Derrota y marginación de Vanguardia Popular 1948

Derrota y marginación de Vanguardia Popular
1948 Tras la guerra civil, durante años, los comunistas fueron excluidos de la legalidad
Gerardo Contreras Álvarez | gcontre25@gmail.com
En mayo de 1948, la Penitenciaría de San José podía confundirse con un local del Partido Vanguardia Popular (VP): apenas terminada la guerra civil, muchos de sus dirigentes y militantes fueron apresados por los triunfadores de esa contienda.
Ya antes de la guerra, el ambiente era muy tenso. Seguidores y opositores del gobierno de Teodoro Picado habían apelado a la violencia. Vanguardia denunció entonces el asesinato de militantes como Rubén Cabezas (en Turrialba) y Herminio Alfaro (en Barva). Una bomba había destrozado el auto de Manuel Mora Valverde (jefe de VP) y otra fue colocada en su casa.
Antes del conflicto, los partidos Republicano Nacional y Vanguardia Popular (VP, comunistas) formaban la mayoría del Congreso, y, el 8 de marzo, habían anulado las elecciones de febrero. Por esto, el país entró en una profunda crisis política, que llevó, el 12 de marzo, a una guerra civil para la que se habían preparado los seguidores de José Figueres Ferrer.
La contienda duró cuatro semanas y finalizó gracias a la mediación de legaciones diplomáticas, y también debido a un acuerdo verbal de José Figueres con Manuel Mora, el 18 de abril, conocido como el “Pacto de Ochomogo”.
Entonces, ante Mora, Carlos Luis Fallas y Benjamín Núñez, Figueres se comprometió a mantener las reformas sociales logradas durante las administraciones de Rafael Ángel Calderón Guardia y Teodoro Picado. Asimismo, Figueres prometió respetar la existencia de VP y de la Confederación de Trabajadores de Costa Rica.
Sin embargo, luego de la renuncia de Picado y tras la rendición de las fuerzas oficialistas, el nuevo gobierno, de Figueres (la Junta Fundadora de la Segunda República), comenzó a reprimir a sus antiguos adversarios, especialmente a los de Vanguardia Popular.
Cárcel y exilio. La acción contra VP empezó de manera inmediata, una vez que las fuerzas del Ejército de Liberación Nacional entraron en la ciudad de San José. Algunos hechos confirman este aserto.
La guerra había concluido el 19 de abril de 1948, y, el 1° de mayo, más de mil comunistas y algunos calderonistas ya estaban presos en la Penitenciaria Central.
El 17 de julio de 1948, la Junta emitió el decreto-ley 105, que puso fuera de ley a VP y a la Confederación de Trabajadores.
El 19 de abril de 1983, en entrevista que Figueres concedió al autor de este artículo, manifestó: “El Partido Vanguardia Popular, el partido de los comunistas de aquel tiempo, se proscribió complaciendo a una fuerte corriente de la opinión pública”.
Luego añadió: “La opinión pública estaba enfurecida contra el Partido Comunista, que fue el que se puso fuera de ley”. “En cambio, poner fuera de ley al Partido Republicano Nacional hubiera sonado a venganza pues este era un partido democrático”, agregó.

Varios dirigentes y militantes debieron acogerse al exilio, entre ellos Manuel Mora, Carmen Lyra, Fernando Chaves Molina, Fernando Cerdas, Alicia Albertazzi y Eduardo Mora.
Asimismo, gracias a la intervención del arzobispo Víctor Manuel Sanabria y Martínez, algunos dirigentes de VP se salvaron de ser asesinados en la Penitenciaría.
A la vez, no se permitió a los comunistas inscribirse, esta vez como Partido Nacional Democrático, para las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, celebradas en diciembre de 1948.

Se crearon los Tribunales de Sanciones Especiales contra personajes del anterior gobierno y sus aliados. Estos tribunales se extralimitaron y suscitaron críticas. Por ejemplo, un juez, Celso Gamboa Rodríguez, renunció a su cargo e intervino en las elecciones constituyentes con el Partido Constitucionalista, que obtuvo seis diputados a la Asamblea Constituyente.

En ese ambiente de rechazo y marginación, se produjeron atentados, como el asesinato cometido en diciembre de 1948 en el Codo del Diablo (Siquirres, Limón) contra los dirigentes vanguardistas Federico Picado, Tobías Vaglio, Lucio Ibarra y Octavio Sáenz.
Presiones. ¿Por qué incumplió Figueres su promesa de respetar a VP y a la Confederación de Trabajadores? Nunca hubo una explicación detallada y formal de Figueres sobre su cambio de actitud; sin embargo, pueden formularse algunas hipótesis.

La primera es que Figueres expresó promesas como una forma de acelerar su triunfo en la guerra y sin intención de cumplirlas. De ser así, habría influido una cuestión ideológica: la idea de que VP no era un partido democrático.

Otra hipótesis es que Figueres quiso cumplirlas, pero sin convicción, y que, ante presiones, se consideró autorizado a faltar a su palabra. En tal caso, esas presiones pudieron ser de dos orígenes: interno y externo.
Internamente, estaba fresca la acritud de la lucha política previa a la guerra. Los comunistas habían protagonizado choques violentos con los opositores, y estos guardaron una especial inquina contra los militantes de VP. Luego de la guerra, las represalias fueron fáciles.
Dentro del Ejército de Liberación Nacional había personas profundamente anticomunistas. Algunas, de origen alemán, no perdonaban a VP que hubiesen sido deportadas a campos de concentración en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Externamente, había comenzado la Guerra Fría entre los Estados Unidos y sus aliados, y la Unión Soviética. Los sucesivos gobiernos de Washington procuraron entonces eliminar la influencia de los partidos comunistas en todo el mundo.
Así, hacia el fin de la guerra civil, el embajador de los EE. UU., Nathaniel Davies, dialogó con el presidente Picado y le pidió que renunciara pues (opinó) el triunfo de José Figueres era inevitable. Luego, en su carta de renuncia, Picado expresó: “Fuerzas incontrastables me han hecho saber que tengo la guerra civil perdida”.
En un sentido similar escribió el historiador Ricardo Fernández Guardia: “Se disponía el Gobierno a resistir en sus cuarteles de San José, cuando fue informado que, en la zona del Canal de Panamá, se aprestaba una fuerza del ejército americano a ser transportada al aeropuerto La Sabana para poner fin a las hostilidades ya que se tildaba de comunistas al numeroso grupo de combatientes militantes del Vanguardia Popular” ( Cartilla histórica de Costa Rica . San José, Editorial Lehmann, 1976. Pág. 163).
La derrota militar de los comunistas ofreció una oportunidad ideal para que –de ser posible– fuesen además ilegalizados.
Rechazos. Durante años, las condiciones legales fueron adversas a los comunistas. Así, para las elecciones nacionales de 1953, no se permitió su inscripción, pedida bajo el nombre de Partido Progresista Independiente.
De igual forma sucedió con el proyecto comunista de 1957, el Partido Socialista, encabezado por el escritor Fabián Dobles.
También fue proscrito el Partido Acción Popular Socialista en 1965. Similar fue el caso, en 1969, del Bloque de Obreros, Campesinos e Intelectuales.
A todos esos proyectos se les aplicó el decreto-ley 105, de 1948. Asimismo, se les impuso una parte del artículo 98 de la Constitución, que atañe a los partidos: “Su creación y el ejercicio de su actividad serán libres dentro del respeto a la Constitución y la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.
Solamente a mediados de los años 70 se normalizó la situación legal del Vanguardia Popular (y de otros grupos de izquierda), pero nunca logró recuperar la influencia política que había conseguido antes de la guerra civil de 1948.
EL AUTOR ES HISTORIADOR, PROFESOR DE LA UCR EN LA ESCUELA DE ESTUDIOS GENERALES Y EN LA SEDE DEL ATLÁNTICO.

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