A mi abuelo lo mataron en el 32…Entrevista con Emiliano de las FAL

SAN SALVADOR, 20 de febrero de 2013 (SIEP) “A mi abuelo lo fusilaron en el 32, mi padre me lo contó y somos miles los que llevamos aquí esta herencia…” nos comparte Emiliano, que durante la Gran Guerra Democrática (1980-1992), combatió en las filas de las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL.

“Fíjate que el embrión inicial de las FAL fueron los Grupos de Acción Revolucionaria, los famosos GAR. Y la primera experiencia la realizamos cuando nos tomamos la Plaza Libertad después del fraude electoral del 20 de febrero de 1977…claro, a un nivel muy básico, teníamos palos por fusiles, algunas pistolas, patrullábamos, yo si cargaba un cohete (pistola)…”

“Mi padre era originario de Tenancingo, campesino, trabajaba en las zafras y en las cortas de café, él presenció el fusilamiento de su padre y nos trasmitía ese hecho como determinante de un rumbo, de una dirección en la vida. Mi papá fue activista en las jornadas de abril y mayo del 44, luchó contra la dictadura del General Martínez; y en esas actividades conoce, se vincula a gente del Partido Comunista.”

Y cuando se radica en Ciudad Delgado establece amistad con Julio Galán, y con Luís García padre. Y así se va vinculando al Partido. Participa en el 66 activamente en la campaña del PAR Nueva Línea, que llevaba como candidato presidencial al Dr. Fabio Castillo.

Indirectamente, me voy sumando a estos esfuerzos de lucha, acompañándolo de niño. Luego él se involucra en la campaña de la UNO en 1971. Y de nuevo, soy arrastrado a estas jornadas de accionar político.

Pero lo que realmente me impacta, y marca mi involucramiento político fue la matanza de estudiantes del 30 de julio de 1975. Estudiaba Plan Básico ahí en Ciudad Delgado. Y a los 18 años, en 1976… me integro a una célula de la Juventud Comunista, por cierto el responsable era Luisito, el hijo de Luis García. Realizábamos actividades del PCS por medio del partido legal UDN. Me fueron atrayendo las acciones vinculadas a la autodefensa.la vigilancia periférica, a brindar seguridad. Juramento como Roque y luego me cambio a Álvaro.

En 1977 trabajaba en una venta de repuestos y ya organizado participaba de las actividades del local central del UDN; que quedaba al costado sur del Teatro de Cámara. Y me tire la campaña de la UNO de ese año allá en Ciudad Delgado. Incluyendo las jornadas que te mencionaba antes de la toma de la plaza Libertad y su respectiva represión del 28 de febrero. Esa madrugada nos metimos en la Iglesia El Rosario. Y nos fueron sacando por grupos. Tomamos hacia la Terminal de Oriente. Y logramos escapar.

En 1978 trabajaba en el centro y esto me permitía participar en todas las actividades que realizaban las diversas organizaciones populares, casi todos los días había actividades de calle…era una gran efervescencia popular. Inolvidable. Por cierto me llamaron la atención del Partido porque no debía de participar en actos de otras organizaciones. Y pensar que nosotros éramos los más unitarios.

Mi responsable seguía siendo Lunita, o sea Luís García hijo. Moreno, de pequeña estatura, pelo liso, con anteojos culo de botella, de oficio sastre. Entiendo que dejó un hijo de nombre Lucio. Y otros miembros de la célula eran Manuel, que era primo de ellos, de los García. Moisés, que vive en Chalatenango; Hugo, otro hermano de Carlos, que vive en Suecia y que fue de las FAL; Ulises, el hermano más pequeño; Marcos y Eusebio, que también era sastre.

A Luís lo desaparecieron el 22 de enero de |1979. A otro hermano, Alberto, lo capturaron y lo torturaron. Pero sobrevivió y llegó a ser de dirección de las FAL.

Esos años hasta el 80 estuvimos en la clandestinidad, realizando acciones de propaganda y de reclutamiento de nuevos miembros. Me acuerdo que patrullábamos las calles de la ciudad como ejercicio militar. Y ya empezaban las reuniones de los GAR, en la facultad de Derecho, al llegar nos distribuían en unidades, y aprendíamos a realizar planes para operativos, como emboscadas, ataques a guarniciones, sabotajes. Fíjate que hicimos ya en el 80 un ataque a un puesto de la Comandancia de San Martín, pero fue fallido.

En noviembre de 1980 salgo para Nicaragua y luego para Cuba a prepararme. Hice un curso de jefes de pelotón. Regreso en noviembre de 1981 y se me asigna para ayudar a levantar el Frente en Occidente, en Cutumay Camones, Santa Ana. El responsable en ese entonces del campamento era el Chele Ramón Suarez. Para esos días me acuerdo capturaron y desaparecieron a Néstor, que era de los que habían llegado desde la URSS.

En febrero del 82 me mandan para San Salvador. Para esos días el enemigo realiza una redada de comunistas en Apopa que incluyen a Crucito y a Miltón, un camarada que tenía un negocio a la par de la Policía de Hacienda, en San Salvador. Quedo desconectado y buscó a Julio Salinas, y me dice que me preparara, que haría viaje para Usulután.

Dicho y hecho, llegó a un lugar en Jucuaran llamado El Jícaro. Me encuentro de nuevo con Ramón Suarez en la comandancia junto con Pedro, o sea David Pereira. Me da mucha alegría encontrarme con Dieguito, un compañero de Chalchuapa, que luego cae combatiendo, a los 22 años.

Otros que estaban ahí y murieron peleando son Padilla y Nacho. El Negro Roque a la altura de 1994 todavía vivía, espero que lo siga haciendo. En este frente me bautizo como explosivista y luego como jefe de escuadra, adopto el pseudónimo de Emiliano. Me acuerdo que participamos en la ofensiva militar sobre Usulután para las elecciones de ese año. Y luego en las jornadas de agosto del 82 hasta mediados del 83.

Para ese tiempo había llegado el capitán Walter (Roberto Lorenzana) a la zona y pertenecía a un pelotón fogueado en el combate que luego se convirtió en escuadras de expansión. Patrullábamos, hacíamos nuevos reclutas, adiestrábamos a la nueva tropa, visitábamos los cantones, como la isla San Sebastián de la Bahía de Jiquilisco.

Me acuerdo de Zamuria, era un lugar en el que tanto nosotros como el enemigo sabíamos que estábamos presentes, nos veíamos, conocíamos nuestras ubicaciones claramente pero no nos atacábamos, manteníamos una tregua no pactada, y estaban también las Playas de El Espino, donde habían dos acantonamientos de tropas enemigas, pero que nos visitaban solo cuando estaban en campañas militares o cuando detectaban que íbamos a salir en misión. Era extraño, pero así era el estilo de guerra en esta zona, de baja intensidad.

En el 83 tuvimos una visita importante. Llegó Schafik Handal, el Comandante Simón, a Jucuaran. Iba rumbo al IV Pleno del PCS y a una reunión de la CG del FMLN que iba tener lugar en Morazán, en territorio bajo control del ERP. Llega y se me asigna como seguridad, para mí era un gran honor y una gran responsabilidad. Tenía mucha curiosidad en saber cómo era nuestro jefe máximo. La seguridad era una escuadra de 8 hombres, que mantenía un perímetro inaccesible, a menos que él lo indicara.

Fue una experiencia muy significativa en mi vida, resultó ser un tipo simpático, muy dado con nosotros, no marcaba distancias, y esto nos impactaba. A los días salimos de Jucuaran, alcanzamos la Panamericana. Apareció un convoy del ejército, y se decide seguirlo, al final nos fuimos custodiados por el tal convoy. Llegamos a San Miguel, San Gerardo, San Luis La Reina, y de este punto hasta las montañas del norte de Morazán.

En el camino nos paraba tropa del ERP sorprendida por nuestra presencia: ¿quiénes son? No sabían que había otras organizaciones. Era interesante observar nuestros estilos militares diferentes. El de ellos era una mística militar influenciada por los capitanes Mena Sandoval y Cruz Cruz. Tenían población y tropa junta, ya en San Gerardo, en Torola, en San Fernando, en Perquin.

Para la reunión del PCS se había citado a algunos dirigentes del movimiento popular influenciado por nuestra organización, entre estos me acuerdo de Edito Genovés Aguilar, de la FUSS. Llegamos a Morazán en octubre del 83. Y salimos hasta mayo del 84.

Con rumbo a San Vicente, pasando por San Miguel, Cabañas, Cuscatlán, y de nuevo hacia Chalatenango, a otra reunión de la Comandancia General del FMLN. Esta vez los anfitriones serían los compañeros de las FPL. Luego de la reunión, venimos a dejar a Schafik hasta Nejapa y de ahí nos regresamos a Chalate. Me incorporan a la plantilla de la escuela de las FAL.

El responsable de la escuela era el capitán David. Y en el equipo de coordinación estaban el Choco Mariano, Rodi, Lito (hermano de Octavio) y un “esquimal” de pseudónimo Marcos. Tuve dificultades con el estilo de conducción y me deserte. Conocía el camino de regreso así que pase por Radiola, que era la zona aledaña al lago y que estaba bajo la responsabilidad del capitán Joaquín, hasta llegar al cerro de Guazapa, bajo la conducción de Ramiro.

Hablo con él y le explicó que pasó. Estamos a principios del 85. Me deja quedarme pero como combatiente, ya no como jefe de escuadra. Allá en Chalate, el teniente David en un claro abuso me había quitado mi grado de sargento, cuando el grado no lo puede quitar nadie, es para toda la vida. Combatí con grado de sargento y de jefe de escuadra.

Fíjate que antes no había grados en las FAL, antes me refiero de llegar al frente. Sólo había combatientes y jefes. Ahí en el frente se inicio esa cultura del grado, cuando llegaron los “esquimales” se les otorgó a todos ellos por sus estudios el grado de “capitán” y a los que habían estudiado en Cuba, que era mi caso, recibimos el grado de “sargento.”

Las otras organizaciones nos bromeaban que no teníamos ni tropa para tanta oficialidad. Aunque hoy que me acuerdo hubo un esquimal que fue sargento. Ya cayó, me refiero a Adán, cayó en el kilometro 21 de la troncal del Norte. Dejó un hijo en Rusia. Mi primer grado fue el de cabo. Me acuerdo que Tito como político era capitán también, llegó de San Vicente. No existía la plantilla y después corrigieron. Por ejemplo, Erik el Quemado no tenía grado.

En Guazapa el frente era diferente que en Chalate. En Chalate era tranquilo. Aquí había más movimiento, se operaba diariamente. Para esta hora, alrededor de las cuatro, bajaban las escuadras para regresar a la madrugada, fue el frente más movido, mirá, fue heroico ese cerro, curtido con ganas de vencer…hay mucha historia enterrada en sus vaguadas.

No fuí de la BRAC ni de las Fuerzas Especiales. Integraba la Columna Jacobo Campos Valle, dirigente sindical comunista asesinado. Su hermano estaba en Guazapa. Nos basificamos en Guazapa junto con las Fuerzas Especiales. En el 85 el responsable de la Unidad de Expansión era René Armando. Y se actuaba sobre la zona de San Laureano, el Cortés, Plan del Pino, ya cerca de San Sebastián, Ciudad Delgado. La misión era ir abriendo corredores.

En noviembre del 85 fuimos capturados en San Laureano junto con Alex
(Carlos Alberto). Nos topamos con el ejército que ya empezaba a patrullar la zona porque tenía noticias que nosotros nos paseábamos por ahí, y nos sorprendieron, nos emboscaron.

Nos enviaron a Mariona. Estuve dos años. Me integre al COPPES. En esa época el responsable de este trabajo era Martín. Y entre los huéspedes de este famoso hotel se encontraban René Armando, El Fuga, El Chispita (Carlos) Alex, Emilio (El Prautico), originario de Las Vueltas en Chalate y el papá de Misael; el Viejo Ricardo Erazo, sindicalista de CEL y originario de Sonsonate, conocido como El Cumpa y que cae en el Volcán, y que salió con la primera fuga.

Formo parte de las Comisiones de Celda, que atendían políticamente a todos los miembros de la celda, además del abastecimiento logístico, alimentos, lo material y captar y resolver cualquier problemática. En una de esas llega el Socorro Jurídico del Arzobispado y asumen mi defensa. En agosto del 87 recibo mi carta de libertad.

Al salir Julio Castro (el Viejo Hilario) de Santa Ana, era el responsable político. Al salir de la cárcel me entero que mi compañera Yamileth, que deje preñada en el cerro, era madre ya y puedo conocer a mi hijo Gonzalo, a los 15 días de nacido. Hoy tiene ya 27 años. Me recomiendan enviar a Yamileth para Usulután, porque ella allá tiene familia. Pero decido no hacerlo por el peligro de la represión y nos quedamos en San Salvador.

Empezamos a activar junto con la UNTS. Ingresamos a CODYDES. Y la Iglesia Luterana nos ayudaba. En 1988 me vuelven a capturar. La Policía de Hacienda me dio seguimiento. Y me interrogaron sobre mis vínculos con el PCS y la UNTS. Dijeron que ya me conocían. Hasta me sacaron en una campaña publicitaria llamada ¡Que no te enganchen! Me pusieron “Sargento Emiliano baja del cerro”. Ya me conocían, y nos tenían ubicados, después de mi captura mataron a cinco compañeros de la zona.

Al mes salí. El Guardión me fue a traer. Edito me dio refugio en la FUSS que quedaba en el Edificio Marenco. Y me tocó buscar a Julio Salinas de nuevo para orientarme. Esta vez me envió para México, semanas antes de la Ofensiva. En el 91 estuve en Cuba, ahí vi al Viga, Carlos Castaneda, que hoy es viceministro. Me aconsejo que todavía no regresara.

Lo hice después de los Acuerdos de Paz para desmovilizarme en la Ciudadela Guillermo Ungo, junto con mis compañeros. Pude terminar la guerra. Y tuve el orgullo en 1994 de haber sido activista en la campaña de Schafik para Alcalde de San Salvador. Y hasta aquí dejémosla. Seguimos en otra ocasión.-

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