, lo cual limitaba sus posibilidades de desarrollo.

Resumiendo, primero se vio el crecimiento sindical entre 1969 y 1975 fue capturado principalmente por las centrales controladas por la patronal, luego se analizó la evolución de las distintas centrales y los cambios operados en las tendencias políticas del movimiento sindical; por último, se analizó brevemente los conflictos durante la crisis característica del movimiento obrero antes de 1976. En este estudio, se ha encontrado sin embargo, un proceso de recuperación iniciado en 1973, cuando se consolidó FENASTRAS. Los signos de la recuperación se manifiestan en el aumento del número y, sobre todo, en el tipo de conflictos a partir de 1975. Ahora se pasará a analizar los principales conflictos, su contenido y alcance a partir de 1975, par arribar a las conclusiones de este capítulo”

1. 1974 Huelga del sindicato de “Maquinaria Pesada”
2. 1975 Huelga de los obreros de la empresa de muebles INDECA.
3. 1976 Huelga del Sindicato Unión de Trabajadores de la Construcción, principal componente de la FESINCONSTRANS
1976 Huelga de la empresa “Maidenform”
1976 Huelga de la “Terrajera”
1976 Primera huelga del sindicato de STECEL afiliado a FENASTRAS
1976 Huelga del Sindicato de la Industria Portuaria de El Salvador (SIPES) afiliado a la CGS (SIPES rompió con la CGS)
1976 Huelga en la fábrica de Guantes Tagle-Internacional. El movimiento alcanzo sus principales objetivos y fue importante el trabajo efectuado por una de las organizaciones revolucionarias, la cual comenzó a desarrollar una importante labor en el movimiento obrero.
Huelga de los obreros motoristas de las rutas de buses urbanos 5 y 28. Esta subsección del sindicato de la industria del Transporte, similares y conexos, afiliada a FENASTRAS, ensayó algunas formas de lucha nuevas como el boicot económico a la empresa (no cobrando el valor del pasaje).

Paro de los obreros de la empresa lechera Foremost. El movimiento fue de poca importancia pero marcó un hito en el desarrollo de formas nuevas al establecerse un comité zonal intersindical (comité de la zona de occidente integrado por los obreros de la empresa “Topaz” “Masa”; “Muebles Selectos”; “Fábrica Superior”; rutas de buses 8 y 5 y Foremost. Un tipo de organización territorial)

El movimiento obrero no se limitó a las huelgas. Los sectores controlados por la patronal, FESINCONSTRANS y FESTRAS, solicitaron a la Asamblea Legislativa modificaciones al Código de Trabajo. Por su parte la FUSS, FESTIAVCES y FENASTRAS convocaron públicamente a un mitin el 11 de Diciembre de 1976 para protestar “contra el alto costo de la vida, por aumentos de salarios en la ciudad y el campo, por reformas sustanciales al Código de Trabajo, por un régimen democrático de respeto a los derechos ciudadanos”.54

El inicio de 1977 encontró al movimiento obrero en proceso de recuperación. El año comenzó”.

1. Movimiento en las empresas pesqueras
2. Los obreros de la fábrica INSINCA se fueron a la huelga.
3. Huelga en el “Mineral San Sebastián”
4. Huelga en la Fábrica de “RAYONES DE EL SALVADOR”
5. Apareció el Comité Obrero de Acción Política para apoyar a la UNO, electoralmente
6. En agosto estalló una de las huelgas más importantes la segunda de STECEL. El 22 de agosto apareció un comunicado público de solidaridad firmado por 6 sindicatos.
7. La huelga del Sindicato de empresa de bebidas “La Cascada” afiliada a la FESTIAVCES.

Hay que precisar entonces, las razones que explican la recuperación del movimiento obrero, en estos años. En primer lugar, esta recuperación aunque lenta y difícil, dadas las condiciones imperantes, se debe al nuevo carácter de la lucha de clase en el país, manifestado en el surgimiento y consolidación de las organizaciones revolucionarias alternativas al PCS. En la base de esta recuperación se encontraba el trabajo de las distintas organizaciones en el sector obrero. Entre ellas, la labor del Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), el cual, como ya se indicó constituyó una organización obrera denominada “Vanguardia Proletaria”, en Septiembre de 1976. La presencia del FAPU se hizo sentir por su trabajo en diversos sindicatos, sobre todo STECEL, la publicación periódica de su órgano de prensa Pueblo, en el cual denunció y orientó al movimiento obrero. El trabajo del FAPU dio origen, en septiembre de 1977, a una nueva forma de organización el “Comité Intersindical” constituido por 3 sindicatos de FENASTRAS y 2 sindicatos afiliados a la FUSS.

Por otro lado, la tendencia revolucionaria de mayor importancia en ese momento constituyó también un nuevo tipo de organización sindical el Consejo Sindical de Obreros (COSDO), cuyo objetivo era la construcción de un sindicalismo revolucionario, impulsando la lucha combativa del proletariado. En este período también se organizaron nuevos sectores sociales. Las organizaciones urbanas populares, propiciadas desde 1967 por el PDC a través de la Alcaldía Municipal. El trabajo del PDC llegó hasta 1972 cuando impulsó la formación de Frentes de Comunidades.

Por otra parte, a finales de la década, a partir de 1968 y como resultado del Concilio Vaticano II y de la reunión de obispos latinoamericanos Medellín (CELAM) la Iglesia Católica comenzó a interesarse en la concientización y organización de este sector social. Su influencia fue mayor en la década siguiente.

Entre 1972 y 1975 cuando se constituyó el Primer frente revolucionario de masas permanente, el BPR, la concientización y organización de los pobladores de los asentamientos populares de la ciudad continuó contradictoria, pero ininterrumpidamente. La vinculación del movimiento obrero y sus luchas con los habitantes de los tugurios y de las comunidades urbanas populares fue la respuesta al trabajo desarrollado en estos sectores por la Iglesia y los nacientes frentes revolucionarios.

La Iglesia fue un agente clase en la concientización y organización de los pobladores de este sector social, así como también lo fue entre los trabajadores del campo. En 16977 la mayoría de asociaciones religiosas tradicionales habían desaparecido o perdido peso en sus parroquias del área metropolitana y otras poblaciones, cediendo el lugar a las comunidades cristianas de base.

Estas comunidades cristianas se acercaron a los pobladores a partir de la reflexión en torno a los pobladores nacionales, contribuyendo a formar una conciencia “crítica” que luego, por el trabajo de las organizaciones revolucionarias, se elevó cuantitativamente. En todo este trabajo se destaca la Unión de Pobladores de Tugurios, afiliada al BPR.

Aunque muchos analistas y estudiosos de los fenómenos inmersos en esta investigación, han perdido el sentido crítico y cinetificista del tema y otros sobre los cuales falta hacer una elaboración, se han dejado llevar por sus propias concepciones ideológico-políticas, y tratan de demostrar que las luchas de las organizaciones populares y la movilización de las masas desde un inicio en El Salvador, no ha sido influenciadas por organizaciones revolucionarias se puede demostrar, que tal tesis carece de valor científico, por cuanto si bien es cierto que un movimiento popular no surge así, de la nada, si no hay nadie quien la oriente, tampoco puede adoptar actitudes y comportamiento ni mucho menos asumir acciones de tipo revolucionario, si no tienen un asidero de esta naturaleza. En el siguiente capítulo a la luz de documentos originales, se intentará demostrar la vinculación entre las organizaciones populares y sus programas, así como las organizaciones de masas y sus programas, hasta llegar al punto de la unificación de las organizaciones populares y su conexión con el programa de las organizaciones de carácter revolucionario.

Sobre algunos puntos de este último acápite girará parte del análisis que se hace en el siguiente capítulo, retomando aquellos aspectos que contribuyan a una explicación e interpretación del tema que se investiga.

NOTAS

1) ANDERSON, THOMAS: El Salvador, 1932 dos sucesos políticos, EDUCA, Costa Rica, p. 40
2) BARON FERRUFINO, JOSE RENE: Penetración comunista en El Salvador y veinte años de traición, Editorial AHORA San Salvador, El Salvador, C.A., 1970, p. 9
3) LUNGO, MARIO: La lucha de las masas en El Salvador, UCA editores, San Salvador, El Salvador, C.A., 1987, p. 15
4) Idem
5) LUNGO, MARIO. Op. cit. p. 46
6) Idem
7) LUNGO, MARIO: op. cit. p. 17
8) BARON FERRUFINO, JOSE RENE: Op. cit., p. 11
9) ANDERSON, THOMAS: Op. cit., p. 43
10) DALTON, ROQUE: Miguel Mármol, EDUCA, Costa Rica 1972, p. 159
11) Ibidem p. 160
12) ANDERSON, THOMAS: Op. cit. p. 48
13) Ibidem, pp. 48-49
14) Idem
15) Idem
16) ANDERSON, THOMAS: Op. cit. p. 50
17) Ibidem, p. 51
18) Ibidem, p. 52
19) Idem
20) Idem
21) Ibidem, pp. 52-53
22) ANDERSON, THOMAS, Op. cit. p. 53
23) PINEDA, Tragedia Comunista, Diario de Hoy, 18 de enero de 1967.
24) ANDERSON, THOMAS, Op. cit. p. 53
25) DURAND, Entrevista, Diario Latino, 5 de enero de 1968
26) MACHON VILANOVA, FRANCISCO: Ola roja (México, 1948) p. 334
27) ANDERSON, THOMAS: Op. cit. p. 56
28) LUNA, DAVID ALEJANDRO: Vida de Martí, pp. 98-99 De la Selva, lucha p. 202, ARIAS GOMEZ, MARTI, pp. 7-8
29) MARROQUIN ALEJANDRO DAGOBERTO: Crisis p. 46 National archives, record group 59, Susderff from Latvia, 5 de octubre de 1928, legado 816, OOB/8.
30) ANDERSON, THOMAS: Op. cit. p. 58
31) N.A.R.G. 59, Informe sobre las condiciones generales en El Salvador, 29 de junio de 1929, legajo 816 OOB.
32) DE LA SELVA, LUCHA, p. 202
33) ANDERSON, THOMAS, Op. cit. p 61
34) Ibidem, p. 66
35) Ibid
36) LUNGO, MARIO: Op. cit., p. 17
37) SCHLESINGER, JORGE: Revolución Comunista, p. 20
38) ANDERSON, THOMAS: Op. cit., p. 71
39) Ibidem, p. 82
40) CUENCA ABEL: El Salvador, una democracia cafetalera, XRR – Castro Editorial, México 1970, pp. 31-32
41) ANDERSON; THOMAS: Op. cit., p. 100
42) Ibidem, p. 102
43) Ibidem, p. 105
44) Idem
45) MACHON VILANOVA, FRANCISCO: Op. cit., pp. 326-353-54
46) SCHLESINGER, JORGE: Op. cit., p. 213
47) LUNGO, MARIO: op. cit., p. 22
48) DALTON, ROQUE: Op. cit., p. 253
49) DALTON, ROQUE: Op. cit. p. 479
50) Ibidem, pp. 482-483
51) DALTON, ROQUE: Op. cit., p. 483
52) Ibidem, p. 487
53) Ibidem, p. 488
54) La Prensa Gráfica, 1 de diciembre de 1976

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